El fútbol portugués vive uno de sus momentos más tristes. Diogo Jota, jugador del Liverpool y miembro destacado de la selección nacional, fallecía el pasado 3 de julio junto a su hermano, André Silva, en un trágico accidente de tráfico en el norte de España. Apenas habían pasado once días desde que el delantero había contraído matrimonio con su pareja de toda la vida, Rute Cardoso, madre de sus tres hijos pequeños. La conmoción ha sido profunda, y el impacto emocional ha alcanzado no solo a sus seguidores y compañeros, sino a todo el país. En medio del dolor colectivo, una ausencia en el funeral celebrado este sábado en Gondomar, Portugal, no pasó desapercibida: la de Cristiano Ronaldo.
El capitán del equipo nacional, actualmente de vacaciones en Mallorca con su familia, no se encontraba entre los asistentes al multitudinario adiós que se ofreció a Diogo y André. Una decisión que generó algunas críticas, pero que, lejos de ser fruto de la indiferencia, estuvo motivada por razones personales y muy íntimas. Cristiano quiso expresar su pesar desde el primer momento con un emotivo mensaje en sus redes sociales: “No tiene ningún sentido. Justo ahora estábamos juntos en el equipo nacional, justo ahora estabas casado. A su familia, a su esposa e hijos, les envío mis condolencias y les deseo toda la fortaleza del mundo. Sé que siempre estarás con ellos. D.E.P. Diogo y Andre. Todos te echaremos de menos.”
Más allá de ese homenaje público, según ha revelado el diario portugués A Bola, el delantero habría mantenido una conversación directa con la familia de Diogo, incluyendo a sus padres y a la propia Rute, en la que se puso a disposición de ellos para lo que pudieran necesitar. Un gesto discreto y sincero, alejado del foco mediático, con el que buscó acompañarlos sin añadir más presión a un momento ya de por sí devastador. Esa intención fue confirmada también por su entorno más cercano.
Su hermana, Katia Aveiro, quiso salir en su defensa en redes sociales con unas palabras contundentes: “El fanatismo cansa, las críticas son inútiles. La sociedad está enferma. Todos tenemos familia.”, escribió en una publicación donde recordaba el dolor que vivieron cuando su padre falleció. “Cuando mi padre murió, además del dolor, tuvimos que soportar una oleada de cámaras y curiosos. No era como ahora, y aun así fue imposible salir de la capilla hasta el entierro. La atención sobre Cristiano hoy sería incluso mayor. Y eso solo habría hecho más difícil todo para la familia de Diogo y André.”
Para Katia, las críticas por su ausencia son una muestra del desgaste emocional que genera la exposición constante. “La sociedad ha perdido el sentido de la empatía. Lo que debería haber sido un homenaje respetuoso se ha convertido, para algunos, en un juicio mediático. Me da vergüenza ver lo que se dice.” El gesto de Cristiano se entiende mejor si se tiene en cuenta su propia experiencia. La pérdida de su padre, cuando él apenas tenía 20 años, marcó profundamente su vida. Desde entonces, ha sido especialmente sensible ante los momentos de duelo ajenos y, en esta ocasión, prefirió dejar todo el espacio a la familia de su compañero, evitando que su presencia desviara el foco del verdadero motivo del encuentro: rendir homenaje a Diogo y André.
Entre los asistentes al funeral estuvieron varios internacionales portugueses como João Cancelo o Rúben Neves, que incluso volaron desde Estados Unidos para despedirse de su compañero. La imagen de los padres de Diogo, que han perdido a sus dos únicos hijos, y la de su viuda, Rute, acompañada por sus tres pequeños —Dinis, de cuatro años; Duarte, de dos; y la pequeña Mafalda, de apenas ocho meses—, ha conmovido a toda Europa. Diogo Jota era una figura muy querida dentro y fuera del vestuario. Su reciente boda, sus gestos familiares y su compromiso con el equipo nacional lo convertían en un referente. La tristeza por su pérdida ha sido inmensa. Y aunque Cristiano no estuvo físicamente presente, sí lo estuvo con el corazón.