"Ha sido nuestra boda soñada, en nuestro lugar de paz", nos confesaba Alejandra Navarro tras dar el "sí, quiero" a Carlos Fuente, el pasado sábado 6 de septiembre, en un escenario con mucho significado para ellos. Un día lleno de emociones que llevaban preparando, con ilusión, desde que se comprometieron el año pasado en Comporta, y que ha superado todas sus expectativas.
Después de doce años de historia de amor, la pareja contrajo matrimonio en la Basílica de San Martín de Mondoñedo, en el municipio gallego de Foz, considerada la catedral más antigua de España. Un lugar "que respira aire gallego, rodeada de calma y cargada de historia, que está cerca de casa de mis abuelos y tiene algo que nos conecta con nuestras raíces", nos explica la "influencer". Además, la ceremonia estuvo a cargo del sacerdote que ofició las bodas de oro de sus abuelos en Galicia.
A su lado, en este día tan especial, además de sus familiares y amigos, no faltaron compañeros de profesión que se han convertido en su segunda familia, como Bea Gimeno y Nacho Aragón, que dentro de muy poco será padres de su primer hijo, que se llamará Pelayo; María Fernández-Rubíes con su marido, Manuel Losada; María Pombo, luciendo su tercer embarazo —de una niña que se llamará Mariana—, junto a Pablo Castellano; Marta Pombo con Luis Zamalloa; Lucía Pombo con Álvaro López Huerta, Gabriela Toral y María García de Jaime con Tomás Páramo, entre otros.
Un corsé-joya con historia
Para su gran día, Alejandra quería un "look" nupcial que contara parte de la historia de su familia y, para ello, confió en el atelier de Marta Martí, quien hizo para ella un diseño único de dos piezas. Por un lado, un corsé-joya asimétrico muy especial, trabajado artesanalmente por piezas, como un puzle, a partir de distintos tejidos y antiguos bordados de su abuela, que combinó con una falda con vuelo de muselina y un velo casquete, creado también a partir de un tejido familiar. Como joyas, su anillo de pedida, además de pendientes y una sortija de Leandra; y para su ramo, elaborado por Elena Suárez, eligió calas rosas.
Del brazo de su padre, llegó a las 16:30 de la tarde con una gran sonrisa y sin poder ocultar su entusiasmo, que se multiplicó al ver a Carlos esperándola en el altar, vestido con traje de L’Epicurien en azul marino y unos gemelos que pertenecieron a su padre, fallecido hace ocho años, para tenerlo presente en este día.
De la música se encargó un grupo gallego, que interpretó canciones elegidas por el abuelo de la novia, Fermín; y uno de los momentos más emotivos fue cuando el padre de Alejandra dedicó unas palabras al novio.
Sabor gallego
Ya convertidos en marido y mujer, los recién casados y sus casi 300 invitados salieron de la iglesia al ritmo de un grupo de mujeres gallegas, que entonaban canciones tradicionales, y pusieron rumbo a la finca que los padres de Alejandra tienen en Ribadeo, donde también fueron recibidos por gaitas y cánticos regionales. "Siempre soñé con casarme allí, y poder recibir a nuestra gente en casa nos llena de seguridad, calma y una felicidad difícil de describir", nos cuenta.
La casa estaba decorada para la ocasión por Cashmere Decoración, iluminación y sonido de The Boda Producciones y flores de Elena Suárez con detalles que reflejan la personalidad de los novios y la luz del paisaje gallego. Desde calas y delphinium, hasta uvas moradas, cerezas y peras —como las que crecen en los perales de la casa familiar de Alejandra—, una barra de paja y ostras con el nombre de cada invitado en las mesas.
"Queríamos crear “la sobremesa”, ese momento sin prisas que tanto define las celebraciones en nuestras familias", nos dice la novia. Por eso, los nombres de las mesas tenían esa temática, como brindis, tertulia, café, carajillo, cuchicheo, vermut, pacharán o verbena.
Comenzaron con un cóctel con cocina en directo y mesas de quesos y, después, una cena sentados, "pensada como en casa de las abuelas, con ensalada de melocotones, pimientos, puerros a la brasa y batata y carne trinchada al centro —vacío de Angus irlandés y lomo alto de Angus finlandés— y que cada uno vaya a su ritmo". Como postre, piña asada con caramelo, todo servido por Ernestina Catering.
Tras la cena, llegó la hora del baile y uno de los momentos más entrañables fue el de la novia con su padre al ritmo de De niña a mujer, de Julio Iglesias. Después, el grupo Villaboy Band y el DJ Adrián Lozano hicieron bailar a todos los invitados hasta bien entrada la noche, a la que pusieron el broche final con fuegos artificiales.
Para la fiesta, Alejandra lució un segundo "look", siguió llevando el mismo corsé, pero cambió su falda por otra "midi" con transparencias y detalles de volantes de organza, con el que bailó junto a su marido y sus invitados y brindó por el nuevo capítulo de sus vidas que acaban de comenzar.
Las palabras de la novia
—¿Cómo habéis vivido los días previos?
—Carlos tiene más temple que yo, pero aun así ha estado nervioso, preocupado por que todo salga bien y por que todos disfruten. Yo nerviosa por mi timidez, intentando no bloquearme en ningún momento importante del día.
—¿En quién habéis confiado organizar todo?
—Nos ha ayudado Martina por el Norte, en quien confiamos plenamente para dar forma a lo que soñábamos; también mi representante, Silvia Des Valls, y mi madre y mi abuela, que han estado presentes en todo.
—¿Qué es lo que os ha hecho más ilusión de la boda?
—Nosotros siempre hemos sido de estar juntos en grupos, rodeados de gente, y al mismo tiempo muy familiares. No entendemos las celebraciones sin amigos y familia, por eso estábamos tan ilusionados. Formalizar nuestra relación ante Dios ha sido para nosotros un proceso precioso, lleno de significado y emoción. Tener un día dedicado solo a nuestro amor y que la gente lo comparta es sin duda, de lo más especial que podíamos imaginar.
—¿Qué momento recordaréis para siempre?
—Mirar alrededor en la sobremesa, viendo a nuestros amigos y a nuestras familias, sentir que mucha gente se había desplazado por nosotros y ver en sus ojos puro amor hacia nosotros.
—¿Creéis que vuestra vida va a cambiar después de ser marido y mujer?
—Creemos que el gran cambio llegará con los hijos. Nuestro amor es sólido y está bien cimentado y confiamos en que todo siga igual, o incluso mejor, a medida que crezca nuestra familia.
—¿Hay alguien a quien habéis echado de menos en vuestro gran día?
—Sin duda al padre de Carlos, que nos dejó de manera inesperada hace unos años, pero sabemos que, aunque no estaba físicamente, ha estado presente. También llevamos en el corazón a mi abuelo Antonio, que también nos dejó hace tiempo y a él siempre le encantó Carlos.
—¿Qué consejos os han dado en vuestras familias sobre el matrimonio?
—A Carlos sin duda, la comunicación en la pareja; y a mí, que lo más importante es empatizar, actuar en conjunto y ser generoso. Juntos creemos que esos son los pilares que nos mantienen unidos. También buscar siempre tiempo para sorprenderse y cuidarse como en los primeros días.
—¿Os gustaría ser padres pronto?
—La verdad es que sí. Llevamos doce años juntos y casarnos, formar una familia, tener hijos… es nuestra gran ilusión. Ojalá la vida nos lo regale, porque no puedo evitar imaginar un mini nosotros.
—¿Dónde vais de luna de miel?
—Nos vamos primero a Seychelles y después seguimos rumbo a Japón. Iremos a Tokio, Kioto, y terminaremos en un pequeño pueblo escondido a las afueras de Kioto, donde cerraremos este viaje tan especial.