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Francisco Rivera y Lourdes Montes posan con su hijo Nicolás en la portada de ¡HOLA!© Fernanda & Paloma (Couché Studio)

EXCLUSIVA

Francisco Rivera y Lourdes Montes nos presentan a su tercer hijo, Nicolás: '¡Ahora soy papuchi!'

'Llevábamos buscándolo casi cinco años y ya habíamos tirado la toalla. Pero la vida te da estas sorpresas y un hijo es un regalo de Dios'


Por: Sandra Aladro
14 de mayo de 2025 - 6:31 CEST

La vida te da sorpresas, y la llegada de un hijo es, sin duda, la mejor de todas las posibles. Lourdes Montes y Francisco Rivera acaban de dar la bienvenida a Nicolás, un precioso bebé de casi cuatro kilos que vino a este mundo cuando ya nadie lo esperaba. El milagro de la vida se ha hecho de rogar y ha marcado sus tiempos. Por algo será. "Llega en nuestro mejor momento", nos dice Francisco Rivera. Han pasado quince años desde que sus vidas se cruzaron y once desde que se casaron. Han capeado temporales y alguna tempestad, pero siempre se han dado la mano para ver salir el sol juntos tras la tormenta. Han formado la familia que soñaron. La que ninguno de los dos pudo tener, pues ambos perdieron a su padre siendo unos niños. Tal vez por eso abrazan con tanta fuerza a los suyos, Carmen y Fran, de nueve y seis años, que han recibido en su hogar a su nuevo hermano con la mayor de las alegrías. Lo mismo que sus padres, para quienes la edad es poco más que un número. El futuro no es motivo de preocupación para un torero que sabe, mejor que nadie, que la vida es hoy. Así que ser padre a los 51 es una bendición, sin más. 

Lourdes Montes y Fran Rivera con su hijo Nicolás en brazos, tumbados en el sofá de su casa© Fernanda & Paloma (Couché Studio)
"La diferencia de años con la primera vez me ha pesado durante el embarazo por el hecho de tener que dividirme con los otros dos, y también estas primeras semanas. Recuerdo que con Carmen, cuando ella dormía, yo dormía. Ahora no", nos cuenta Lourdes, que volvió al trabajo a la semana de dar a luz

Habla Lourdes

—Nicolás está a punto de cumplir su primer mes de vida, ¿has normalizado su presencia o todavía te estás pelliz­cando?

—Todavía me estoy acostumbrando. Me cuesta asimilar que ya tengo un tercero y, sobre todo, aún me cuesta asimilar el 'momento bebé', que te necesiten constantemente, porque yo ya tenía a mis niños bastantes autónomos.

—Se puede decir que Nicolás fue toda una sorpresa.

—¡Totalmente! Sorpresa, sorpresa. 

—¿Cómo ha cambiado tu casa su llegada?

—Ahora estoy en la peor época de mi tienda de trajes de flamenca (Mi Abril) y, cuando llego a casa, una me requiere para los deberes, otro me cuenta lo que ha hecho en el fútbol y el bebé ya está en la hora mala del baño, el biberón… Al mismo tiempo se hace la hora de acostar a los mayores y quiero leerles un cuento, estar con ellos, ¡y no sé a qué acudir! Eso es lo que ha cambiado. 

—Vamos a retroceder al 9 de abril. Háblame de ese día 

—Yo tenía programado el parto para el día 10 de abril, que ya había cumplido mi novena falta, y estaba muy tranquila pensando que no me iba a poner de parto. Ese día fui a la tienda, llevé a los niños a un cumple y, cuando llegué a casa por la tarde, empecé a notar ciertas molestias y, efectivamente, me puse de parto a última hora. 

—¿Cómo viviste este parto?

—Fue un parto precioso, el mejor de los tres. Todos han sido buenos, pero este fue especialmente bonito y calmado. Los paritorios del hospital Quirón son como el salón de tu casa. 

"Cuando iba camino del hospital, es la vez que más nerviosa estaba. No sé si por conocimiento de lo que venía, por responsabilidad, por edad… Y, además, me daba mucha pena pensar que era el último"

—¿En qué sentido?

—Tienen una sala muy grande que no parece un quirófano. Las paredes están decoradas con papel de flores y no hay luces directas de hospital. Parece iluminación de hogar. Tuve una sensación muy agradable y lo recuerdo como un momento inolvidable. 

—¿Fran estuvo a tu lado?

—Por supuesto. Nos asistió mi ginecóloga, Esther de la Hoz, que ha estado conmigo en los tres partos y es maravillosa. Estábamos los tres casi de charla. 

—¿Se tienen sensaciones distintas al ser la tercera vez?

—Sí. Cuando iba camino del hospital, te puedo decir que es la vez que más nerviosa estaba. No sé si por conocimiento de lo que venía, por responsabilidad, por edad… No sé por qué, pero estaba muy nerviosa. Y, además, me daba mucha pena pensar que era el último. Me invadía la pena de pensar que no iba a vivirlo más, porque tengo claro que es el tercero y el último. Esas dos sensaciones no las tuve en los otros dos. 

—¿Cómo fue el momento en el que veis juntos, Fran y tú, la carita de Nicolás?

—De máxima felicidad. Cuando le vi, sentí que era una mezcla de nuestros dos hijos. Me recordaba a Curro (así llama a su hijo Fran) en la parte de los ojos, y en la carita y la boca, a Carmen. Ahí sí que sentimos la misma emoción que con los otros dos. Además, lo disfruté mucho porque no estaba nada cansada. 

Francisco Rivera con su bebé Nicolás y Lourdes Montes© Fernanda & Paloma (Couché Studio)
"¡Ha sido una sorpresa absoluta!", señala Francisco Rivera, de 51 años, de Nicolás, que nació el 9 de abril. "Ahora me toca volver a la casilla de salida, pero también he de decir que ha llegado en nuestro mejor momento. Eso también lo tengo claro". "Todavía me estoy acostumbrando. Me cuesta asimilar que ya tengo un tercero y, sobre todo, aún me cuesta asimilar el “momento bebé”, que te necesiten constantemente, porque yo ya tenía a mis niños bastantes autónomos", añade Lourdes

—¿Te fuiste de casa avisando a tus hijos de lo que sucedía o para ellos fue una sorpresa que había nacido su herma­no?

—Avisé a los niños, que se quedaron con Cayetana, su hermana mayor. Mi hija, Carmen, estaba supernerviosa y, al día siguiente, al volver del cole, vinieron al hospital a conocerlo. 

—¿Cómo vivieron ellos, a sus nueve y seis años respectivamente, la vuelta a casa con un nuevo miembro en la fami­lia?

—Como una novedad absoluta. Curro, que es el que tiene seis, le quiere coger y darle el biberón, pero en seguida se le pasa y se pone a lo suyo, a jugar. Sin embargo, Carmen quiere ocuparse de él 24 horas. Está pendiente a todas horas de si necesita comer, si lo ve incómodo, si lo puede coger.

—Ha cambiado los muñecos por un bebé real. 

—Completamente. Está volcada. Es la niñera mágica. 

—¿Se quiere de distinta manera a cada niño?

—Yo creo que el amor es el mismo, pero es verdad que la intensidad de los mayores todavía no la tengo con el bebé. Le quiero y le adoro, pero no es lo mismo. Creo que eso va cambiando con el tiempo, cuando él vaya sacando su personalidad y su forma de ser. 

Lourdes Montes y Francisco Rivera con su bebé en el sofá© Fernanda & Paloma (Couché Studio)

"Fran se ha volcado mucho con los mayores, y es un diez. Se ocupa de ellos para todo, está pendiente de todo y los lleva a todas partes. El bebé es más para mí"

—¿Cómo se porta?

—Es muy bueno, muy tranquilo y muy glotón. Y, de momento, no te puedo dar muchos más datos (risas). Solo se queja para comer. 

—¿En qué has cambiado, tres hijos y diez años después, como madre de un bebé recién nacido?

—Esto me lo decía todo el mundo y lo he comprobado: lo afrontas con mucha más tranquilidad. Antes, si lloraban, me ponía nerviosa pensando qué les pasaría. Ahora, la experiencia te da calma y hace que no estés tan obsesionada con todo. Sientes que controlas más la situación, sin estresarte, y no estás tan preocupada de si no ha comido lo suficiente o tiene una décima. Lo afrontas desde otro lugar más sereno. Esa calma no la tuve con el primero.

—Tu primera hija la trajiste al mundo con 31 años, y ahora, lo has hecho con 41. ¿Pesan esos años de diferencia?

—Me han pesado durante el embarazo, por el hecho de tener que dividirme con los otros dos, y también estas primeras semanas. Recuerdo que, con Carmen, cuando ella dormía, yo dormía. Ahora no. Por ejemplo, me levanto para preparar a los mayores para el cole, porque me da mucha pena no estar para ellos. Voy a la tienda desde el principio. Dedicarme a recuperarme yo no ha existido en este posparto. 

—¿Ya has retomado tu trabajo? 

A la semana de dar a luz. Dejé que pasara la Semana Santa y volví a la tienda. Ahora es temporada de mucho trabajo para nuestros trajes de flamenca. 

"Fui padre muy joven. Yo toreaba cien corridas de toros al año, me iba a América… Ahora todo ha cambiado en mi vida. Evidentemente, no soy el mismo padre ahora que antes"

—¿Tu edad ha sido, en algún momento de estos meses de embarazo, motivo de preocupación? 

—No. Yo soy muy optimista para todo, y también en el ámbito de la salud. Soy una persona muy sana, nunca me pongo enferma y mis analíticas son muy buenas. Y reconozco que mi ginecóloga me animaba mucho diciéndome que parecía que tenía muchos años menos. A nivel físico, todo ha estado perfecto en el embarazo, así que no me preocupó. Me preocupaba el hecho de que pudiera pasar algo, pero no por la edad, sino por la situación límite que supone para el cuerpo un embarazo y un parto. 

—¿Hay menos miedos con el tercero? 

—Yo creo que los mismos.

—¿Eres una madre estricta con la rutina del bebe?

—Sí, porque mi experiencia me ha demostrado que es muy bueno ser bastante cuadriculada en hábitos con los bebés.

—¿Y con las modas? Si cogerle de más o de menos, si alimentarle de determinada manera… 

—Le he hecho bastante poco caso a las modas. Tal vez, lo único, que ahora no pueden dormir boca abajo y poco más. La moda de comer a demanda, por ejemplo, no la he seguido con ninguno. 

"No he cortado el cordón de ninguno. Mira que ni la sangre ni las heridas me impresionan, pero un parto me da mucho respeto"

Lourdes Montes abrazando a Fran, que sujeta a su bebé Nicolás en brazos© Fernanda & Paloma (Couché Studio)

—La figura de la abuela la ejerce tu madre en solitario, pues Fran es huérfano y tu padre falleció siendo tú una niña. ¿Qué supone esa figura en su vida y en la tuya?

—Fíjate, siempre que doy a luz me invade un sentimiento que me hace pensar en qué pena la gente que no tiene madre, porque es un momento en el que a la que más necesitas es a tu madre. La que te da tranquilidad, la que te ayuda de verdad. En mi caso, tengo muchísima suerte porque mi madre está siempre que la necesito y siempre que la necesitan mis niños, y la necesitan mucho. Y cuando doy a luz me viene la pena de pensar en qué buena es mi madre y qué haría yo sin ella. Cuando las hormonas se regulan, ya me calmo y normalizo. 

—¿Qué rol tiene Fran con los niños ahora en casa?

—Él se ha volcado mucho con los mayores, y es un diez. Se ocupa de ellos para todo, está pendiente de todo y les lleva a todas partes. El bebé es más para mí.

—¿Cómo ha vivido él la llegada de Nicolás? 

—Yo creo que, como está tan volcado en los otros dos, no se ha dado tanta cuenta de que venía. No ha sido muy consciente hasta que ha llegado. 

—¿Cómo le ven sus hijos?

—Le adoran. Es muy divertido, juega mucho con ellos, bromea. Por otro lado, también les da mucha seguridad. Es el padre fuerte y protector que a los niños les da calma y paz. 

"La única forma de aprender es cometiendo errores. Pero tengo claro que Cayetana, mi hija mayor, se ha convertido en una mujer maravillosa cuando tenía todas las papeletas para ser la más tonta del mundo"

—A ti, al igual que a él, te faltó tu padre siendo una niña de once años. ¿De qué manera ha marcado esa ausencia tu forma de llevar tu propia familia? 

—Se lo digo mucho a Fran. Le repito constantemente la suerte que tienen los niños de tenerle. Yo veo la relación de mis hijos con su padre y la valoro mucho. Carmen es casi como era yo cuando lo perdí y lo pienso a menudo. Con la relación tan bonita y tan cercana que tiene con su padre, si le faltara… Me pongo angustiosa solo de pensarlo. Me parece maravilloso que tengan el padre que tienen y la relación tan especial que tienen. 

—Tana, la hija de Fran, hermana mayor de tus hijos, ¿qué papel ejerce con ellos habiendo tanta diferencia de edad? 

—Es una hermana superamorosa que está muy pendiente siempre de ellos. Les lleva a un montón de sitios, les hace planes divertidos, regalos, juega con ellos... Es maravillosa porque ella no es la típica hermana mayor que quiera corregirlos y educarlos. Ese no es su papel, es todo amor. Los niños la adoran. 

"No pude ir a la despedida de Cayetano porque ese día tuvimos que ingresar a Nicolás de urgencias y estuvo todo el día en observación. Ese fue el motivo y me dolió no estar", aclara Francisco sobre su ausencia en el adiós a los ruedos de su hermano

Francisco Rivera abrazando a su mujer, Lourdes, que lleva a su hijo en brazos© Fernanda & Paloma (Couché Studio)
"No podemos decir que todo haya sido un camino de rosas, pero sí puedo asegurar que Lourdes es el regalo que me ha hecho Dios. Lo mejor que me ha pasado en la vida, y ahora estábamos en nuestro mejor momento. Así que la llegada de Nicolás es la personificación de nuestro amor", asegura Francisco

Habla Fran

—Lourdes nos ha contado que Nicolás fue toda una sorpresa. 

—¡Una sorpresa absoluta! Llevábamos buscándolo casi cinco años y ya habíamos tirado la toalla. Es verdad que yo tengo un pequeño problema desde que me dio una cornada un toro y me abrió un testículo. Me aconsejaban operarme para que aumentaran las probabilidades, pero lo fui dejando y ya lo habíamos dado por imposible. Pero, mira, la vida te da estas sorpresas y un hijo es un regalo de dios. ¡Ahora soy 'papuchi'!

—Te dabas por satisfecho con tus cuatro hijos. 

—Totalmente. Yo me hubiera plantado ya con Fran. Cayetana ya es una mujer y mis otros dos hijos, con nueve y seis años, están en un momento que los disfruto muchísimo, pero, a la vez, ya son muy autónomos y nosotros, Lourdes y yo, ya podíamos hacer planes solos. Ahora me toca volver a la casilla de salida, pero también he de decir que ha llegado en nuestro mejor momento. Eso también lo tengo claro. 

—A veces, la pareja se resiente cuando, como dices, toca volver a la casilla de salida sin esperarlo.

—Los hijos separan cuando la pareja no está bien. Los hijos no unen cuando hay un problema de fondo. Es cierto que todos los matrimonios pasan por momentos peores y mejores. Lourdes y yo ya llevamos quince años juntos. No podemos decir que todo haya sido un camino de rosas, pero sí puedo asegurar que Lourdes es el regalo que me ha hecho Dios. Lo mejor que me ha pasado en la vida, y ahora estábamos en nuestro mejor momento. Así que la llegada de Nicolás es la personificación de nuestro amor. 

"He tenido una vida muy frenética y la pérdida de mi padre tan pronto me dejó cojo de referentes. Ese referente lo estoy encontrando en Lourdes ahora"

—Han pasado 25 años desde que fuiste padre por primera vez. ¿Eres hoy el mismo papá que fuiste entonces? 

—Espero que haya evolucionado en algo, si no… (Se ríe). Fui padre muy joven. Yo toreaba cien corridas de toros al año, me iba a América… Ahora todo ha cambiado en mi vida. Pero, sobre todo, he vivido y tengo la experiencia que te dan los años. Evidentemente, no soy el mismo padre ahora que antes. 

—¿Has aprendido de algún error?

—La única forma de aprender es cometiendo errores. Pero tengo claro que Cayetana, mi hija mayor, se ha convertido en una mujer maravillosa cuando tenía todas las papeletas para ser la más tonta del mundo. 

—Explícanos eso.

No es fácil ser hija de quién es. Nieta de quién es. La conocen en todas partes, la reciben… pero, pese a ello, es supersencilla y tiene una escala de valores maravillosa. Es trabajadora, se está buscando la vida sola, sin papá y mamá. Ha sacado su propia personalidad, pero, al mismo tiempo, me recuerda en muchas cosas a mi madre y a nosotros. Estoy superorgulloso de ella. Por supuesto que cometerá sus errores, y yo siempre voy a estar ahí para cuando me necesite. 

—Dices que Tana te recuerda a tu madre. ¿En qué sentido?

—Mucho de su carácter, de su personalidad, lo ha heredado sin ninguna duda de mi madre. Incluso tiene muchos gestos de ella. 

Francisco Rivera dándole un beso al bebé© Fernanda & Paloma (Couché Studio)
Lourdes Montes mirando por la ventana© Fernanda & Paloma (Couché Studio)
Fran Rivera mirando a su bebé con dulzura© Fernanda & Paloma (Couché Studio)
"El otro día me decía un amigo mío, con mucha guasa, que aprovechara la Comunión de Nicolás porque no le iba a ver casarse. Pues no me preocupa porque no lo pienso. Lo que me preocupa es disfrutar de mis hijos como lo estoy haciendo", comenta Francisco

—Al igual que hizo Lourdes en su momento, ella ha decidido iniciar una aventura en el mundo de la moda, ¿cómo la ves ?

—Yo animo a que mis hijos tengan sueños y luchen por ellos. Lo que sea, que les haga felices.

—¿Asustan los 51 cuando llega un nuevo bebé y se mira al futuro? 

—Quizás, por mi mentalidad de torero, yo no pienso en el futuro. Yo vivo el día a día. Hace poco me decía un amigo mío, con mucha guasa, que aprovechara la Comunión de Nicolás porque no le iba a ver casarse. Pues no me preocupa porque no lo pienso. Lo que me preocupa es disfrutar de mis hijos como lo estoy haciendo. Todo tiempo con ellos siempre me parece poco. Disfrutarlos es mi plan número uno. El futuro que traiga lo que quiera, que lo torearemos como podamos. 

—Háblanos de Nicolas.

—Es don mofletitos. Es un tío muy serio, pero cuando sonríe se ilumina el mundo. Y es un tragón, un reloj, no tiene ni medio compás. A las dos horas come sí o sí y, si no, parece que lo están matando. No sabría qué más decirte, es que es muy pequeño. Cuando me preguntan que a quién se parece, yo siempre digo que a otro bebé que haya nacido ese día.

—¿Cómo le han recibido sus hermanos?

Es increíble cómo están sus hermanos con él. Lo adoran. Carmen es una madrecita. Le da el biberón, le duerme, de todo. Está como loca con su juguete. Y Fran, que es muy gracioso, está haciendo planes para cuando crezca. Se acerca todo el rato, le acaricia y nos pide permiso para darle un beso.

—Nada de celos, entonces.

—Bueno, durante el embarazo sí tuvieron celos. Entonces, para echarles una mano, les pusimos muy negra la llegada del bebé y un día mi hijo me dice preocupado: 'Papá, pero tú vas a querer a Nicolás, ¿verdad? Es que yo quiero que tú le quieras'. 

"Curro, que tiene seis años, le quiere coger y darle el biberón, pero en seguida se pone a lo suyo, a jugar. Sin embargo, Carmen quiere ocuparse de él 24 horas"

—¿Quién decidió el nombre de Nico­lás? ¿Tiene algún significado espe­cial?

—A mí no me han dejado opinar esta vez. Me han dicho que ya he puesto muchos, y tienen razón. He puesto los otros tres. Yo quería ponerle Luis Miguel, por mi tío Luis Miguel Dominguín, pero no me hicieron ni caso. Votaron todos y a mí me echaron de la votación. Pero no, Nicolás no tiene ningún significado especial. ¡Papá Noel en todo caso! (Se ríe).

—Por razones obvias, siempre preguntamos a las mamás por el parto, pero ¿cómo vive un padre ese momento?

—Yo lo llevo fatal. Estoy acostumbrado a sufrir yo, pero no me gusta ver sufrir a la gente. Lo paso muy mal porque pienso en todas las cosas que pueden pasar, y la veo sufrir a ella y lo paso muy mal. 

—Entonces, es una mezcla de sentimientos encontrados: el sufrimiento de tu mujer y el milagro de la vida.

—Yo el milagro de la vida lo veo después. En ese momento me preocupa mi mujer. Cuando veo que está bien, entonces ya sí. Y ahí sí que es increíble, cuando ves ese milagro de un niño que ha estado en la tripa de su madre y ahora lo tienes ahí. 

—¿Cortaste el cordón umbilical con Nicolás? ¿Lo hiciste con alguno de tus otros hijos?

—No, de ninguno. Mira que ni la sangre ni las heridas me impresionan, pero un parto me da mucho respeto.

Lourdes Montes con su pequeño Nicolás en brazos© Fernanda & Paloma (Couché Studio)

—¿Eres de lágrima fácil en momentos de felicidad?

—Yo soy de lágrima fácil siempre, y con la edad voy a peor. Soy un llorica tremendo, pero no pasa nada. Yo a mis hijos les digo que cuando quieran llorar, que lloren. Si es de alegría, mejor, claro. Y en ese momento por supuesto que se te saltan las lágrimas. El que no llore en esa situación no tiene sangre en las venas. 

—¿Qué papel asumes tú en este nuevo equilibrio familiar?

—Siendo honestos, el peso principal del bebé lo lleva Lourdes. Yo estoy más centrado en los mayores. A ellos no se les puede olvidar ni deben notar que el que llega les quita un ápice de sitio. Eso sí, estoy al quite de lo que haga falta. Si toca biberón a las cinco de la mañana, estoy al quite. Eso siempre. 

—¿Cuál es tu momento preferido con él?

—Cuando estoy en el sofá tumbado y me lo pongo en el pecho hasta que se va quedando dormidito. Eso es insuperable. Lo sigo intentando hacer con los mayores incluso. Es un momento mágico. 

—Tu cuarto hijo llega en un momento de tu vida en el que estás lejos de los ruedos y eres más dueño de tu tiempo. ¿Has aprendido a valorar esas ventajas o echas de menos la vida de torero?

—Soy dueño de mi tiempo y en eso sí que tengo muchísima suerte. Tengo mucho trabajo, pero mi tiempo lo intento organizar yo. Por ejemplo, las tardes son sagradas. Recoger a los niños del cole, estar con ellos en casa, dar un paseo, charlar, cenar juntos… Hay muchos días que los acuesto a las nueve y ya me quedo con ellos en la cama. Eso es lo que le da sentido a todo. Pero si me preguntas si echo de menos el toro, te diré que cada día. Yo soy torero y moriré siendo torero. Lo echo mucho de menos. Pero también soy plenamente consciente de que esa opción ya no existe. Que yo volviera a torear es impensable. Lo primero, físicamente, por todas las lesiones que tengo y porque no podría entrenar al nivel que hay que hacerlo para estar delante de un toro. Ser torero es para jóvenes. Hace falta ese punto de juventud y locura para darlo todo en la plaza. Imagínate ahora, dejando a cuatro hijos en casa.

Lourdes Montes con su bebé en brazos© Fernanda & Paloma (Couché Studio)
"Es una hermana superamorosa que está muy pendiente siempre de ellos. Los lleva a un montón de sitios, les hace planes divertidos, regalos, juega con ellos. Los niños la adoran", nos cuenta Lourdes de Tana, la hija mayor de Francisco

"Los niños adoran a su padre. Es muy divertido, juega mucho con ellos, bromea. Por otro lado, también les da mucha seguridad. Es el padre fuerte y protector que a los niños les da calma y paz"

—Con los años, nos vamos viendo cada vez más reflejados en nuestros padres. ¿Te reconoces en ellos a la hora de ejercer la paternidad?

—No tengo tantos recuerdos de mi padre como quisiera, pero hay momentos que sí me veo. Recuerdo que mi padre nunca perdió ese niño que llevaba dentro y yo, cuando me veo jugando con Fran, sí me recuerdo a él. Y de mi madre también me veo en cosas. Era una mujer maravillosa. Yo creo que tengo una mezcla de los dos. 

—¿Qué tipo de madre era Carmen Ordóñez? Tal vez esa sea su faceta menos conocida.

Mi madre era bastante estricta. La educación en mi casa era una cosa fundamental. La escala de valores estaba muy clara. Ella quería, por encima de todo, que fuéramos normales, que valorásemos a las personas por cómo eran y no por lo que eran. De todas formas, ahora es muy difícil trasladarse en el tiempo, han cambiado mucho las cosas. También recuerdo la figura de mi abuela, pese a que se fue siendo yo muy pequeño, como algo fundamental. Nos marcó a todos. 

—¿Cómo definirías a Lourdes como madre?

—Te la defino como mujer en general: no hay otra igual. Por los valores que tiene, el sentido de la familia, de la amistad... Su capacidad de amar y de perdonar, ella es el timón de mi casa. Los niños son las velas, yo soy el caparazón del barco y ella es el timón. La que nos guía. Estoy aprendiendo mucho de ella en muchos aspectos de la vida. Yo he tenido una vida muy frenética y la pérdida de mi padre tan pronto me dejó cojo de referentes. Ese referente lo estoy encontrando en Lourdes ahora. Y como madre es intachable. Vive por y para sus hijos. Yo les digo la suerte que tienen de tener esa madre. Ella es capaz de tirar para adelante con lo que sea. Ella es una vikinga.

—¿Te cortas la coleta con Nicolás?

—Yo creo que con cuatro ya he colaborado con la sociedad por encima de la media.

—Has cancelado por segundo año consecutivo la goyesca porque la plaza está viejita. Habrá sido un palo para ti…

—Para la Real Maestranza y para mí, lo primero es el cuidar de la plaza y, sobre todo, que sea un sitio seguro donde albergar la corrida de toros más especial del mundo. Claro que da pena, pero es algo que tenía que hacerse.

—¿Cómo encuentras a tu hermano Cayetano en estos momentos tras su ruptura?

—Como entenderás, es un tema muy personal de Cayetano y es el único con derecho a hablar de ello, si él quiere.

TEXTO

Sandra Aladro

FOTOS

Fernanda & Paloma (Couché Studio)

ESTILISMO

Cristina Reyes

LOOK 1

Lourdes: CAMISA: BYAN / PENDIENTES: PERODRI

LOOK 2

Lourdes: ZARA / PENDIENTES: PERODRI

LOOK 3

Lourdes: VESTIDO: BYAN / PENDIENTES: ARISTOCRAZY

LOOK 4

Lourdes: BLUSA: ZIMMERMANN / PERODRI

LOOK 5

Lourdes: BLUSA: SCALPERS / PANTALÓNES: ZARA / PENDIENTES: ARISTOCRAZY

LOOK 6

Lourdes: BLUSA: ZIMMERMANN / PENDIENTES: PERODRI

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA

@REYITAS75 PARA PACO CERRATO

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