Hace poco más de un año, Rafa Nadal colgaba la raqueta de forma definitiva. "No he sido capaz de jugar sin limitaciones. Es una decisión difícil, que me ha llevado tiempo tomarla. En esta vida todo tiene un principio y un final. Y es el momento adecuado. Ha sido una carrera mucho más exitosa de lo que jamás me hubiera podido imaginar", dijo entonces. El 14 veces campeón del Roland Garros abandonó un deporte que había narrado su vida: sus altos, sus bajos y su razón de ser. Poco más de un año después de su retirada, el deportista ha hablado en Universo Valdano sobre su marcha de la tierra batida, abriéndose en canal sobre cómo ha sido sus primeros 365 días alejado de la pista. El pasado miércoles se cumplió un año exacto de la retirada definitiva de Rafa Nadal de la competición oficial. Un final, en cierto modo triste, ya que sucedió con la eliminación de España en Copa Davis a manos de Países Bajos.
"A mí me gustaba lo que hacía, he de decir. Yo no me retiré por estar cansado de lo que estaba haciendo ni por estar, de alguna manera ya, sin la motivación necesaria", ha asegurado el extenista a Jorge Valdano en el avance compartido tras su paso por el programa que conduce el exftubolista. "Me retiré porque el cuerpo, pues no me daba para más. Pero yo seguía siendo feliz haciendo lo que hacía y, de alguna manera, yo tuve una operación que me dijeron que había opciones de recuperarme completamente de ello. Y tenía que darme un tiempo prudencial para saberlo, al menos, ¿no?", ha añadido Nadal en la sincera entrevista.
Tras 22 años jugando en la élite mundial del tenis, Nadal sintió que su cuerpo ya no respondía. "Yo creo que los sacrificios son cuando uno hace cosas que realmente no quiere hacer. En ese sentido, yo no he hecho grandes sacrificios. Yo he hecho grandes esfuerzos. Pero sacrificios, pocos. Porque yo he disfrutado de lo que he hecho. Lo que he hecho lo he hecho porque he querido. Y realmente yo no he sentido que me haya perdido prácticamente nada en esta vida", ha confesado.
El homenaje en Roland Garros
La pista Philippe Chatrier fue testigo de cómo Rafa Nadal se convertía en el rey de la tierra batida y, el pasado mes de mayo, también fue el telón de fondo de una noche para el recuerdo: el homenaje que Roland Garros le hizo al manacorí. El tenista descubrió la placa con su nombre y su huella, colocada sobre la arcilla del terreno de juego, ese en el que ha levantado 14 títulos. Al acto no faltaron sus eternos rivales y amigos, Andy Murray, Roger Federer y Novak Djokovic, con los que ha protagonizado partidos memorables durante más de dos décadas. Entre lágrimas y con la voz quebrada por la emoción, el extenista dio un discurso en el que daba las gracias a todos los que han hecho posible que llegue lejos, desde su equipo a su familia, su apoyo incondicional. Fue, ante todo, uno de los días más importantes de su carrera. Su emoción lo decía todo.
Rafa Nadal se marchó del tenis con 22 títulos Grand Slam bajo el brazo y el cariño hacia sus rivales, pero también compañeros, con los que se cruzó en el camino. "Me siento superafortunado por todas las cosas que he podido vivir. Quiero agradecer a toda la industria del tenis, todas las personas que engloban en este deporte, mis compañeros durante tantos años, especialmente a mis grandes rivales. He pasado muchísimas horas con ellos y he vivido muchos momentos que voy a recordar por el resto de mi vida", explicó entonces, que se lleva de su carrera a íntimos amigos de las pistas.
Un año muy familiar
Los primeros 365 días alejado de la pista de tenis han sido, para Rafa Nadal, un calendario repleto de eventos culturales y familiares, además de una ocasión de oro para probar nuevas actividades que nunca pudo testar a causa de su exigente calendario. En este primer año tras su despedida de la pista, el mallorquín ha sido investido doctor honoris causa en el majestuoso Paraninfo de la Universidad de Salamanca. “Es un honor ser el primer deportista en recibir esta distinción”, dijo entonces. Un nuevo título que ensalzó los valores que ha encarnado durante toda su carrera, tales como "la disciplina, el trabajo en equipo, la humildad, la sencillez, la perseverancia, el espíritu de superación y el compromiso con la excelencia".
Además de lo anterior, el extenista también recibió su primer título nobiliario de la mano de Felipe VI: el de Marqués de Llevant de Mallorca, que es de carácter hereditario y, por tanto, pasará a sus próximas generaciones. "Sus respectivas trayectorias son exponentes de la excelencia, ya sea al servicio de la Corona o en el ámbito del pensamiento, la cultura, la ciencia, las artes y el deporte". También ha habido tiempo para el ocio y para ampliar la familia: viajó a Japón junto a su familia, dio la bienvenida a su segundo hijo junto a su mujer, Mery Perelló, un pequeño a quien llamaron Miquel, comenzó a jugar al golf y, además, dio el salto a la conocida como 'Fórmula 1 del mar', la E1 Series, en la que tiene su propio equipo. Sin duda, han sido doce meses repletos de cambios para una de las grandes leyendas del deporte español.










