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Daniel Fernández Strauch© Javier Alonso

El increíble testimonio de Daniel Fernández Strauch, superviviente de los Andes, en su última entrevista en ¡HOLA!

'En la montaña aprendimos que hay un pedal que se llama freno, aprendimos a usarlo y en qué momento hay que parar y rebobinar'


12 de mayo de 2025 - 20:21 CEST

Su historia dio la vuelta al mundo y la película La sociedad de la nieve, dirigida por J.A. Bayona, volvió a traerla de vuelta, más de cincuenta años después, a la actualidad. Daniel Fernández Strauch era uno de los dieciséis ‘supervivientes de los Andes’, que lograron sobrevivir al fatídico accidente aéreo que inspiró el filme.  

Hace unos días, nos dijo adiós, justo cuarenta días después de su compañero Álvaro Mangino, pero su increíble y sobrecogedor testimonio de cómo logró subsistir, junto a sus compañeros, 72 días en condiciones extremas, en la montaña, quedará para siempre. Esto es lo que nos contó, hace un año, en ¡HOLA! junto a su primo Eduardo Strauch, y Nando Parrado.

Nando Parrado, Daniel y Eduardo Fernández Strauch© Javier Alonso
Eduardo Strauch, Nando Parrado y Daniel Fernández Strauch fotografiados durante su visita a Madrid, el año pasado, donde fueron homenajeados por la Fundación Lo que de verdad importa

“Te cambia la vida”

“En la montaña aprendimos que hay un pedal que se llama freno, aprendimos a usarlo y en qué momento hay que parar y rebobinar”, nos contaba Daniel a su paso por Madrid, donde recibió un homenaje con Eduardo y Nando- en La Gala de los Valores, organizada por la Fundación Lo que de verdad importa.

“Cuando pasas por una situación como la nuestra, es decir, que durante 72 días piensas cada minuto que viene ‘me muero’, evidentemente te cambia la vida. Te das cuenta, después, de qué es lo que sirve y lo que no, y de que se puede vivir sin nada, porque estuvimos 72 días sin nada y en medio de la nada también, porque a 4.000 metros de altura y 30 grados bajo cero. Cuando pasas eso, todo lo que puede venir es un juego de niños”. 

“Yo nunca más quise volver”

Cuando le preguntamos si, en alguna ocasión, regresó a la cordillera, Daniel nos contó que “somos dos los que nunca más volvimos. Yo nunca más quise volver. Como dijo Eduardo, en la montaña pasé lo peor de mi vida, pero también lo mejor de mi vida en la parte espiritual. Y quiero quedarme con ese recuerdo”.

“La fe es la que genera la esperanza y sin esperanza no se puede vivir. No hablo en concreto de la fe religiosa sino de poner la confianza en algo, pero hay que tener fe, creer en algo”.

Daniel Fernández Strauch© Javier Alonso

La decisión más difícil

Daniel tenía claro que la decisión más difícil fue “usar los cuerpos”. Eduardo, por su parte, aseguraba que sí, fue la más complicada, y, al mismo tiempo y aunque suene paradójico, la más fácil: “Fue la más difícil, porque imagínate lo complicado de romper todos esos tabúes culturales. Y a la vez era la única alternativa, así que facilísimo. No había otra alternativa. O tomaba esa decisión, o me moría”.

“Había dos decisiones que teníamos que tomar”, intervenía Daniel. “Una, que había que salir. Y la otra, usar los cuerpos. Esa fue la de ellos —dice señalando a Nando Parrado— porque, cuando resuelven quiénes son los que van a salir, estaban jugándose la vida”.

“Cuando llegas ahí arriba, a 5.000 metros, al monte Seler, que así se llama en nombre de mi padre, hay una puerta, que es la puerta de la muerte”, nos explicaba Nando. “Una vez que la pasas nada vale, ya estás muerto. Y eso fue lo más difícil, tomar la decisión de seguir o no. Como ya estaba muerto, dije: “sigo”. Fue una decisión muy difícil. Hoy me pongo en ese lugar y digo “¿cómo lo hice?”.

“Miedo tuvimos todos”

“Miedo tuvimos todos. Y luego claro que tienes miedo, pero sabes que se puede vencer. Miedos y problemas tenemos todos. Todos tenemos otras cordilleras, digamos, pero sabes que si actúas como en la primera vas a salir y eso es lo que tenemos dentro”. 

“No hay un “problemómetro” que compare, pero para nosotros no son problemas lo que para otros son problemas brutales. Todos los tenemos y para ti los tuyos son los más importantes, pero cuando los comparas con otro dices: “Si ese tipo pasó eso y salió, yo lo puedo hacer”. En definitiva, es eso”. 

—D: Sí, todos. Ese año del accidente me casaba, cuando regresé me demoré más por problemas políticos en Uruguay, pero me casé, tuve hijos y ahora tengo nietos y disfruto de ellos.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.