Parece que lo hemos conseguido. Mira lo lejos que hemos llegado, cariño. Puede que hayamos tomado el camino más largo, pero sabíamos que algún día llegaríamos", canta Shania Twain en You’re Still The One, uno de los temas que ponen banda sonora a la historia de amor de Bárbara Mirjan y Cayetano Martínez de Irujo. "Decían: 'Apuesto a que nunca lo conseguirán'. Pero míranos, seguimos adelante. Seguimos juntos, seguimos fuertes", continúa este éxito de 1997.
Estas estrofas resumen perfectamente lo que ambos sintieron, este sábado 4 de octubre, en la iglesia del Cristo de los Gitanos, de Sevilla, donde contrajeron matrimonio tras nueve años de relación. Se conocieron en verano de 2016, "en el Marbella Club", tal y como nos revela un amigo de la pareja. "Fue en una fiesta organizada por Hubertus de Hohenlohe y Julián (Porras-Figueroa), el marido de Olivia de Borbón", nos añade la misma fuente.
Se puede decir que lo del duque de Arjona y su ya mujer fue un flechazo de manual, y eso que, como dice la canción de Shania Twain, muchos no confiaban en que tuviera futuro. Entonces, ella tenía 20 años —él, 52— y se preparaba para empezar sus estudios universitarios en Londres.
Cayetano eligió el uniforme de maestrante de la Caballería de Sevilla, como es tradición en grandes celebraciones de la Casa de Alba
Pero no se interpusieron ni la diferencia de edad ni la continua distancia que marcarían esos primeros años de noviazgo —Bárbara también hizo un curso de Erasmus en Marsella (Francia) y, finalizada la carrera, se instaló en Madrid, mientras que Cayetano se mudaba a Las Arroyuelas en plena pandemia—.
Igual de difíciles fueron los problemas de salud del jinete, que le obligaron a pasar por el quirófano en repetidas ocasiones —hasta once desde 2014 por obstrucciones intestinales—. Pero ambos siempre estuvieron seguros de sus sentimientos, de que estaban hechos el uno para el otro, y así lo quisieron mostrar a los 260 familiares y amigos que reunieron este sábado en la capital andaluza.
Bárbara, con su vestido de Navascués, en crepé de seda, rindió homenaje a la duquesa de Alba, madre del novio; a la casa nobiliaria, y a su fe y devoción por el Cristo de los Gitanos
Y este es el motivo por el que ceden su álbum de boda a ¡HOLA!, de forma desinteresada, como un gesto más de la estrecha amistad que une a la familia con la revista desde hace generaciones.
Un arranque con imprevisto
Hay que reconocer que el sábado 4 no empezó demasiado bien. La ceremonia religiosa estaba prevista que arrancara a las 13:30 horas, en la iglesia del Cristo de los Gitanos —así se conoce popularmente al Santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Santa María de las Angustias Coronada—, que es donde reposan parte de las cenizas de la inolvidable Cayetana de Alba —madre del novio—. Sin embargo, la celebración de otras dos bodas en el mismo templo religioso provocó un retraso en la de Cayetano y Bárbara.
Quizás, eso le provocara una inquietud añadida al duque de Arjona, que llegó a la cita con su hija, Amina, visiblemente nerviosa al ejercer de madrina de su padre. Pero, nada más bajar del coche, las decenas de espontáneos y curiosos sevillanos que se agolpaban en las proximidades del santuario le mostraron su cariño al novio, como siempre hicieron con Cayetana de Alba, y este no tardó en esbozar una sonrisa.
Completamente recuperado de la operación de espalda a la que se sometió a mediados de septiembre —por una hernia discal—, Cayetano volvió a lucir el uniforme de maestrante de la Maestranza de Caballería de Sevilla, compuesto por una casaca roja, casco con penacho de plumas blancas y un sable del que se despojó justo antes de entrar a la iglesia.
Es el mismo atuendo que los hombres de la Casa de Alba suelen llevar en los grandes acontecimientos familiares. Antes, en 1998, lo lució cuando ejerció de padrino en el enlace de su hermana, Eugenia, con Francisco Rivera.
Uno de los momentos más simpáticos ocurrió cuando el padre Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, que ofició la boda, le dijo al novio: "Tú, con tus cosas, con todo lo que tú montas…", despertando las risas de los invitados
También lo vistió Carlos Fitz-James Stuart, actual duque de Alba, cuando se casó con Matilde Solís; al igual que su primogénito, duque de Huéscar, en su "sí, quiero" con Sofía Palazuelo, o su otro hijo, Carlos, en su boda con Belén Corsini.
La divertida llegada de un hermano de Cayetano
El primero de los invitados en personarse a la boda de Cayetano y Bárbara fue Alfonso Martínez de Irujo, el segundo de los seis hijos de Cayetana de Alba.
La llegada del duque de Híjar protagonizó una de las anécdotas de la jornada: no era consciente del retraso de la ceremonia de su hermano y entró en el templo cuando todavía se estaba oficiando la anterior. Su hermano Carlos Fitz-James acudía directo de Las Dueñas, el palacio de los Alba en Sevilla, y lo hizo junto a su hijo mayor, Fernando, y Sofía Palazuelo, pero sin su hijo Carlos y Belén Corsini.
De Haendel y su Benedicta Vobis a la Salve rociera, el Himno de España o bandas sonoras de películas, fueron algunos de los temas que sonaron durante la ceremonia
Cabe recordar que todos ellos se reunieron un días antes —el viernes 3— en un doble bautizo, acontecido en el madrileño palacio de Liria: el de los pequeños Fernando y Fadrique, el menor de los tres hijos de los duques de Huéscar y el segundo de los condes de Osorno, respectivamente. ¡HOLA! ha podido saber el motivo de la ausencia de estos últimos al gran día de Cayetano: Carlos Fitz-James era testigo en la boda de uno de sus mejores amigos, que se celebró ese mismo día en Cantabria.
Bajo el pecho, en hilos de seda, Bárbara llevaba un bordado que recordaba la saya que lució la Virgen de las Angustias la pasada Semana Santa
Ya antes de empezar la misa, se sucedieron momentos de gran emoción. El más destacado, el sentido abrazo que el novio le dio a su hermano mayor, el duque de Alba, en su encuentro en las puertas de la iglesia. De esta forma, ambos dejaban claro el cariño que se profesan, pese a las diferencias que hayan podido tener en los últimos años.
También Fernando Martínez de Irujo, marqués de San Vicente del Barco, se mostraba muy optimista al ser preguntado por su estado de salud: "Estoy mucho mejor", declaró a su llegada, que protagonizó junto a su hermana, Eugenia Martínez de Irujo; Narcís Rebollo, y Tana Rivera. Todos ellos se prepararon en Las Dueñas, al igual que el duque de Alba y los duques de Huéscar.
Ya unidos en matrimonio, Bárbara y Cayetano se acercaron al monumento dedicado a la duquesa de Alba, en el interior de la iglesia, donde reposan parte de sus cenizas, y la novia depositó su ramo
El único de los cinco hermanos de Cayetano que no acudió al enlace fue Jacobo Martínez de Irujo, conde de Siruela, quien ya había declinado la invitación, tal y como se lo comunicó a los novios hace meses por correo electrónico.
Por el contrario, quien sí lo hizo fue su hijo, el galerista Jacobo Fitz-James Fernández de Castro, con su mujer, Asela Pérez Becerril. Allí, se encontró con su primo Luis Martínez de Irujo, el otro mellizo que tuvo el duque de Arjona con Genoveva Casanova. Este no entró al templo junto a su novia, sino con el exboxeador Manel Berdonce, gran amigo de Cayetano —entrenan juntos— y testigo en la ceremonia religiosa.
Más invitados
Una de las llegadas más esperadas por los vecinos y curiosos fue la de Alfonso Diez. Como ya había confirmado ¡HOLA! en estas mismas páginas, el viudo de Cayetana de Alba ya comunicó su asistencia a la boda, constatando una vez más la buena relación que mantiene con la familia, una década después del fallecimiento de la icónica duquesa.
La novia había incorporado otro detalle en su puño derecho para recordar a la madre de su marido: un bordado del manto de la Virgen de las Angustias, para que Cayetano lo viera al ponerle la alianza
También se cumplieron otras presencias ya adelantadas por nuestra revista, como las de Bertín Osborne, Susanna Griso, Emilio Butragueño y el matrimonio formado por Carmen Tello y Curro Romero. El extorero, de 91 años, hizo un gran esfuerzo para estar en la cita, puesto que hacía poco más de una semana que tuvo que ser hospitalizado por neumonía.
Entre los 260 invitados, tampoco podían faltar los responsables de esta historia de amor: Hubertus de Hohenlohe, que fue con su pareja, Simona Gandolfi, y el matrimonio formado por Olivia de Borbón y Julián Porras-Figueroa. De la misma forma, acudieron Jaime Martínez-Bordiú, Paloma Segrelles y el empresario inmobiliario Miguel Ángel Gil Marín, hijo de Jesús Gil, el que fuera presidente del Atlético de Madrid.
La víspera de la boda, los duques de Huéscar celebraron el bautizo de su tercer hijo, Fernando, en el palacio de Liria
Cabe señalar que hubo dos invitadas que acapararon cierta atención al presentarse con sus nuevos novios: Carmen Lomana, con Antonio Gutiérrez-Marcet, última pareja de la recordada Marta Chávarri, y la expolítica Begoña Villacís, con el ingeniero y músico Juan Cañada García. La modelo e influencer Katia Gutiérrez-Colomer, que fue elegida entre los 50 nombres de la Gen ¡H!, acudió como gran amiga de Amina, hija del novio y madrina de la ceremonia.
Pasadas las dos de la tarde, Cayetano y su hija iniciaban su entrada a la iglesia mientras sonaba Aire de la Suite en Re, de Bach. Poco después, se produjo la llegada más esperada, la de la novia. Bárbara Mirjan apareció deslumbrante en un carruaje arrastrado por mulas llamado 'la Duquesita', propiedad de la Casa de Alba, y lo hizo junto a su padre, el empresario libanés Bachar Mirjan, que ejercía de padrino de su única hija. De esta forma, la novia desvelaba su gran secreto: su vestido nupcial de Navascués, firma en la que previamente confiaron Teresa Urquijo para su boda con José Luis Martínez-Almeida, y Belén Corsini, con el conde de Osorno.
Susanna Griso, Paloma Segrelles y Begoña Villacís fueron algunas de las invitadas que optaron por lucir llamativos sombreros que llenaron de elegancia y color la ceremonia
Los detalles del vestido
Fue el único que lució en toda la celebración, aunque tenía truco: se fue desmontando a lo largo del día, consiguiendo efectos completamente distintos según la ocasión. El traje nupcial estaba confeccionado en crepé de seda —con cortes en godet de organza, que no desveló hasta la fiesta posterior— y contaba con un fajín desmontable que acaparó inicialmente todo el protagonismo: estaba bordado en hilos de seda, que hacían referencia a la saya que engalanó a la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos durante la pasada Semana Santa.
Con este detalle, Bárbara rendía homenaje —uno de los primeros— a la madre de su ya marido. No hay que olvidar que Cayetana de Alba siempre profesó una profunda devoción a la virgen de la Hermandad de los Gitanos y que era camarera de honor de la Virgen de las Angustias.
De hecho, realizó importantes contribuciones económicas para la remodelación del edificio religioso. Además, Bárbara incorporó otro detalle para recordar a la duquesa de Alba: en su puño derecho, llevaba un bordado muy característico del manto de la Virgen de las Angustias, para que Cayetano lo viera cuando le pusiera la alianza.
"Estoy tremendamente feliz. Cayetano es el amor de mi vida", confesó Bárbara a ¡HOLA! tras su boda de ensueño
Sin embargo, para un día tan especial, Bárbara no lucía ninguna de las tiaras de la Casa de Alba, como tampoco ninguna otra pieza del joyero familiar. En su lugar, la novia se decantó por una pulsera de oro blanco y diamantes, montada en forma de diadema. Era una joya de la firma Grassy, al igual que los pendientes de inspiración art déco que le hizo Cayetano como regalo de bodas, además de una pulsera de diamantes prestada, como manda la tradición.
Otros elementos de su look nupcial fueron los zapatos —de diez centímetros de tacón—, que Isabel Abdo le confeccionó para la ocasión, y su ramo de novia, de inspiración silvestre, compuesto por esparragueras plumosas, colas de zorro, rosas de jardín blancas y anémonas empolvadas.
La entrada de la novia
Al bajar de la Duquesita, Bárbara desveló la cola de su vestido, de tres metros y medio de largo, confeccionada en organza, y el velo, en tul de seda natural, de cuatro metros. Y al son de La califa, la canción que compuso Ennio Morricone para la película de mismo nombre, que protagonizaron Romy Schneider y Uno Tognazzi, en 1970, Bárbara inició su entrada a la iglesia. Un camino en el que ella trataba de contener los nervios y que terminó al reunirse con Cayetano en el altar, momento en el que los dos se dieron un cariñoso beso.
Testigos de excepción, el duque de Alba y Alfonso Diez, que se encontraban sentados en el primer banco. Junto a ellos, Luis, hijo del novio, y sus tíos Alfonso, Eugenia y Fernando Martínez de Irujo. Estos últimos ejercieron también de testigos del duque de Arjona, al igual que su hijo, Emilio Butragueño, el deportista Manel Berdonce y Juan Riva, consejero delegado de la naviera Suardiaz.
Por parte de Bárbara, figuraban su madre, María Lourdes Aliende, que procede de una importante familia vasca; su abuela materna, María Teresa España; su gran amigo Benjamin Mazin, nieto del empresario Max Mazin; Luis Martínez de Irujo, su ya hijastro; Olivia Ramírez de Haro, sobrina del marido de Esperanza Aguirre; el relaciones públicas Jacob Bendahan, y Joaquín de Haro Fernández de Córdoba, quien hizo la primera lectura.
Las palabras del padre Ignacio
La ceremonia religiosa fue oficiada por el padre Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, el que fuera gran confidente de Cayetana de Alba y el encargado de celebrar todos los acontecimientos importantes de la familia —el último, el doble bautizo de los hijos de los duques de Huéscar y los condes de Osorno, dos días antes—.
"De entre todas las cosas que existen, la que más nos llena el corazón son el amor. Que no haya un cuarto oscuro en el corazón de Bárbara al que no pueda acceder Cayetano; que no haya ninguna esquina reservada en el corazón de Cayetano en el que no entre Bárbara", fue el inicio del párroco en su homilía.
El hijo del duque de Arjona también tomó la palabra, al igual que Tana Rivera y el duque de Huéscar, quienes recordaron a la familia y a los ausentes durante la celebración. Fueron instantes especialmente bonitos que emocionaron al novio y a su hermana, Eugenia. Sin embargo, el momento más simpático lo protagonizó el padre Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, cuando le dio un pequeño, pero divertido, tirón de orejas al duque de Arjona: "Tú con tus cosas, con todo lo que tú montas...".
La boda de Cayetano y Bárbara reunió a gran parte de los Alba, que protagonizaron una imagen de unidad que abre una nueva etapa en la familia
Estas palabras despertaron la risa de todos los asistentes. En rasgos generales, fue una ceremonia preciosa, en la que el grupo musical Entreángeles interpretó todo tipo de partituras: de Benedicta Vobis a La saeta, de Joan Manuel Serrat con textos de Machado, pasando por la Salve rociera y hasta el Himno de España o bandas sonoras de cine, como las que compuso Morricone para La misión y Cinema Paradiso.
Las impresiones de los invitados
Tras una ceremonia de poco más de media hora, Cayetano y Bárbara fueron declarados marido y mujer. "Ha sido muy bonita, rapidita. Bárbara estaba radiante y Amina, una monería también", declaraba Carmen Tello a las puertas de la iglesia, donde también recordó lo importante que era el lugar para la familia Alba: "Claro, estando las cenizas de Cayetana, que la ha nombrado el padre Ignacio… Nos hemos acordado mucho de ella".
Eugenia Martínez de Irujo tuvo, igualmente, muy presente a su madre en un momento tan importante para la familia: "Lo más emotivo ha sido cuando hemos recordado a los que no están", confesó la duquesa de Montoro. Lo mismo hizo el duque de Alba cuando comentaba lo emotiva que había sido la ceremonia. "¡Ya lo creo!", exclamó con espontaneidad a su salida.
Antes de abandonar la iglesia, Bárbara tuvo otro gesto con la madre de su ya marido. Acompañada de Cayetano, se acercó al monumento dedicado a la inolvidable aristócrata en el interior del templo y posó allí su ramo, provocando una gran emoción en el duque de Arjona.
Celebración en Las Arroyuelas
Nada más salir del santuario del Cristo de los Gitanos, los recién casados se subieron a la Duquesita y, desbordantes de felicidad, comenzaron un pequeño recorrido por las calles de Sevilla con el carruaje. A continuación, se dirigieron a Las Arroyuelas, la finca que Cayetano heredó de su madre, en el término municipal de Carmona, a cerca de media hora de la capital andaluza.
"Lo más emotivo ha sido cuando hemos recordado a los que no están", ha confesado la duquesa de Montoro
Allí, se reencontraron con sus familiares y amigos para luego disfrutar de la fiesta. Realizada por Verde Oliva, la decoración floral de la finca estaba inspirada en la flora y colores de la vega de la localidad sevillana.
Para ello, se utilizaron plantas y arbustos del propio entorno de la finca. Rocío Puch, amiga de Bárbara, ayudó a conseguir este entorno de ensueño.
Alrededor de las 17 horas, empezó el cóctel, servido por el catering Miguel Ángel: aguja de jamón con salsa de eneldo; bombonería de foie y turrón; pulpo a la gallega; canastita de vieira con salsa de rúcula; tempura de bogavante… entre otras viandas. Mientras tanto, Diego Ramos, imitador de Julio Iglesias, interpretaba los grandes éxitos del intérprete de Me va, me va.
Mientras, Eugenia Martínez de Irujo y Narcís Rebollo le entregaban un original regalo a los recién casados: una moto con sidecar de época, completamente remodelado, que tenía las iniciales de los novios y otra simpática inscripción en la carrocería: "Arjona Dukes" (duques de Arjona en inglés).
Eugenia Martínez de Irujo y Narcís Rebollo hicieron uno de los regalos más originales a los novios: una moto con sidecar de época, con la inscripción "Arjona Dukes"
A continuación, se produjo otro de los momentos más bonitos de toda la boda: con casi toda la familia Alba, en una de las estancias de la vivienda principal de la finca, y Cayetano charlando distendidamente con su hermanos Carlos Fitz-James y Eugenia Martínez de Irujo y con Alfonso Diez.
Al mismo tiempo, su hija, Amina, disfrutaba de la compañía de su prima Tana Rivera y Sofía Palazuelo, la mujer de su primo el duque de Huéscar. También vimos a Luis Martínez Irujo muy cariñoso con su novia, la británica Paige Harris, que, como el hijo de Cayetano, trabaja en la consultora J.P. Morgan en Inglaterra. Fue la primera aparición de la pareja ante toda la familia Alba.
Acto seguido, todos los asistentes tomaron asiento para degustar el menú: ensalada de bogavante, de primero; solomillo de ternera al horno, con salsa de foie y daditos de calabaza, como palto principal, y tarta árabe, como postre. Además, hubo otra gigantesca tarta nupcial, que Fernando Martínez de Irujo regaló a los recién casados, procedente de Marbella.
Paige Harris, la novia de Luis Martínez de Irujo —hijo de Cayetano—, hizo su primera aparición social en la boda. La consultora británica la disfrutó con Amina y Tana Rivera
El marqués de San Vicente del Barco también le obsequió a su hermano con un antiguo reloj, de gran valor sentimental. En ese instante, Benjamin Mazin, amigo de la infancia de la novia y nieto del empresario Max Mazin, realizó un bonito discurso que emocionó a Cayetano.
El novio le continuó la palabra: "Como me dijo un día Bárbara, solo hay dos momentos en los que reúnes a tu gente más querida: el día de tu boda y el día que te mueres. Así que me alegra mucho de que hoy estemos en este, porque el próximo no va a ser tan divertido", declaro el jinete, haciendo reír a sus invitados.