Preocupación por las últimas informaciones que llegan sobre el estado de salud de Francis Ford Coppola, de 86 años. El director, considerado una leyenda del cine internacional gracias a títulos como El padrino y Apocalipsis Now, permanece hospitalizado desde el martes en el Policlínico Tor Vergata de Roma, uno de los cinco hospitales más prestigiosos del Italia. Al parecer, había aterrizado en el aeropuerto de Fiumicino (uno de los dos que tiene la ciudad)escasas horas antes procedente de Estados Unidos, donde participó en un acto promocional de su última película, Megalópolis, ganadora de la Palma de Oro en el festival de Cannes y protagonizada por Adam Driver, Giancarlo Esposito y Nathalie Emmanuel.
El ingreso del cineasta estaba planificado, de hecho fue trasladado en ambulancia desde el propio aeropuerto, pero ha habido un contratiempo. Según La Repubblica, tenía que someterse a una ablación, una operación de corazón sencilla que se planeó con antelación (y con total discreción). Sin embargo, una emergencia ha hecho que los planes cambien. Reconocido con cinco premios Oscar, no pudo entrar al quirófano porque le diagnosticaron una fibrilación auricular, considerada la arritmia más frecuente. Su fuerte prevalencia no le resta gravedad, y es que puede provocar coágulos que deriven en una embolia.
Se cree que este problema puede estar derivado del estrés y el cansancio provocado por su intensa agenda y por el largo vuelo, de al menos 12 horas de duración. Coppola, que perdió al amor de su vida el año pasado, fue diagnosticado con esta dolencia nada más llegar al hospital, donde fue puesto en observación. Se espera que su problema de salud se solvente pronto y que pueda ser operado en los próximos días, pero hay un gran hermetismo a su alrededor. Sus representantes no se han pronunciado públicamente y tampoco lo han hecho desde el centro sanitario. El último movimiento del director en redes se produjo el mismo martes, cuando compartió una imagen de la conferencia que ofreció en Portland sobre su película.
Aunque afincado en Estados Unidos, Francis Ford Coppola siempre ha tenido muy presentes sus raíces italianas. Es ciudadano honorífico de Bernalda, ciudad en la que nació su abuelo Agostino y lugar que siempre ha sentido como su segundo hogar. Cada verano suele pasar largas temporadas en el país europeo, donde disfruta de una vida tranquila con cierto anonimato, rasgos por los que quizá había elegido este destino para operarse. También aprovecha sus estancias para inspirarse de cara a sus nuevos proyectos y buscar localizaciones en las que llevar a cabo sus rodajes. Y es que como él mismo dijo al inaugurar una calle con su nombre en los míticos estudios cinematográficos de Cinecittà, "entonces Hollywood era Roma".