Rayden no quiere más polémicas. Mientras ha vuelto al ojo del huracán por sus palabras sobre el Benidorm Fest y la victoria de Melody, que representará a España este sábado en Eurovisión, el artista está inmerso en la promoción de su último libro, El taller de los niños interiores. Hace tan solo unas semanas, hablábamos con él sobre los motivos que le llevaron a dejar el certamen. "Entendí el sentir del público, pero yo soy uno más del engranaje de muchas personas. Se había cerrado un ciclo y estoy muy agradecido con el festival". Rayden, que siempre está presente en sus redes, para lo bueno y para lo malo, se mostraba prudente y cauto, y no quiso hacer apuestas de cara a la final del Festival de la Canción, eso sí, nos confirma que verá la gala como un fan más. "No sé qué pasará en Eurovisión, pero ahí estaré para verlo".
Con la publicación de su última novela, El taller de los niños interiores, David Martínez Álvarez nos invita a un viaje emocional sin límites ni tapujos sobre la salud mental e intenta dar visibilidad a las heridas de la infancia. La obra, que tiene su origen, primero, en un sueño y, luego, incluso en una de sus canciones, A mi yo de ayer, no es un libro de autoayuda, pero sí un espejo en el que todos podemos vernos reflejados. Con un lenguaje sencillo, cercano, natural y con el ritmo de la música que baila siempre de fondo, el intérprete ha vuelto a conseguir engancharnos con su tercera novela. Y es que no sé que más se le puede pedir... Bueno, sí, volver a la música, y también hemos hablado con él de ello.
"Le pedimos a la música que nos rescate de los problemas. Pero como los problemas siguen ahí, no le damos el valor que tiene"
A sus 39 años, poco le queda ya por probar. Ha compuesto, ha cantado ante miles de fans en múltiples conciertos, ha probado en la televisión, en la radio... pero, sin duda, donde más orgulloso se muestra es en su faceta más desconocida, la de padre. El intérprete de temas tan conocidos como Haz de luz y La mujer cactus y el hombre globo, nos cuenta no solo las buenas notas que ha tenido en el colegio su hijo, de siete años, sino también su fascinación por la lectura. "Hace poco íbamos a una exposición en Gran Vía y en el taxi pegó un grito porque en un escaparate me había visto y me entró respetito. La admiración es un arma de doble filo", afirma emocionado. De cómo vive este momento marcado por los algoritmos, de la profundidad que esconden sus palabras en El taller de los niños interiores, de música y de muchas cosas más, hemos charlado con Rayden, el primer artista español que se convirtió en el primer campeón mundial de la Red Bull Batalla de los Gallos, tiene mucho que decir, porque lo suyo, sin duda, es "darse voz". ¡Y de qué manera!
Hay una frase con la que comienzas y terminas la obra "A la vida se viene a suceder, ¿qué querías transmitir?
Es una frase que me he encontrado por el camino. Muchas veces nos preocupamos demasiado, especialmente en los tiempos que corren, por las impresiones que dejamos en los demás y por los resultados. A la vida se viene a suceder y no a ser un suceso. Por eso me pareció una idea simétrica de construir la novela y en la editorial buscan siempre inicios impactantes que enganchen al lector. Cuando me vino esta frase, sentí que era el mantra de esta novela, una enseñanza mayor.
El dolor y el trauma son los motores principales de la historia a través de seis personajes, ¿crees que el sufrimiento es una herramienta para la transformación personal?
Para mí, el dolor, cuando le damos intención, se convierte en enseñanza Sin embargo, cuando nos quedamos atrapados en el sufrimiento, no aprendemos nada. En este momento de mi vida, estoy aprendiendo a diferenciar dolor de sufrimiento.
De los seis protagonistas de El taller de los niños interiores, ¿hay alguno que represente directamente tus propias vivencias?
Representan más miedos. Cuando escribo es como si me arrancara puntas de estrella de mar y nacen otras identidades. Los personajes nacen a partir de experiencias personales, de vivencias de mi entorno y de mis vínculos, pero luego adquieren su propia identidad. A veces, incluso me sorprenden y me obligan a mirarme en un espejo en el que quizá no quiero verme reflejado, pero cuando lo coges con humildad, está bien. En esta novela no he tenido tanto que ver con mis personajes, pero sí que he podido transmitir los miedos que he tenido a lo largo de mi vida a través de los personajes. Creo que tengo más que ver más con los niños interiores de ellos que con los adultos, que se defienden de la vida. Me gustaría que la gente cuando leyera la novela le pasará como en la serie Succession, al principio lo ves como últimas tallas y personas con heridas, no te quieres ver reflejado, pero te engancha por el morbo y al final hay un punto de catarsis y te reconoces.
Has sido uno de los primeros en hablar abiertamente sobre salud mental. ¿Cómo ha sido el proceso de escribir un libro que también se basa en la terapia? ¿Has podido volcar parte de tu propia experiencia en él?
Ha sido curioso, porque el germen de esta novela fue porque lo soñé. Soñé que iba al colegio al que iba de pequeño, que era el Zulema en Alcalá de Henares, y donde estaba la escuela infantil, estaba mi niño pequeño sentado y yo estaba con él y le decía "somos dos". Mi terapeuta dijo que igual se refería al niño interior y me dijo que hay estudios que diferencian entre el niño interior de las luces y el de las sombras. Me empezó a hablar de las heridas de la infancia y me llamó mucho la atención, pero no fue hasta llevar diez capítulos cuando sentí que, lo mismo que hice en la primera novela de El acercamiento de la mujer cactus y el hombre globo, que está basado en una canción mía, y creo que esta también. Tengo una canción, que hice hace once años, que es A mi yo de ayer y creo que la hice desde una intuición que ahora con la novela he entendido. Ha sido muy bonito, pero es algo que soñé. Hay cosas que pasan que uno no sabe explicar, pero te llevan a caminos bonitos. Ha sido una novela que, como decía Leiva, sentí La llamada.
¿Cómo definirías a tu niño de las luces y a tu niño de las sombras?
El niño de las sombras es el típico correcto, no molesta, no levanta la voz y siempre está dispuesto a ayudar antes de que se lo pidan. Es ese niño que prefiere estar del lado de aquellos a los que señalan para decir "¿ves por qué no puedes ser como él?". Pero que a la vez tiene una herida de rechazo y abandono muy grande y por eso no se muestra si no hay alguien que le dice qué hacer, se rebaja para estar a la altura de los demás. Y el de las luces, un niño muy impresionable, un turista en su propia casa y eso no lo he perdido. Flipo con todo. Soy capaz de, si tengo la mañana libre, y veo a un perro hacer algo curioso con su dueño, dedicarle diez minutos de mi vida solo a observarlo y luego intentar entender qué hace. Es algo que he aprendido a no perder y es cierto que teniendo un hijo esto se desarrolla.
"El hecho de tener un hijo, no te cambia la vida, te la afila. Lo que antes me preocupaba, ahora me preocupa más"
¿Cómo ha influido la paternidad en tu forma de escribir y en la perspectiva con la que abordas los temas de este libro?
Bueno, primero que nada, quiero que quede registrado en la entrevista, que han salido las notas del trimestre y ha sacado todo notables y sobresalientes (risas). El hecho de tener un hijo, no te cambia la vida, te la afila. Lo que antes me preocupaba, ahora me preocupa más, pongo cubre esquinas hasta en las pelotas. Lo que antes me emocionaba, ahora me toca más y lo disfruto. Esa pausa que te dan los hijos para la novela es primordial porque tener un hijo son curas de humildad. No puedes quedarte atrapado en el papel de superhéroe; tienes que aceptar que la ecuación va cambiando y eso en la novela sirve mucho porque hace que te despegues de los prejuicios y que te entregues a algo que cambia en el tiempo como es el crecimiento de un niño.
¿Cómo le intentarías transmitir a tu hijo la importancia de conectar con su niño interior?
Hace poco hablé con él sobre esto. No sé si fue a raíz de la novela, pero hubo un momento en el que él me dijo: "Es que yo soy así, papá". Y le respondí: "Mira, yo voy a cumplir 40 años este año y todavía no sé quién soy". Porque, de hecho, hace poco descubrí que todo lo que creía que era, lo era solo para contentar a los demás. Y le dije: "Yo me veo con suerte y con ilusión de que he aprendido esto antes de dar la vuelta al jamón, pero que tú te escudes en el "yo soy así"... si no estás ni hecho". Él se reía, pero creo que tiene que ver mucho con hacer ayuda consciente. Venimos de una generación que nos daban un azote y nos quitaban la vulnerabilidad, pero él me ha visto llorar, me ha visto tener miedo, se lo he transmitido y eso ayuda a bajar el umbral de la herida.
¿Tu hijo es muy pequeño ahora para leer tus libros, pero tienes una estantería reservada con tus ejemplares para cuando llegue el momento?
Él devora libros. Antes de ayer me desperté y ya estaba leyendo dos libros a la vez. Me supera completamente. De hecho, estaba leyendo El pequeño vampiro, que fue el libro que me enganchó a la lectura, y El diario de Greg. Hace poco íbamos a una exposición en Gran Vía y en el taxi pegó un grito porque en un escaparate me había visto y me entró respetito. La admiración es un arma de doble filo porque, siempre guardando el respeto, pero creo que es sano que en un momento el hijo o la hija se rebele. La admiración no sé cómo le va a rebotar, tengo conversaciones de forma asidua con él, me gustaría que me leyese, que preguntase si me he inspirado en él con algún personaje, pero me da miedo que el volumen de mis trabajos, de alguna manera, sepulte su manera de rebelarse cuando sea mayor.
¿En el colegio ya te conocen lo suficiente como para que los amigos de tu hijo digan: "He visto a tu padre"?
Sí, y es muy gracioso. Fuera del colegio todo es normal, pero en cuanto entras, normalmente con todos los padres, pero si encima ya eres conocido... flipan.
"Ser niños es cojear sin saber de qué pie. Ser mal padre es ocultar de qué lado el mundo está torcido". ¿Podrías explicar esta frase del libro?
Crecemos contra la vida, porque lo único que nos promete es la impermanencia, es una apuesta constante que cambia el desnivel. Cuando nacemos, necesitamos muletas, bastones, lugares donde apoyarnos. Pero ser mal padre es negar que la mesa está torcida y, en lugar de enseñarle a un hijo cómo encontrar equilibrio, echarle la bronca mientras, con la otra mano, pides al camarero una cuña. Pensaba en esta analogía porque durante generaciones, cuando alguien mostraba vulnerabilidad, la respuesta solía ser "tienes mucha tontería". Es una forma de anular.
¿Cómo has compaginado tu faceta de músico y compositor con la escritura? ¿Se confunden estos dos aspectos en tu proceso creativo?
En cada novela intento hacer el juego de que haya un capitán, un abanderado en forma de canción que te da pistas de cómo va a ir el siguiente capítulo y es un juego sano y muy travieso que me gusta hacer con los lectores y, cuando ya pillan el truco, meter una canción que les puede romper. Me parece una forma de descubrir grupos que me gustan, de hacer referencia y honor a grupos que son colegas y descubrir música. Espero siempre hacerlo porque es una capa más, que le mete aderezo a la novela y soy una persona que intenta trabajarse mucho los títulos de los capítulos y me gusta pensar que hay gente que se para a leerlos y pensar de qué puede ir. Es otra forma de jugar.
¿Te ha ayudado El taller de los niños interiores a sanar después de anunciar tu retirada de la música en 2023?
Me han ayudado dos cosas: la novela y mi reciente viaje a Nepal. Ha sido una mezcla de ambas experiencias. Me ha pillado en un momento en el que estoy absorbiendo conceptos clave. De hecho, si hubiera una segunda parte de El taller de los niños interiores, que no va a pasar, debería haber un viaje a Nepal porque es lo siguiente, ver a estos personajes cómo se mueven y pasan cosas. Haber hecho el libro y el viaje a Nepal me ha servido para entender que tengo que darme voz, que tú puedes jugar a hacer música sin tener que volver a la industria. De hecho, cuando tú dices que vuelves a la música en una entrevista, la gente ya se piensa que vas a hacer una gira, a sacar canciones... y no que te vas a volver a enamorar de la música desde otro punto. En Nepal me tatué "voz" en la espalda, como de espaldas al público y me gustó mucho hacer eso, algo que no voy a ver yo, pero está en mí.
"He vuelto a acercarme a la música, pero no con la intención de sacar nada en la música"
Anunciaste que te retirabas, poco después lo han hecho otros compañeros y hablan de presión por estar en la redes. ¿Qué está pasando?
Puede que me equivoque, pero creo que la música es una de las artes que crean un diálogo muy bonito entre la naturaleza y el ser humano. Utilizamos instrumentos que nacen incluso de la naturaleza y es una forma de expresarse muy bonita, pero, tal y como se devora a día de hoy la música, más que expresar es contentar la impresión de los demás. Sacas una canción y a la semana es más, es alimentar a la bestia. Son tiempos raros de algoritmo, que a la gente no le gusta tanto la canción como el relato que hay detrás. Y es normal que la gente que estamos acostumbrados a hacer a otro ritmo las cosas, nos queramos parar porque se nos va la vida y el hambre de expresarnos. Tiene que haber algún lugar de entendimiento para que el artista vuelva a expresar y no sea para atender a las ganas de los demás y, como no lo conozco, esto fuera.
Le pedimos a la música que nos rescate de los problemas. Pero como los problemas siguen ahí, luego no le damos el valor que tiene la música. Por eso hay festivales con gente dando la espalda haciendo 'stories' para que se nos vea, a día de hoy no podemos pararnos a escuchar música, pero sí para leer un libro. No se en qué punto la música dejó de expresar para solo impresionar.
¿Podemos decir que has vuelto a conectar con la música, pero no vuelves a la música?
He vuelto a acercarme a la música, pero no con la intención de sacar nada en la música.
¿Dónde te sientes más cómodo: en la música, en la escritura o incluso en televisión, donde te hemos visto colaborar en varios programas?
Tengo la suerte de no encasillarme. Como le dije a mi hijo: "Yo no sé quién soy", así que me atrevo a probar muchas cosas, y en casi todas suelo caer de pie porque las abrazo con humildad y ganas de aprender. En el mundo de la novela me siento muy cómodo, lo encuentro como algo muy nativo. Paradójicamente, en la radio y la televisión también me encuentro muy a gusto. Y en la música también, pero sentí que todo avanzaba a una velocidad a la que no podía, ni quería, atender porque eso repercutía en pasar menos tiempo con mi hijo y en una serie de cosas que no quería pasar, a día de hoy. En todo lo que hago estoy feliz.
Si tuvieras que definir El taller de los niños interiores con el título de una de tus canciones, ¿cuál elegirías?
Mi yo de ayer porque es una novela restauradora, que restaura el valor de fábrica. Un amigo me dijo que esta es la primera novela en la que cabemos todos, y eso me parece precioso.
"No lo veo como polémica, sino como pasión desmedida. Este año sentí que cerraba un ciclo con el 'Benidorm Fest' y lo comuniqué justo después de la final"
Cambiando de tema, ¿qué pasa con el Benidorm Fest? ¿Por qué tanta polémica?
No lo veo como polémica, sino como pasión desmedida. Este año sentí que cerraba un ciclo y lo comuniqué justo después de la final. Como suelo estar muy presente en redes e intento transmitir emoción, si no salen las cosas como la gente quiere, normal que regañen al que da la cara y al que presume de festival. Yo entendí el sentir de público, pero yo soy uno más del engranaje de muchas personas. Entendí que se había cerrado un ciclo y estoy muy agradecido con el festival. Con los aires nuevos aires y la llegada de José Pablo y Sergio Calderón, seguro que se renovará por completo, y yo estaré ahí para verlo, pero como público.
"No se qué pasará en Eurovisión, pero ahí estaré para verlo"
¿Tienes alguna apuesta sobre cómo quedará Melody en Eurovisión?
Ni idea. Eurovisión no depende solo de las actuaciones, sino del contexto sociocultural y político. Hay veces que puedes elegir una propuesta llamativa y como es el año de las propuestas llamativas, gane una balada. O que lleves una balada y sea el año de las baladas, uno nunca sabe. Lo que yo confío es que cada año se vaya subiendo el nivel del festival para que lo que se envíe sea una propuesta más alta y llamativa. No sé qué pasará en Eurovisión, pero ahí estaré para verlo.
¿Irás a Eurovisión?
No, lo veré desde casa como cualquier espectador.
Para finalizar, ¿con qué frase cerrarías tú esta conversación?
Con una pregunta: "¿Qué le dirías a tu niña interior?".