Tras una intensa temporada repleta de retos, emociones y logros, Novak Djokovic ha cambiado la presión del juego y la pista por el mar, el calor y la tranquilidad con los suyos al lado. Así es como, a sus 36 años y siendo una auténtica leyenda del deporte, baja las revoluciones de sus intensos entrenamiento y disfruta del verano en familia, junto a sus hijos y su mujer.
El lugar elegido para pasar unos días llenos de desconexión esta vez ha sido Mykonos (Grecia), donde se le ha visto disfrutar junto a su hijo mayor, Stefan, de nueve años, caminando juntos por la playa y luciendo bañadores a juego. Una estampa entrañable de padre a hijo, que demuestra la complicidad que tienen y en la que vemos al histórico tenista pasar tiempo de calidad con sus dos pequeños, Stefan, de ocho años, y Tara, de cinco.
Esta estampa refleja la faceta más personal y cercana del campeón. En bañador, descalzos y compartiendo confidencias bajo el sol, Novak y Stefan han mostrado una conexión que va mucho más allá del parecido físico o la ropa combinada y nace del disfrute entre padre e hijo.
De esta manera, días antes la familia también había sido vista en Croacia, en una plataforma de juegos acuáticos frente a la playa de Copacabana, saltando y riendo como niños. Un plan divertido y espontáneo que revela hasta qué punto Novak se entrega a su papel de padre. Porque si en la pista es sinónimo de control y estrategia, en casa se muestra como un padre activo, presente y lleno de ternura.
Junto a Jelena, su pareja desde hace más de 18 años y con quien se casó en 2014, el serbio ha construido una familia llena de valores y diversión. Se conocieron en su adolescencia y, desde entonces, han superado etapas difíciles, kilómetros de distancia y rumores infundados que nunca hicieron tambalear su relación. Hoy, convertidos en padres de dos niños, Jelena ha estado junto a él en los mejores y peores momentos de su carrera compartiendo esa misma mirada cómplice con la que empezaron su historia.
Y es que en estos días de sol, mar y juegos compartidos, Novak ha demostrado que no necesita raqueta para brillar. Con su hijo Stefan a su lado —y hasta con bañadores a juego—, el tenista serbio deja claro que también fuera de la pista sabe ganar: tiempo, cariño y momentos que quedarán en la memoria familiar para siempre.