A sus 31 años, Álex Fernández, hijo del cantante Alejandro Fernández y nieto del legendario Vicente Fernández, el famoso intérprete mexicano de música ranchera fallecido el 12 de diciembre de 2021, regresa a España con un nuevo disco bajo el brazo. Su propuesta de “mariachi pop” será la protagonista de su gira española de diciembre, que recorrerá ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia y las Islas Canarias. Este tour no solo marca el lanzamiento de su nuevo álbum, que saldrá a finales de año o comienzos del próximo, sino también un paso firme hacia una identidad musical más personal.
Pero no solo la música ocupa un lugar central en su vida: Álex encuentra su mayor inspiración en su familia. Su esposa, Alexia Hernández, con la que está a punto de celebrar su tercer aniversario de boda, y sus dos hijas, Mía (3 años) y Nirvana (1 año), son su motor diario, la razón por la que enfrenta los retos con entusiasmo y pasión. Con la energía de un artista que se encuentra en pleno momento creativo, el conocido como “El Heredero” combina en esta entrevista recuerdos de su pasado con momentos históricos compartidos con su padre y su abuelo y la emoción de presentar su música en ciudades que admira profundamente.
-¿Cómo te sientes ante este regreso en tierras españolas?
-Estoy feliz. Mi estancia en las Islas Canarias, en su momento, me dejó un gran sabor de boca y también mi colaboración con Mocedades este verano. Me sorprendió mucho el cariño de la gente y poder actuar en un lugar tan legendario como el Teatro Real, me emocionó muchísimo. No hay palabras para describir tantas emociones.
-¿Qué ciudades recorrerás con la gira española?
-La gira comenzará en México, seguirá por Estados Unidos y, en diciembre, llegará a España. También planeamos visitar Centro y Sudamérica en el futuro.
-¿Qué puede esperar el público español de tu nuevo trabajo y de los conciertos que estás preparando?
-Es una etapa completamente nueva en mi carrera. Un nuevo comienzo, no solo en lo musical, sino también en todo lo que rodea al proyecto: nuevo show, nuevo equipo, nuevo management, nueva compañía discográfica. Todo ha sido renovado y reestructurado desde cero. Además, estamos trabajando en un nuevo disco. Aunque ya lanzamos una primera canción junto a Kiko Cibrián, lo cierto es que es parte de un álbum completo que estamos preparando con unos diez temas.
-¿Qué diferencia habrá con los trabajos anteriores?
-Durante mucho tiempo estuve explorando diferentes géneros. Comencé con el mariachi tradicional, luego hice un disco con Edén Muñoz que tenía un estilo más cercano al norteño, y más adelante otro proyecto con elementos de banda y hasta algo de country. Pero sentía que no tenía una identidad clara, ni un sonido que realmente me representara. Entonces surgió la pregunta clave: ¿Qué puedo hacer para encontrar mi sonido, para crear algo que me distinga? Cuando me lo plantearon, respondí: "Toda mi vida he amado el mariachi y el pop".. Ahí fue cuando nació la idea de mezclar ambos géneros y crear algo que realmente refleje quién soy.
-Hablemos de tu reciente sencillo, Quién no ha llorado por amor, ¿qué te inspiró?
-Fue escrita por tres compositores, uno de ellos es Vadim Derbez, hijo de Eugenio Derbez. Cuando me mandaron la canción, de inmediato conecté con ella. Es un tema que habla del desamor y del dolor que muchos hemos sentido alguna vez. Todos hemos llorado por amor alguna vez y los que no, seguramente en algún momento lo harán. Lo que me gustó es que es una canción, muy humana, con la que cualquiera puede identificarse.
-La has presentarlo en el Teatro Real, donde tu padre ya cantó. ¿Qué significó para ti?
-Fue un honor, especialmente sabiendo que mi papá también pisó este escenario hace diez años. Eso le da un significado aún más especial. Pero, más allá de lo personal, el simple hecho de haberla presentado en un lugar tan legendario, tan icónico, ya es algo que impone y emociona profundamente.
-Este verano compartiste escenario con Mocedades. ¿Cómo surgió esa colaboración?
-La historia es bastante curiosa. Todo surgió de manera muy natural cuando comencé mi proyecto con DBM. Al inicio, yo no sabía que Mocedades también formaba parte del mismo sello discográfico. Un día, simplemente dije: “Hay una canción que siempre me ha gustado y me encantaría grabarla”. No sabía exactamente de quién era. Cuando mencioné el título, me dijeron: “¿Cómo? ¡Esa canción es de Mocedades! ¿Por qué no la hacen juntos?” A partir de ahí comenzó esta colaboración tan especial.
-También has compartido escenario con tu padre y tu abuelo.
-Sí, fue un momento histórico y profundamente significativo para mí que atesoro en mi corazón. Compartir escenario en los Latin Grammy con los dos ya era, de por sí, un sueño cumplido. No solo estaba con dos grandes de la música, estaba compartiendo el escenario con mi papá y con mi abuelo. Fue un momento único, irrepetible, por eso lo valoro tanto, porque ya no se puede volver a vivir.
-¿Cuál es el mejor consejo que te ha dado tu padre?
-Que no me enganchara. A lo largo del camino, he aprendido que es muy fácil engancharse con muchas cosas: desde lo técnico, hasta los comentarios negativos, los haters, los chismes. Sin embargo, uno tiene que tener claro que todo eso forma parte de esta carrera y saber tomar lo que sirve y dejar pasar lo que no.
-Y la lección más valiosa de tu abuelo.
-Soy muy perfeccionista y eso a veces me juega en contra. Quiero que todo salga impecable y cuando no sucede así, me frustro. Recuerdo mucho lo que me decía mi abuelo: “ No te frustres si las cosas no salen exactas. Todo va a estar bien y cada vez lo vas a hacer mejor”.
-¿Hay alguna canción de tu abuelo que consideres un legado personal?
-Sin duda, El Rey. Cuando la gente la escucha, automáticamente lo visualizan a él. Es su sello, su esencia musical hecha canción. Y para mí, también es muy especial, es el tema con el que más lo recuerdo.
-¿Cómo era fuera de los reflectores?
-Mi abuelo no solo fue un gran artista sobre el escenario, también lo era en su vida diaria. Era un personaje inigualable, con un sentido del humor muy particular. También tenía otros lados creativos que no muchos conocían. Le encantaba dibujar y, aunque suene curioso, también disfrutaba mucho haciendo montajes en Photoshop. Se divertía poniéndose al lado de Elvis Presley. Era un verdadero artista en todos los sentidos.
-¿Tienes parecido con tu padre fuera de los escenarios?
-Físicamente sí hay parecido —el color de voz, ciertos rasgos, incluso la presencia—, pero en cuestión de personalidad somos bastante distintos.
-¿Consideras que ha sido un modelo a seguir para ti, tanto en lo artístico como en lo personal?
-En lo artístico, por supuesto, es una inspiración enorme. Pero también en lo familiar, ha sabido encontrar un equilibrio que no es nada fácil. Aunque mis papás se divorciaron, reconozco y valoro mucho cómo él ha manejado las cosas. Siempre ha sido un gran papá, muy presente, muy comprometido con nosotros.
-¿En qué momento supiste que querías dedicarte a la música?
-Uf… Fue algo inesperado, la verdad. Todo comenzó hace unos seis años, cuando tenía alrededor de 22. Mi abuelo me escuchó cantar y me propuso lanzarme como cantante. Me dijo que confiara en él, que creía mucho en lo que podía hacer. Hasta ese momento, yo no había crecido con la idea de dedicarme profesionalmente a la música. Así fue como empezó todo y no me imagino haciendo otra cosa.
-¿En una familia con tanta historia musical, sentiste en algún momento la necesidad de alejarte para encontrar tu propia voz?
-No sé si llamarlo “alejarme”, pero sí he sentido la necesidad de encontrar algo que me permita destacar. Más que tomar distancia, lo que he buscado es no repetir exactamente lo mismo que ya se ha hecho en mi familia.
-¿Qué artistas fuera del ámbito familiar han influido en ti?
-He tenido muchas influencias, sobre todo en la música mexicana, con grandes como Juan Gabriel, Juan Sebastián, Javier Solís, Jorge Negrete, entre otros. Son artistas clásicos que me marcaron mucho. Pero también me gustan mucho artistas del pop. Siempre he sido fan de Il Divo, Sin Bandera, Ricky Martin, y sigo escuchando a David Bisbal y Mocedades, que también me han influido bastante.
-Eres padre de dos niñas, ¿cómo ha cambiado la paternidad tu forma de ver la vida y de cantar?
- Mis dos hijas son ahora mi motor principal. Me tienen completamente loco. Mi mujer también es fundamental, pero ser papá es algo que realmente te cambia la vida. La responsabilidad de educar, de cuidar, de mantener a una familia, te hace crecer y madurar de una forma que nada más lo logra.
-¿Te gustaría que tus hijas heredaran la tradición artística familiar?
-Me gustaría que canten, pero más como un hobby. No me gustaría que se dedicaran profesionalmente, especialmente siendo mujeres. No es que sea machista, pero creo que este género y esta industria pueden ser bastante difíciles y pesados para una mujer. Si deciden cantar, me encantaría que lo hagan para cumplir un sueño o sacar esa espinita, que graben algunas canciones, pero no que necesariamente se dediquen a esto.