La familia Morente es sinónimo de flamenco, arte y duende. Desde Estrella Morente al benjamín del clan, su hermano, Kiki, todos los hijos del desaparecido cantaor Enrique Morente y Aurora Carbonell se han dedicado al mundo del flamenco, en sus múltiples variantes. Pero esta vez, ha sido su único hijo varón, quien nos ha sorprendido con una faceta menos conocida: su talento con las palabras. Con una sensibilidad especial, ha expresado con mucha emoción el profundo amor que siente por su hermana mayor, la cantaora Estrella Morente. Aprovechando que este jueves 14 de agosto, Estrella celebraba su 45 cumpleaños, Kiki ha compartido una emotiva felicitación en sus redes sociales, donde habla de su hermana como “Mi Ángel en la tierra”, como la describe en su publicación.
Con palabras cargadas de cariño, admiración y referencias a su padre, quien falleció en 2010, el joven cantaor ha abierto su corazón para rendir homenaje a una de las personas más importantes de su vida. "¡Felicidades, hermana! ¡Mi Ángel en la tierra! Capitana y dueña de mi sangre. Gracias por mostrarme el camino y llevarme siempre hacia la luz. Eternamente, gracias a Dios bendito por ser tu hermano, me siento muy afortunado. Y, cómo no —jj jjj— le tengo que dar las gracias a Papá por encontrar la Estrella que me alumbra el camino y da sentido a cada rincón de mi casa y de mi corazón. ¡Feliz cumple, hermana, y que cumplas muchísimos más! DIOS TE BENDIGA SIEMPRE. Te quiero @morente.estrella !!!!"
Este mensaje, lleno de ternura, no ha pasado desapercibido para los seguidores del artista, que han aplaudido su sensibilidad y la belleza de sus palabras. Más que una felicitación, se trata de una verdadera declaración de amor fraternal que deja entrever la estrecha unión que existe entre los hermanos Morente: Estrella, Soleá y Enrique, Kiki, para la familia.
Estrella, la mayor de los tres hijos del inolvidable Enrique Morente, ha heredado no solo el talento de su padre, sino también su carisma y sensibilidad artística. Es una de las voces más reconocida del flamenco contemporáneo. Con una brillante carrera a sus espaldas, ha colaborado con grandes nombres de la música como Miguel Bosé, Vicente Amigo o incluso LennY Kravitz, y fue la voz elegida por Pedro Almodóvar para la banda sonora de su película Volver.
Está casada desde 2001 con el torero Javier Conde, con quien tiene dos hijos —Curro y Estrella—, Estrella ha sabido mantener siempre una estrechísima relación con su familia, especialmente con sus hermanos, Soleá y Kiki, con los que ha compartido escenario en más de una ocasión. De momento, el próximo 17 de agosto tiene un compromiso en el Parque Federico García Lorca de Alfacar (Granada), donde cantará por los versos del poeta, en el 89 aniversario de su fusilamiento. Su padre era un gran defensor de la obra lorquiana y para ella esta actuación tendrá un significado muy especial.
Soleá, aunque es licenciada en Filología Hispánica, también es artista. En lugar de dedicarse al flamenco más puro como su hermana, ha optado por fusionarlo con el pop y el rock, explorando nuevas formas. En 2018 recibió el Premio Princesa de Girona en la categoría de Artes y Letras, en reconocimiento a su capacidad para unir tradición y vanguardia en su música.
El benjamín de los Morente, Kiki, también ha seguido la estela artística de su padre y hermanas, abrazando el flamenco con respeto pero imprimiéndole su propio sello. Lo ha demostrado con Azabache, un disco que rinde homenaje al cante jondo y que se presenta como un trabajo íntimo, puro y profundamente personal. Aunque durante un tiempo su nombre sonó vinculado sentimentalmente a Sara Carbonero, hoy Kiki está volcado en su carrera musical. De hecho, regresa a Madrid, donde actuará junto a sus dos hermanas en un concierto inolvidable el próximo 30 de septiembre.
La familia Morente, una de las más queridas del panorama artístico español, sigue conquistando no solo con su arte, sino también con los lazos tan profundos que los unen. Y en esta ocasión, Kiki ha sabido tocar la fibra más íntima de sus seguidores sus sentidas palabras, demostrando que el arte se siente, se escribe y también se vive intensamente.