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Era la noticia más esperada desde hace mucho tiempo y por fin ha llegado. Cristiano Ronaldo y Georgina Rodríguez se han comprometido nueve años después de que una casualidad cambiara sus vidas para siempre. Ha sido la modelo quien ha anunciado emocionada que se va a casar con el jugador del Al-Nassr F. C, con el que va a dar este importante paso tras convertirse en familia numerosa. "Sí, quiero. En esta y en todas mis vidas", ha dicho junto a una imagen del impresionante anillo. El mensaje ha desatado una ola de felicitaciones y mensajes de cariño por parte de amigos, familiares y por supuesto, de los millones de fans que la pareja tiene por todo el mundo.
© georginagioCR7, uno de los mejores jugadores de la historia, ha sorprendido a su futura esposa con una joya XL que deja sin palabras: un diamante de talla oval de 40-45 quilates que tiene a los lados dos diamantes talla triángulo. El joyero Iñaki Torres explica a ¡HOLA! que estaríamos hablando de una pieza con un valor de no menos 6 millones de euros. Se trata de un anillo único que recuerda a los que llevaba la actriz Liz Taylor. Este tipo de joya no es apta para todos los públicos y se suele conseguir únicamente en subastas o en grandes distribuidores de diamantes.
Para Cristiano y Georgina, solo hay una cosa más importante que dar un paso más en su historia de amor: hacerlo rodeado de sus hijos, quienes son su absoluta prioridad. A los cinco los educan en valores porque no quieren que vivan en una burbuja y su deseo es que tengan siempre en cuenta los orígenes humildes de sus padres y sepan que han llegado a lo más alto a base de trabajo. “Les hemos enseñado a no dar nada por descontado, deben ser humildes y no perder el contacto con la realidad. El sacrificio, la disciplina, el sentido de responsabilidad, los sueños, la perseverancia y la gratitud son valores que queremos transmitirles cada día”, indicaba ella en Grazia. Con toda seguridad, Cristiano Jr, Eva, Mateo, Alana Martina y Bella Esmeralda tendrán un rol destacado en la boda de sus padres.
© georginagioEl verano juega un papel fundamental en la historia de amor de Cris y Gio, como la llaman en su entorno. "Fue un jueves de verano. Me tocaba salir a las 5 y me llamó un compañero que me quedara media hora más para atender a una clienta. Cuando estaba saliendo, apareció un hombre guapísimo de casi dos metros, acompañado de un niño y de un grupo de amigos. Guapísimo. El niño me saludó muy educado y se rió. Empecé a sentir cosquillas en el estómago. Y pensé: ¿Qué me pasa? No quería ni mirarle, tenía mucha vergüenza", relató ella en Soy Georgina, su docuserie de Netflix, sobre la primera vez que se vieron en la tienda de Gucci, en la madrileña Milla de Oro. "Fue como un clic. Se quedó en mi cabeza, esa es la pura verdad", confesó el jugador portugués.
Una sola mirada cambió para siempre sus destinos y hoy, nueve veranos después, comienzan a planear una de las bodas más esperadas de todos los tiempos. Aunque son una de las parejas más mediáticas de todo el mundo (juntos suman más de mil millones de seguidores en redes sociales), los primeros pasos de su relación fueron secretos. Tras verse en la tienda, coincidieron en una fiesta en la que pudieron conocerse más y a raíz de ahí llegaron las primeras citas. En noviembre de 2016, ¡HOLA! los descubrió durante un viaje a París. En ese momento ella era desconocida, pero dos meses después hicieron su primer gran debut como pareja en los premios The Best' y comenzó ahí la 'Georginamanía".
© @georginagioSu relación comenzó en Madrid, pero ha evolucionado en diferentes puntos del mapa: Turín, Manchester y Riad. Las mudanzas no han sido un obstáculo porque para ellos hogar es tenerse cerca el uno al otro sin importar dónde. En casi una década todo ha cambiado a su alrededor, pero ellos se han mantenido siempre unidos, formando el mejor de los equipos con sus hijos, apoyándose en los malos momentos y elevándose aún más en los buenos. Ahora los siete juntos, y con un ángel guiándoles desde el cielo, se preparan para iniciar una nueva etapa en la que solo hay cabida para la FELICIDAD. Sí, en mayúsculas.
