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Rey Carlos III en el evento "A Starry Night In The Nilgiri Hills" en Gran Bretaña© Getty Images

El Rey Carlos III reaparece con bastón en Escocia en pleno tratamiento contra el cáncer: ¿Tradición o ayuda para caminar?

A pesar de la incertidumbre sobre su estado físico, ha querido mostrar cercanía y seguir al frente de su agenda pública


3 de agosto de 2025 - 11:29 CEST

El norte de Escocia ha sido testigo de la última aparición pública del rey Carlos III (76 años), que este fin de semana ha inaugurado su retiro estival con una visita a uno de los eventos más tradicionales del calendario británico: los Mey Highland Games. La cita, celebrada en John O'Groats, en Caithness, combina competiciones rurales, danzas típicas y desfiles, y fue instaurada en 1970 por la Reina Madre, Elizabeth Bowes-Lyon —madre de Isabel II y abuela del actual soberano—, con la intención de celebrar su cumpleaños. Apasionada de Escocia, la soberana impulsó esta festividad que su nieto ha querido seguir honrando, un año más, con su presencia.

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Vestido para la ocasión con el atuendo propio de las Tierras Altas —kilt de tartán, chaqueta de tweed, calcetines altos y el infaltable sgian dubh, un pequeño puñal ceremonial discretamente colocado en el calcetín derecho, como dicta la tradición para los zurdos—, el Monarca ha demostrado una vez más su profundo arraigo con Escocia. Con su habitual cordialidad, ha paseado entre los asistentes, ha conversado con vecinos, artesanos y autoridades locales, y ha mostrado un genuino interés por los productos regionales expuestos en los coloridos puestos de artesanía. Entre danzas folclóricas, el rey ha saboreado también un vaso de whisky escocés, brindando con una sonrisa mientras disfrutaba de las distintas pruebas deportivas, que evocan el espíritu de los antiguos clanes.

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La música de las gaitas, presente en cada rincón del recinto, ha acompañado el ritmo del evento desde primera hora del día, envolviendo el ambiente con ese tono solemne y ancestral tan característico de las Highlands. Las competiciones de fuerza, el lanzamiento de troncos y las exhibiciones de baile escocés han recreado, una vez más, el alma de estas celebraciones que hunden sus raíces en la historia celta. Pero más allá del carácter festivo y de la calidez con la que ha sido recibido, un detalle ha captado especialmente la atención del público y de los medios: el rey Carlos ha aparecido con un bastón, un complemento que, aunque habitual en su vestimenta de campo, ha despertado nuevas especulaciones.

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El bastón que levanta sospechas

Carlos III fue visto desplazándose por el terreno con un elegante bastón escocés —el tradicional walking stick rural—, lo que ha encendido las alarmas entre quienes siguen de cerca su estado de salud. Cabe recordar que el rey continúa con su tratamiento tras el diagnóstico de cáncer que recibió a principios de 2024. Sin embargo, desde su entorno se insiste en que el bastón no es un apoyo médico, sino un complemento estilístico: “No es una ayuda para caminar, sino un accesorio ornamental típico de los entornos rurales”, aseguran fuentes cercanas al Palacio. 

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Lo cierto es que no es la primera vez que lo utiliza. Ya en ocasiones anteriores, como el Royal Windsor Horse Show o la Chelsea Flower Show, se le ha visto con modelos similares, algunos incluso con empuñaduras decorativas y tallas artesanales. Carlos lleva décadas aficionado a estos bastones, muchos de los cuales llegan incluso hasta el pecho, lo que refuerza la idea de que se trata más de una seña de estilo personal que de una necesidad funcional. Aun así, la imagen de un monarca en tratamiento oncológico portando un bastón no deja de generar preocupación.

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El deseo de reconciliación de Harry

La atención sobre su estado físico se ha intensificado tras las recientes declaraciones de su hijo, el príncipe Harry (40 años), quien habló públicamente sobre su deseo de retomar el contacto con su padre. “Me encantaría una reconciliación con mi familia”, confesó el duque de Sussex en una entrevista con la BBC, en la que expresó su frustración por no poder resolver el conflicto legal que le impide contar con la seguridad necesaria en Reino Unido.

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Sobre Carlos, fue aún más directo: “No sé cuánto tiempo más estará aquí. La vida es preciosa”. Aunque admitió que no se hablan directamente, insinuó que conoce detalles del estado de salud del monarca por otras vías: “Mi padre podría ayudar a resolver esto. Todo podría solucionarse si él dejara que los expertos actuaran”.

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Estas palabras, unidas a la información revelada por NewsNationNow, que asegura que el monarca habría rechazado la quimioterapia en favor de un tratamiento menos invasivo, alimentan las conjeturas sobre un posible deterioro físico. “Carlos es un hombre enfermo, y sí, tiene cáncer”, afirmó tajantemente una fuente cercana al medio.

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Una ausencia destacada y una compañía especial

En esta edición de los Mey Highland Games, el Rey ha asistido sin la Reina Camila (78), habitual compañera en estos actos. No obstante, ha estado rodeado de otras figuras cercanas, como su prima Lady Sarah Chatto, con quien compartió momentos de conversación distendida durante las pruebas. Con su habitual sentido del humor, se le ha visto riendo en varias ocasiones, incluso antes de que comenzaran las competiciones. También ha sido captado en uno de esos gestos tan suyos: llevándose la mano a la frente en respuesta a alguna demostración de fuerza del evento.

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Una pedida de mano real 

Mientras Carlos sigue firme con su agenda institucional, también ha recibido una buena noticia familiar: su sobrino Peter Phillips (47), hijo de la princesa Ana (74), se ha comprometido con su pareja, Harriet Sperling (45), tras más de un año de discreta relación. Aunque la fecha del enlace aún no se ha hecho pública, podría convertirse en una ocasión clave para un esperado —y muy comentado— reencuentro familiar.

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