En pleno siglo XXI, la música no solo avanza, sino que viaja al pasado, recuperando sonidos y estéticas de los años 90 y 2000 que suenan en listas de éxitos en forma de novedad y homenaje. Aunque muchos de los artistas más escuchados apenas habían nacido entonces, figuras como Aitana y Quevedo rescatan melodías, ritmos y estilos de aquella época, adaptándolos a la actualidad.
La Generación Z, además, ha desarrollado una pasión por conocer y revivir canciones de esos años, explorando su música a través de las plataformas digitales y redes sociales como TikTok. Una conexión nostálgica que se convierte en una fuerza cultural capaz de unir generaciones y redefinir el consumo musical, creando un fenómeno viral.
El grupo de personas nacidas entre mediados de los 90 y principios de los 2010, vive inmersa en la era digital. Crecen consumiendo cultura fragmentada, en playlists virales y challenges de TikTok. Pero, ¿qué hace que los artistas referentes de la Gen Z recurran a estilos y ritmos del pasado? Para responder a todas estas cuestiones hablamos con Jesús Agomar, compositor y director graduado en Berklee College of Music y nominado en 2014 y 2023 a los HMMA de Hollywood, Los Ángeles.
Son muchos los artistas que triunfan entre jóvenes y se colocan en lo más alto de las listas, haciendo giras por todo el mundo y creando canciones que conectan con diferentes generaciones. Cantantes internacionales como Olivia Rodrigo, Dua Lipa o The Weeknd son claros ejemplos de cómo mirar al pasado puede generar éxitos modernos.
Si nos centramos en el panorama nacional, en el caso de Aitana, su conexión con el pasado se refleja en Alpha, álbum en el que incorpora bases electrónicas inspiradas en el eurodance de principios de los 2000, con ritmos rápidos, pulsos constantes y melodías repetitivas que transmiten energía.
Según el experto, “Aitana recupera esa estética, pero la transforma con una producción más pulida, menos saturada y con arreglos electrónicos minimalistas, bajos más potentes y un enfoque adaptado a las tendencias actuales”. “El resultado es un guiño inteligente que conecta con la memoria musical de los millennials y, al mismo tiempo, ofrece a la Generación Z un sonido reconocible y enérgico”, declara, idóneo para que se utilice en redes sociales como TikTok.
Por su parte, Quevedo en su último trabajo discográfico, el álbum Buenas noches, hace guiños a décadas pasadas, también a través de artistas al colaborar con Pitbull en Mr. Moondial. “Pitbull fue un icono global del reguetón comercial y del hip hop latino de mediados de los 2000, para los Gen Z es un personaje casi mítico que se reintroduce”, cuenta.
Además, en su álbum el artista incluye sonidos que reinterpreta y lo adapta al presente: “Mantiene la esencia de himno pop de los 2000, pero la rodea de una producción actual con 808s común del hip-hop o trap, subgraves potentes y texturas digitales propias de la música urbana. El resultado es un híbrido que juega con la nostalgia pero que al mismo tiempo suena fresco y contemporáneo para el público joven. Chapó por Quevedo”, afirma.
No hay que olvidar su tema conjunto Gran Vía, que fusiona el pop de los 2000 con una producción urbana actual. "La canción mantiene un tempo rápido de 160 BPM y progresiones armónicas simples, muy características de esa época. Aitana aporta melodías limpias y pegadizas, mientras Quevedo introduce un estilo más hablado y rítmico, recordando a los duetos pop-rap de los 2000. Al juntarlos, se crea un tema que evoca la nostalgia de esos años, pero con un sonido fresco y actual que engancha a nuevas generaciones”.
El experto señala que muchos éxitos de los 2000, como los de Britney Spears, usaban melodías simples, ritmos constantes y progresiones armónicas predecibles, diseñadas para generar placer auditivo inmediato. Este patrón activa el sistema de recompensa del cerebro, creando una sensación familiar. En plataformas como TikTok o reels de Instagram, donde los clips duran solo segundos, basta un estribillo reconocible para enganchar al oyente y convertir la canción en viral.
"En plataformas como TikTok, donde los clips duran solo segundos, basta un estribillo reconocible para enganchar al oyente y convertir la canción en viral"
Ahora bien, ¿es esto una moda pasajera o una tendencia que marcará el futuro musical? El especialista responde con certeza: “No es una moda pasajera, aunque evolucionará como lo ha hecho la música durante décadas… ya no hablamos de un simple revival, sino de una reinterpretación estructural”.
Su pronóstico es claro: “La raíz retro seguirá presente durante varios años”. Los jóvenes seguirán reviviendo a través de vídeos y momentos compartidos canciones del pasado, a la vez que consumiendo nuevos temas que les recuerdan estos ritmos. “La Gen Z no vivió esos años, pero los reinterpreta como propios gracias a las redes”, y esa apropiación cultural explica por qué los hits de ayer vuelven a sonar como himnos de hoy.