Las mejores cosas suceden cuando menos las esperas, y el de Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez es el mejor ejemplo. En su destino estaba escrito que tenían que encontrarse y ese primer cruce de miradas llegó de forma fortuita, en medio de planes cotidianos. A ella el amor le sorprendió en una jornada de trabajo que se alargó más de la cuenta, a él en una salida rutinaria para hacer unas compras. Parece el guion de una película romántica, pero solo la realidad es capaz de superar a la ficción. De aquella casualidad que lo cambió todo han pasado nueve años en los que han construido una familia numerosa a base de amor y valores, de apoyo y respeto, de lealtad y admiración. Casi una década después se han comprometido y se preparan para otro importante momento: su boda.
Ya se consideraban marido y mujer, pero ahora van a serlo de forma oficial. El delantero del Al-Nassr ha sorprendido a la modelo pidiéndole matrimonio con un anillo de diamantes y la respuesta no ha podido ser más clara: "Sí, quiero. En esta y en todas mis vidas". Se trata de un compromiso muy esperado para ellos, para su entorno y también para los millones de fans que tienen en todo el mundo, que han enloquecido con la noticia. Porque su boda es el broche de oro a una de las relaciones más seguidas, una historia apasionante que nos recuerda que el amor verdadero acaba triunfando. Siempre. Pase lo que pase y por encima de cualquier obstáculo.
Para situarnos en el inicio tenemos que remontarnos a 2016, cuando Georgina trabajaba como dependienta en Gucci, boutique ubicada en la Milla de Oro de Madrid. "Fue un jueves de verano. Me tocaba salir a las 5 y me llamó un compañero que me quedara media hora más para atender a una clienta. Cuando estaba saliendo, apareció un hombre guapísimo de casi dos metros acompañado de un niño y de un grupo de amigos. Guapísimo. El niño me saludó muy educado y se rió. Empecé a sentir cosquillas en el estómago. Y pensé: ¿Qué me pasa? No quería ni mirarle, tenía mucha vergüenza", relató en su reality, Soy Georgina, emitido en Netflix. En el interior de él, también algo hizo click.
Fue un flechazo, pero el paso del tiempo permitió que todo fluyera con naturalidad. Georgina empezó a atenderle más habitualmente, hasta que un día CR7 le comentó que tenía que ir a un evento relacionado con la moda y que si ella iba a ir también. "Le dije que sí, que me pasaría. Estuve todo el día pensando qué me iba a poner, cómo me iba a peinar... Cuando llegué, le vi guapísimo. Brindamos con una copa de champán y me tuve que ir a la cena de empresa. No me apetecía nada, pero me tuve que ir. Pero fue bueno, porque nos dejó con las ganas", recordaba la modelo.
Su primera cita y el viaje que desató la Georginamanía
Semanas después volvieron a verse en un evento y la leyenda del balón, que estaba con su hermano y unos amigos, le propuso sumarse a sus planes: "Me dijo, Gio, ¿te quieres venir a cenar? Y pensé, ha llegado el momento. Estaba muy ilusionada y de camino al restaurante nuestras manos se chocaron. Sentí como si esas manos hubieran estado conmigo mucho tiempo y ya cuando nos volvimos a chocar nos las cogimos. Eran unas manos familiares, que encajaban a la perfección. Fuimos a cenar, yo me fui a casa y mi corazón… pum pum”. A raíz de ahí comenzaron sus primeras citas solo para dos en las que sus sentimientos fueron in crescendo.
De esos comienzos, Georgina recordaba con humor el día que se resistió a escribirle y acabó cenando dos veces: "Me moría de ganas de verle y estar con él, pero no le quería escribir. Me escribió tras el partido y le dije que estaba sentada en casa y que ya me iba a dormir. Me propuso ir a cenar y acepté, aunque yo ya había cenado. Salí feliz con mi mochila, me recogió en casa. Llegamos a la suya. Tenía su puré, su verdura, su pollo y recené como toda señora”. Esa naturalidad hizo que a Cristiano le pareciera "una chica superinteresante y madura" y rápidamente "comencé a engancharme”.
En las primeras citas, ambos apostaron por la discreción, pero entre los compañeros de Gio no pasaba desapercibido el hecho de que llegara a trabajar en autobús urbano y se fuese en un Bugatti. Es precisamente esa dualidad una de las claves que explican por qué Georgina es una de las mujeres que más pasiones y curiosidades despierta. Además, desde el principio. Tras mostrar ¡HOLA! sus primeras imágenes como pareja durante una escapada secreta a París, se desató la locura. Dejó de ser anónima para ser un fenómeno mundial que sigue creciendo sin parar. Georgina brilla con luz propia y es en sí misma un icono. Parte de su magnetismo radica en que sigue siendo ella misma, manteniendo su seña de identidad y su autenticidad mientras tood ha cambiado de forma radical a su alrededor.
Nueva vida, familia numerosa y el triunfo del amor
Georgina dejó de vender bolsos para coleccionarlos y cambió su humilde piso de alquiler para instalarse con Cristiano en su mansión, ubicada en la exclusiva urbanización madrileña de La Finca. Comenzó así su transformación a 'princesa de cuento'. Porque como ella misma dice, "gracias al amor, mi vida ahora es un sueño". Pero también lo es para Cristiano. Cuando la conoció, él ya era uno de los futbolistas más queridos y admirados de la historia del fútbol (además de uno de los deportistas mejor pagados), pero en Gio encontró algo que no se puede comprar con dinero: la tranquilidad, la paz, la comprensión, la lealtad, el apoyo incondicional y los mismos valores. "Es parte de mí. Me ha ayudado mucho... Es el gran amor de mi vida", reconocía en una de las pocas declaraciones que ha dado acerca de su parcela más privada.
No tardaron en empezar a construir un proyecto común y poco a poco fueron cumpliendo su sueño de formar una familia numerosa. Cristiano Jr, Eva, Mateo, Alana Martina y Bella Esmeralda son los cinco ejes sobre los que giran las vidas de ambos, siempre guiados por el ángel que los acompaña desde el cielo. Son dos padres muy presentes y se organizan para formar parte del día a día de los pequeños: desde llevarlos al colegio a acompañarlos en las actividades, hacer deberes con ellos en casa o cenar todos juntos para compartir sus preocupaciones y logros. Dan a sus hijos libertad para forjar su propio carácter y los educan para ser conscientes de que son privilegiados y de que existen otras realidades a las que aportan su granito de arena.
"Ellos son lo más importante. Además, teniendo la posibilidad y facilidad que no tienen muchas madres, digo: ‘¿Por qué voy a salir de casa y hacer otras cosas si a mí lo que verdaderamente me hace feliz es estar con mis hijos y acompañar su crecimiento, inculcarles unos valores y que crezcan con la seguridad de tener una madre a su lado?’. Pudiendo tener la oportunidad y siendo tan afortunada, que a mil madres les encantaría, pues aprovecho y los disfruto mucho. Intento organizarme para el trabajo, voy por la mañana e intento regresar por la noche para despedirme de ellos y darles las buenas noches, y si no, llego ya cuando están dormidos, pero les doy el beso y duermo tranquila", contaba en ¡HOLA!
Primero fue Madrid, luego Turín, después Manchester y finalmente Riad, su hogar desde enero de 2023. Desde la capital de Arabia Saudita, donde fueron recibidos con muchísimo cariño, comienzan con ilusión los preparativos de su enlace, del que por el momento se desconocen los detalles. Muchas incógnitas, pero una certeza, será la boda del siglo y celebrarán el mayor éxito de sus vidas: el triunfo de un amor que llegó de casualidad y decidió quedarse para siempre.