Tras meses de discreción absoluta sobre la nueva relación que alegraba su corazón, Colate Vallejo-Nágera ha protagonizado un significativo gesto, con el que ha dado un paso más en su bonita historia de amor con Alejandra Conde. Y es que el empresario madrileño ha compartido por primera vez una imagen con la hija menor de Mario Conde, consolidando públicamente un romance que comenzó con el nuevo año y que poco a poco se ha ido afianzando y haciéndose más fuerte.
Ha sido a través de su cuenta de Instagram donde Colate ha publicado la imagen en cuestión y se los ve de lo más acaramelados. Está captada en Mallorca y en ella podemos ver cómo abraza a Alejandra de forma cariñosa, con una expresión serena y una sonrisa que, como dice el refrán, “una imagen vale más que mil palabras”. La instantánea ha sido recibida con una oleada de comentarios positivos por parte de sus seguidores y amigos, que han aplaudido la naturalidad del gesto.
Una amistad que dio paso al amor
La historia entre Colate, de 52 años, y Alejandra Conde, de 47, no es nueva. Ambos son amigos desde hace décadas y pertenecen a círculos sociales comunes en Madrid. Sin embargo, no ha sido hasta finales de 2024 cuando se reencontraron y comenzó a gestarse una relación más personal entre ellos. Según adelantó ¡HOLA!, el pasado mes de enero en exclusiva, la pareja fue fotografiada paseando por la capital española en actitud cariñosa, y aunque ninguno de los dos quiso hacer declaraciones entonces, las imágenes hablaban por sí solas.
Alejandra Conde es hija del exbanquero Mario Conde y Lourdes Arroyo, que falleció en 2007, y ha construido una vida profesional alejada de los focos mediáticos. Es abogada y madre de tres hijos, fruto de su matrimonio con el empresario Fernando Guasch Vega-Penichet, del que se separó en febrero de 2023 tras casi dos décadas de relación. Alejandra ha mantenido siempre un perfil reservado y elegante, con una vida centrada en su familia y sus proyectos personales. Su vinculación con Colate ha sido, hasta ahora, discreta y medida.
Por su parte, el empresario madrileño ha vivido una trayectoria pública mucho más expuesta, sobre todo, a raíz de su mediático matrimonio con la cantante Paulina Rubio y su posterior divorcio en 2012. La custodia del hijo que tienen en común, Andrea Nicolás, que en noviembre cumple 15 años, ha sido su caballo de batalla durante todo este tiempo y no parece tener solución a corto plazo.
A pesar de ello, el hermano de Samantha Vallejo-Nájera ha logrado rehacer su vida, protagonizando titulares a ambos lados del Atlántico, ya sea por su faceta empresarial, por su papel como padre, por sus amores o por sus apariciones en programas de televisión como ¡Mira quién baila!, Supervivientes o Ven a cenar conmigo: Edición Gourmet. En los últimos años, Colate ha optado por una vida más tranquila, centrado en su hijo y en proyectos personales más alejados del ruido mediático. De hecho, no se le había conocido pareja estable desde que finalizara su noviazgo con la diseñadora colombiana María Clara Mejía, aunque este verano se le llegó a relacionar con la abogada Macarena Olona.
Su corazón ya tiene nombre: Alejandra Conde. Con ella, Colate Vallejo-Nágera vive una historia de amor madura, serena y alejada del foco mediático. Una relación cocinada a fuego lento, basada en la discreción y en los gestos sencillos. Su reencuentro a finales del año pasado reavivó una conexión que ya existía desde hace años, y la chispa no tardó en prender. La primera pista pública llegó cuando aparecieron juntos en Pedraza, el encantador pueblo segoviano donde Samantha, hermana del empresario madrileño, regenta un restaurante. Aquella visita en diciembre pasado encendió todas las alarmas.
Fue en enero cuando ¡HOLA! publicó las primeras imágenes de la pareja paseando por la capital española. Desde entonces, han pasado seis meses y la relación se ha ido afianzando, a pesar de que ninguno de ellos se ha pronunciado al respecto. El último gesto lo ha tenido Colate, compartiendo una imagen íntima junto a Alejandra Conde que lo dice todo: un abrazo, una sonrisa compartida y poco más para demostrar lo bien que están juntos.