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Es Tendencia

Laura Sánchez recuerda sus inicios como modelo: "He estado en busca y captura porque mi madre no me localizaba"


Nos cuenta en qué momento vital se encuentra y reflexiona sobre el paso del tiempo: "Creo que la gente se mira al espejo mientras va creciendo y se va queriendo"


 Laura, que compagina su faceta de modelo con las de actriz y de diseñadora, al frente de la pasarela We Love Flamenco, posa en la imagen con vestido de Vicolo y joyas de Rabat© Valero Rioja
Antonio DiéguezRedactor jefe ¡HOLA!
11 de septiembre de 2025 - 21:14 CEST

Nació en Alemania como una de esas cosas del azar, porque Laura Sánchez llegó al mundo cuando su padre trabajaba en el aeropuerto de Frankfurt, pero su familia se volvió a Huelva cuando ella tenía tres meses. No es la única casualidad en su vida, ya que se convirtió en modelo sin saber que, poco tiempo desees, estaría desfilando en Milán o París.

 Laura, que compagina su faceta de modelo con las de actriz y de diseñadora, al frente de la pasarela We Love Flamenco, posa en la imagen con vestido de Vicolo y joyas de Rabat© Valero Rioja
Laura compagina su faceta de modelo con las de actriz y de diseñadora

Ahora que tiene 44 años, Laura repasa su carrera con ¡HOLA!, comparte anécdotas de aquella vida “felizmente inconsciente” y nos confiesa por qué le molesta tanto la palabra edadismo. Lo hace desde la serenidad y la estabilidad que ha encontrado en el plano personal: acaba de cumplir un año con el toreo Manuel escribano y su hija Naia, de 19 años recién cumplidos, estudia en Estados Unidos mientras se abre camino como futbolista.

Verónica Blume nos confiesa que "no era una niña que soñara con ser modelo. A mis 15 años, un familiar me dio a conocer una agencia que, justamente, estaba organizando un concurso de modelos. Fueron una secuencia de eventos que se dieron con un “timing” increíble". Por su parte, Ariadne Artiles nos asegura que, de joven, tampoco le interesaba "nada" convertirse en modelo. "Pero una prima de mi madre me invitó a presentarme al concurso de Elite… Allí, conocí a Laura"© Valero Rioja
Laura junto a Martina Klein, Verónica Blume y Ariadne Artiles

- Laura, ¿cuándo te diste cuenta de que eras guapa? De pequeña, ¿sabías que contabas con un físico que llamaba la atención? 

- No era consciente de que pudiera trabajar en la moda ni mucho menos que fuera guapa. Mi padre y mi hermano se dieron cuenta que, con 16 años, yo medía 1,80. Era una una niña bastante independiente que se buscaba la vida siempre de trabajitos de babysitter, recadera del barrio… 

Como mi padre tiene una tienda, yo lleva todos los recados y siempre tenía mi independencia económica. Él me animó a matricularme en una escuela de modelo, que es lo que se hacía en aquel momento en Sevilla y me hice un curso de cuatro meses intensivo. Mi padre me decía: “Si te cogen para un desfile en un centro comercial, ahí tienes un dinerito para ti”. Y así empezó todo en octubre del 97 Lo que pasa es que si no fue un poco de las manos (ríe).

- Y tanto.

- En julio del 98, la agencia Elite me presentó a la Elite Model Look. Lo gané y quedé finalista internacional. En enero del 99, ya vivía en París, con lo cual creo que nunca hice ningún desfile de centro comercial.

- ¿Tu carrera empezó tan rápido?

- Empecé así. Realmente, nunca tuve intención de ser modelo. Lo que quería ser era veterinaria vacuna y me enfoqué para poder entrar en la carrera de Veterinaria. 

Martina: camisa Max Mara, jeans Levi's, joyas Rabat / Laura: camisa Max Mara, top Louis Vuitton, jeans Levi's, joyas Rabat © Valero Rioja

- ¿Quién era tu referente en esos primeros años? 

- Gracias a Dios, encontré a personas que ya llevaban años y que me cogieron de la mano. Entre ellas, Martina (Klein) y Verónica (Blume), a las que les tengo que dar las gracias. También a Nieves (Álvarez), que siempre me daba buenos consejos y siempre estaba cuidándome. Han sido unas grandes hermanas. También tengo que decir que en ese concurso de Elite Model look, en julio del 98, conocí a Ariadna, que también se presentó, así que llevamos unos cuantos años dándonos la mano todas. 

- ¿Cómo era trabajar durante en esa época, en la que no había teléfonos móviles ni redes sociales?

- Bueno, esta pregunta es maravillosa (ríe). Cuando lo cuento, la gente se queda un poco alucinada. Estamos hablando de otro siglo y de otro milenio (ríe). Sobre todo, tecnológicamente. Recuerdo que llegabas a una ciudad cualquiera… Nueva York, Londres… Tenías que confiar en que hubiera una persona con un cartelito que te fuera a recoger (en el aeropuerto), porque, si no, estabas perdida. Alguna vez me pasó que no hubiera nadie allí y tener que buscar una cabina de teléfono para llamar. Encima, ¡con una diferencia horaria en España brutal! Los castigos nos los mandaban por fax (ríe). Era otra época. 

- ¿Cómo te movías en esas grandes ciudades? ¿Te apañabas bien?

- Te tenías que comprar los libritos callejeros, porque, claro, no había Google Maps… Aún tengo mi librito de París. Sobrevivíamos muy bien. Fue una época muy, muy bonita. Viví la moda o las sesiones de fotos con con Polaroids para pruebas de luces y los carretes analógicos… 

Esas sesiones en las que se había velado algún carrete y había que repetirlas. He vivido los primeros comienzos del mundo digital, los primeros comienzos del Photoshop… Hablando así, parezco súper mayor, pero no me considero tan mayor (ríe). 

De izquierda a derecha, Verónica Blume, Martina Klein, Laura Sánchez y Ariadne Artiles, que posan para ¡HOLA! "De pequeña, no era consciente de que pudiera trabajar en la moda, ni mucho menos que fuera guapa. Se dieron cuenta, mi padre y mi hermano, de que con 16 años medía 1,80. Yo quería ser veterinaria de vacuno", nos dice Laura. "Yo era muy payasa y muy fotogénica. Con 12 años, mis padres nos llevaron a mi hermano y a mí a un “casting” de un anuncio", nos dice Martina© Valero Rioja
De izquierda a derecha, Verónica Blume, Martina Klein, Laura Sánchez y Ariadne Artiles, que posan para ¡HOLA!

- ¿Había algo que te diera miedo?

- No me preocupaban muchas cosas. En esa época, vivía de una manera felizmente inconsciente. A mi madre le daba mucho miedo que me secuestraran. Era su miedo perpetuo, así que, si no me localizaba, llamaba a la Policía directamente. En más de una ocasión, he estado en busca y captura porque mi madre no me localizaba un día (ríe). 

- ¿Cuál es el recuerdo más especial que guardas de aquella época? 

- Vivir en París y compartir piso con Priscila de Agustín, Iván Sánchez… Recuerdo cómo aprendimos a cocinar y cómo nos vamos de paseo por el Sena. Vivíamos muy jóvenes en otra ciudad y, sin esa cercanía tecnológica con los tuyos, te unía muchísimo a tus compañeros. Cuando nos encontrábamos las españolas por el mundo, era un subidón. Sobre todo, en época de desfiles. 

- Ahora te reúnes con Martina Klein, Verónica Blume y Ariadne Artiles, con las que posas para ¡HOLA! y de las que antes nos hablabas.  ¿Podrías contarnos alguna anécdota con ellas? 

- Como te decía, Ariadne y yo nos conocimos en el concurso Elite Model look y nos reencontramos muchos años después. A Martina y a mí decidieron separarnos en los desfiles en España. En la salida, no nos ponían juntas porque porque la liábamos en pasarela: nos intentábamos hacer reír la una a la otra y nos tocábamos cuando pasábamos al lado. Todo era para haceros reír, porque en una época en que la que sólo queríamos reír. 

Martina Klein, que también colabora en el programa "Aquí la tierra", de TVE, y cuenta con su propia firma de interiorismo, Lo de Manuela© Valero Rioja
Su amiga la también exitosa modelo Martina Klein

- ¿Has sentido la rivalidad a lo largo de tu carrera? 

- No. Tampoco me he encontrado a malas personas. Alguna que otra, pero como en todos sitios. Solamente, es cuestión de alejarse de ellas. La gran mayoría han sido buenos compañeros, buenos equipos de trabajo, buenos bookers… La verdad es que he tenido suerte en ese sentido. O, quizás, me he arrimado a lo que era afín a mí.

- Cada vez es más habitual que las modelos tengan una trayectoria más larga. ¿Cómo lo vives en ese sentido? 

- Muchísimo. Valoro mucho que ahora sigamos viviendo de lo mismo. También aceptando el tiempo, evidentemente. No podemos intentar o querer hacer ahora una campaña para un público teenager. Pero las mujeres vamos madurando y queremos ver a referentes de nuestra edad en publicidad, en televisión, en revistas… Poder vernos reflejadas en el paso del tiempo. 

- Después de haberte realizado a lo largo de tu carrera y también haber sido madre, ¿cómo vives tu profesión a día de hoy?

- Desde una calma absoluta y valorando mucho más esta profesión. Cuando era más joven, la vivía como si era lo que tocara vivir, sin ser consciente, sin ser consciente de lo privilegiada que era y sin saber de la oportunidad que estaba teniendo. Vivía una manera poco automática. Ahora, todo lo disfruto muchísimo más. Me parece un regalazo de la vida poder seguir viviendo de esta profesión y disfrutando mucho.

La modelo con su hija, Naia, que estudia en una universidad de Estados Unidos con formación de futbolista© @laurasanchezofi
Laura con su hija, Naia

- ¿Qué le sorprende a tu hija de su madre modelo?

- Le hace mucha gracia ver el armario que tengo. Ahora, que ya entiende bastante de moda, igual o más que yo, ve esos bolsos vintage que me compré hace 20 o 25 años y me dice: "¿En qué momento tienes eso en este armario?" (ríe). También le gusta la vida que tiene su madre. Ella siempre ha sido consciente del sacrificio y del esfuerzo que se hace en este trabajo, que no es solamente un tacón, un labio rojo y un photocall. 

- Hablemos de amor. ¿Cómo ha sido compaginarlo con una carrera internacional? 

- Muy bien. Principalmente, porque porque he encontrado parejas que han tenido trabajos parecidos, salvando las distancias. Es decir, no tenían trabajos rutinarios, sino trabajos en los que eran un poco sus propios dueños del tiempo. Entonces, ha sido fácil. 

- ¿Y te ha costado encontrar una pareja que entienda tu profesión? 

- No, para nada. Mi profesión viene conmigo. O la entendías en el minuto uno o no ibas a ser mi pareja.

Laura con su novio, el torero Manuel Escribano© @laurasanchezofi
La protagonista con el torero Manuel Escribano

- Antes comentábamos el paso del tiempo. ¿Cómo lo llevas tú?

- Muy bien. Ahora mismo, me encuentro muy bien. Me gusta mucho cómo ha evolucionado mi cuerpo mi piel, mi cara…

- Tampoco te preocupan las canas.

- Soy de de la de las que han decidido no teñirse y dejar su pelo natural, porque me gusta. Es una decisión muy personal. 

- Habiendo sido modelo y haber trabajado tanto con tu físico, ¿las arrugas las llevas tan bien?

- Tampoco me preocupan las arrugas. Evidentemente, las tengo. Y miro fotos de joven digo: “Mira, qué carita más redondita. Qué alegría de piel” (ríe). Pero me gusta la piel en la que estoy ahora. Creo que es tan importante aceptarse y no querer parecer más joven, sino estar lo mejor posible para la edad que tienes. 

Media Image© Valero Rioja

- ¿Qué es lo mejor de cumplir años? 

- La seguridad que te da y tener la cabeza tan limpia con 44. Valoro que lo que realmente importante que hay es la salud, la tuya y la de los tuyos. Nada más. Lo demás son adornos de la vida. Son ratitos de pasar con mi madre, con mi hija…

- ¿Qué valoras más ahora?

- Tener la salud y el tiempo para disfrutar de todo. Porque la vida se pasa súper rápido y nunca sabes cuándo te llegará a ser el final. 

- ¿Has sentido edadismo? 

- Cuando nos jubilan de las pasarelas, como algo lógico y normal. Dejé de hacer el circuito un poco como a los 26, 27, o 28 años, más o menos. También son muchos años y conlleva muchas, muchas horas fuera de casa… Ahí ya tenía mi hija, así que fue una jubilación orgánica. Ahí sí notas el edadismo, pero no en la calle, sino como que hay que pasar a otra etapa. Y no, no me molesta. Lo que me molesta es la palabra edadismo. 

 - ¿A qué te refieres?

- ¿Qué es edadismo? ¿A dónde vamos a llegar? Cada uno tiene la edad que tiene, se siente como se siente y sé que tengo 44, pero tengo la misma ilusión y las mismas ganas de disfrutar personal y laboralmente que cuando empecé. En mi día a día, me hace mucha gracia cuando me llaman señora, pero lo entiendo. El pelo blanco es lo que tiene (ríe). Pero no me considero todavía señora. Creo que la gente se mira al espejo mientras va creciendo y se va queriendo. Piensa que está envejeciendo. 

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