Verónica Mengod fue, para toda una generación, el rostro amable de las tardes infantiles. La presentadora y popular "chica Hermida", se convirtió en icono televisivo en los años 80 gracias a su simpatía, su naturalidad. Con tan solo 17 años se puso al frente de El Kiosco, un programa infantil que marcó una época. "Era mi sueño", recuerda en el programa de Y ahora Sonsoles, “y no es que lo hiciera muy bien, simplemente no había otra”. Siempre se refiere de manera humilde a ese momento en el que la seleccionaron para participar en ese exitoso formato.
Su trayectoria personal
Sustituyendo a Sonia Martínez en 1983, Mengod se ganó al público infantil desde el primer minuto. Su desparpajo y frescura la hicieron brillar. Pepe Carabias siempre decía que ella era muy extrovertida, algo que ella reafirma aunque reconoce que "estaba muerta de miedo” ante ese gran paso al mundo de la televisión. El plató se convirtió en su segundo hogar, aunque el ambiente no siempre era fácil: “Con Jesús Hermida sentía miedo en directo. No estaba acostumbrada a que alguien gritara así”, relata con honestidad sobre su experiencia en los programas del mítico periodista.
La actriz creció en un entorno artístico, puesto que su padre, Julio Mengod, era un reconocido compositor. “Mi padre nos despertaba con Vivaldi. He sido muy feliz”, dice a Sonsoles Ónega al recordar su infancia, en una casa donde los famosos entraban y salían con naturalidad. Quizá por eso no se dejó deslumbrar por el estrellato. Su padre le inculcó una gran lección: cada programa era una oportunidad, pero también podía ser el último.
Más tarde, dio el salto a programas para el público adulto y acompañó a Joaquín Prat en El precio justo, donde vivió otra etapa inolvidable. “Disfrutaba como en una feria. Joaquín era muy cercano. Me dijo que lo más importante en la vida es la familia. Y no se equivocaba”.
Su vida familiar
La presentadora se casó en 1987 con el empresario Carlos Ortiz-Echagüe. Juntos formaron una familia con dos hijos, Alejandro y Claudia. Pero lo que parecía una vida ya plenamente asentada cambió en 2006, cuando una llamada telefónica alteró su mundo: “Mi madre me ha dicho que soy hija tuya”, le dijo una chica llamada Alejandra a Carlos.
La llegada de Alejandra a sus vidas
Alejandra Ortiz-Echagüe era hija del empresario, fruto de una relación anterior que él desconocía. La noticia impactó a toda la familia, pero fue la presentadora quien, según todos coinciden, supo acogerla con más amor. “Alejandra fue un regalo. Para mí es un hija”, asegura. En 2009, la familia presentó oficialmente a Alejandra a través de las páginas de la revista ¡HOLA!, compartiendo una historia que parecía de guion cinematográfico.
Hoy, Alejandra es madre de dos hijos, Galileo y Eliot, fruto de su relación con el cantante y actor Daniel Diges, quien representó a España en Eurovisión en 2010. El primero de esos niños, Galileo, tiene a la actriz como madrina. "Verónica ha sido muy importante en esta historia”, reconocía en aquella misma entrevista para ¡HOLA!
A los 45 años, Verónica decidió alejarse de la televisión. “Se perdió la magia, no porque yo formara una familia”, aclara. Hoy es abuela orgullosa, testigo de una vida rica en emociones, desafíos y segundas oportunidades. Lejos de las cámaras, sigue siendo esa mujer que un día hizo soñar a miles de niños frente al televisor, y que hoy celebra, con gratitud y serenidad, una vida que ha sido todo menos ordinaria.