Carme Chaparro se sincera como nunca antes lo había hecho hasta ahora. La presentadora de televisión ha hablado de la depresión que ha sufrido y que le ha apartado del trabajo mientras lidia con otra enfermedad, a la que todavía ha preferido no poner nombre. La periodista, de 52 años, ha reunido todas sus fuerzas para presentar Venganza, una novela negra que aborda los entresijos de una profesión complicada como es la televisión por la presión por las audiencias y la imagen. Tenía previsto lanzar este libro en el mes de marzo, pero la enfermedad le obligó a posponerlo hasta ahora.
"Tuve que cogerme la baja cuando ya mis médicos me dijeron que parase porque me iba a morir. He estado en un pozo muchos meses", reveló entonces en la revista Lecturas. Ahora parece que ha recuperado el ánimo y la ilusión mientras presenta su nueva novela. "Verme en casa, enferma, muy medicada, sin hacer el trabajo que me gusta, me hizo caer en un pozo muy oscuro, un lugar en el que yo no recordaba haber estado nunca y del que gracias a Dios he salido. Bueno, no a Dios, porque yo no creo. Más bien gracias a una amiga que llamó a un psiquiatra", confiesa en su última entrevista al diario El País.
Chaparro da las gracias a su marido, el reportero gráfico Bernabé Domínguez, por haberse ocupado de todo, de su casa, de sus dos hijas -Laia, de 14 años, y Emma, de 12-, de sacar a pasear al perro mientras ella trataba de salir de una profunda depresión y de superar una enfermedad que hace apenas unos días la trasladó de nuevo al hospital. No quiso revelar el motivo de su ingreso, pero aprovechó la ocasión para desmentir las informaciones publicadas sobre su estado de salud: "He vuelto a ver publicado que es el síndrome de Ménière, pero no lo es. Quiero contarlo bien", señalaba la escritora de No soy un monstruo, que años atrás desveló que padecía tinnitus, un pitido constante en los oídos, y una enfermedad rara en la piel.
La presentadora de Informativos Telecinco contó recientemente que tendrá que pasar por quirófano y que está recibiendo ayuda psicológica: "La operación no será fácil. He tenido un psiquiatra y una psicóloga maravillosas", quiso destacar sobre esta intervención que podría mejorar su calidad de vida. A este bache de salud se suma la reciente muerte de su padre, que fue para ella un duro golpe, tal y como dejó entrever en un mensaje descorazonador: "Y entonces es cuando te das cuenta de la mierda de tiempo que has perdido en las cosas que no son lo que de verdad importan. Solo puedo llorar. ¿Cuándo se va este dolor?", reveló en el mes de mayo.
Cinco meses después, afortunadamente, ve la vida con otros ojos. "Cuando dejé de trabajar, me hundí mucho, estuve en un pozo y una amiga mía llamó a un psiquiatra y me buscó una psicóloga, que me han ayudado a ver la vida de otra manera", señala en una de sus últimas entrevistas en Los 40 en la que habla abiertamente sobre su salud mental. "Todavía no estoy curada, pero ya veo la vida de una manera distinta. Hay que sufrir por las cosas realmente importantes. Por lo demás, hay que preocuparse, pero no sufrir".







