La vida vuelve a sorprender a Ana con una de las noticias más felices: la atleta y Benjamín Compaoré esperan su segundo hijo en común. Con la ternura y emoción que la caracteriza, ha sido la propia atleta gallega quien ha compartido esta noticia a través de sus redes sociales con un mensaje que resume a la perfección su estado de ánimo: “Y cuando menos nos lo esperábamos, vino la vida y nos demostró, una vez más, lo maravillosa e impredecible que es”.
Ana, que se encuentra en un excelente momento personal tras unos meses marcados por desafíos emocionales y profesionales, ha compartido también que el embarazo ha llegado antes de lo previsto, pero lleno de ilusión. “Mucho antes de lo que esperábamos, pero felices de que así sea, la familia Compaoré Peleteiro continúa creciendo”, escribía con una sonrisa que se adivina entre líneas. Y añadía con dulzura: “Aún no sabemos casi nada de ti, hijito, pero ya te amamos y deseamos con todo nuestro corazón”.
La noticia del embarazo llega pocos meses después de que Ana se proclamara campeona de Europa en pista cubierta, firmando una de las victorias más significativas de su carrera. Una medalla que, tal y como confesó, tuvo un sabor muy especial por todo lo que había detrás. “Hace tres días, estaba recibiendo amenazas y coacciones de alguien que apreciaba mucho”, reveló entonces con valentía. “Hoy me he tenido que sacar los monstruos de la cabeza, jamás me he sentido tan baja. Si no llega a ser porque hice terapia hace dos días, no hubiera podido competir aquí”. Ahora esta dulce noticia anuncia algo más: Ana no podrá participar en el próximo Mundial de Atletismo que se celebrará en Tokio.
Sin embargo, la propia deportista ha dejado claro que ahora mismo su prioridad está en este nuevo capítulo que comienza. Y, como siempre ha demostrado, volverá. Más fuerte, más feliz y con una motivación aún mayor. “A pesar de que siempre me entierran cada dos por tres, soy un poco como el Ave Fénix y me gusta resurgir de las cenizas. Aunque quieran acabar conmigo, gracias al colchón que me rodea salgo más fuerte”, reflexionó, haciendo referencia al apoyo incondicional que recibe de sus seres queridos.
Un pilar llamado Benjamín
Si hay una figura que destaca en esta etapa de Ana es la de su marido, el también atleta y entrenador Benjamín Compaoré. Juntos no solo comparten su vida personal, sino también la profesional, ya que desde septiembre de 2024 él se convirtió oficialmente en su preparador. Una decisión que marcó un antes y un después, tras poner fin a su etapa con Iván Pedroso, y que trajo consigo importantes cambios: el regreso a su tierra natal, Galicia, y una nueva rutina familiar en Ribeira, A Coruña. “Después de 13 años fuera de casa, mi corazón me pidió volver a mi refugio”, explicó entonces.
Sobre su pareja, Ana no escatima en elogios. “Gracias al amor de mi vida, mi mejor amigo, mi cómplice, el que siempre confía en mí. Elegirte, en todos los sentidos, ha sido la mejor decisión de mi vida”, le dedicó públicamente tras su triunfo en el Europeo. Y en zona mixta, con la emoción aún a flor de piel, añadió: “Me apetecía muchísimo que Benjamín mostrase que es un fantástico entrenador y que hacemos un superequipo. Si no llega a ser por él, no sé qué hubiera sido de mí este campeonato”.
Una familia que crece rodeada de amor
Ana y Benjamín comenzaron su historia de amor en 2021, después de los Juegos Olímpicos de Tokio, aunque se conocían desde 2016. En septiembre de 2023 sellaron su compromiso con una boda íntima y discreta en Pontevedra. Juntos forman una familia muy especial junto a los tres hijos del deportista, fruto de una relación anterior, y la pequeña Lúa, que el próximo diciembre cumplirá tres años.
Lúa, que ha estado muy presente en la vida deportiva de su madre, animándola desde las gradas en numerosas competiciones, se ha convertido en el mayor motor de Ana. La atleta ha expresado en varias ocasiones su deseo de que la niña crezca en Galicia, rodeada de naturaleza, familia y raíces. En una de las imágenes más emotivas del pasado campeonato, se pudo ver cómo madre, hija y padre se fundían en un abrazo lleno de complicidad y orgullo tras colgarse la medalla de oro.