Un año después de la partida de Mayra Gómez Kemp, el recuerdo de su voz y su risa sigue tan vivo como siempre. Desde Buenos Aires, su hijastra Roxana Berco y su nieta María le han rendido un homenaje profundamente conmovedor: dos cartas llenas de amor, gratitud y memoria.
En ellas, ambas mujeres reviven momentos íntimos, anécdotas familiares y la energía luminosa de una artista irrepetible. Entre recuerdos de canciones, viajes y tardes de churros con chocolate, Mayra vuelve a estar presente: alegre, cercana y eterna.
Buenos Aires 5 de octubre del 2025
Mayoya, Mayrita querida:
Extraño llamarte todas las mañanas y escuchar los suspiros, la preocupación y las risas que el mundo te despertaba.
¡Cuánta vida entramada entre las dos! Tan llena de canciones y de platos favoritos, de consejos y rescates, de confidencias agarradas de la mano, cuánto tren, cuánto auto, cuánta España recorrida, cuánta paciencia en los malos momentos, cuánta fe en las recuperaciones, cuantas bendiciones silenciosas nos hemos enviado en agradecimiento por la existencia de la otra.
Miro la foto en la que papá y vos están abrazados, muy jóvenes, bellos y enamorados mirando a cámara con la vida por delante. En esa época yo los visitaba en vacaciones y ustedes me dejaban dormir una cantidad de horas inusitadas, alegando que “eso es lo que necesita una adolescente” y cuando llegaba el mediodía se paraban, tomados de la mano, al lado de mi cama, cantando a dos voces “Las mañanitas” para despertarme. Grandes momentos.
Quiero agradecerte una vez más cómo cuidaste a mi padre. La convicción que tuviste cuando tuvo esa depresión. La fe que le pusiste. Hiciste bien. Porque creo que te tocó un ser hermoso para compartir la vida. Bello, culto, amplio. Escuchaba como nadie y tenía un respeto y un interés profundo por las mujeres, los niños y por todos.
Se tuvieron muchísima paciencia también, porque los dos creían que nunca se equivocaban y se lo decían el uno al otro y era muy divertido verlos discutir y amigarse.
Que no estén ahora es incomprensibles. ¿Dónde están? ¿Están juntos? Viven en mí y en otros. Una extraña forma de vida, pero la energía de ustedes se siente muy presente. Es tan triste y tan bello recordarlos. Parece injusto, un error, un acertijo, una interrupción, un cachetazo.
Pero también es una caricia que hayas pasado por mi vida y dejado tu risa cantarina. Por eso, mi querida, no me despido porque aquí estás. Roxana
La carta de su nieta, María: "Te quiero así, en tiempo presente"
Abuela:
Siempre que os eché de menos a vos y al abuelo Alberto tuve el deseo de cruzar este océano nadando. Y hoy lo mismo.
A pesar de todo este dolor, es hermoso que hoy seas conmemorada por tantas personas que te quieren y que van a recordarte siempre haciendo lo que más amabas, ese arte al que consagraste tu vida entera.
Una parte de vos se ha ido, y otra va a vivir ahora en cada uno de nosotros. Y en mí va a vivir por siempre mi Abu Mayra.
La de nuestras tradicionales tardes de churros con chocolate, las dos solas por Plaza Mayor.
La que tenía un refrán para cada situación. La que me cocinaba todos los caprichos.
La de la risa contagiosa.
La que siempre hacía chistes.
La que, de pequeña, me animaba a hacer las cosas que me daban miedo. La apasionada.
La que amó y estuvo siempre junto a mi abuelo. Así voy a recordarte toda mi vida.
Qué fortuna haberte tenido.
Te quiero, te quiero así, en tiempo presente. De la misma manera en que te quise siempre.
Porque, como dijo cierto poeta andaluz, “cuando las cosas llegan a los centros, no hay quien las arranque”.
Hasta siempre, Abu Mayra. Te ama, tu nieta María.