Conocimos a Ariel Winter como a Alex, la inteligente hija de los Dunphy en Modern Family. Durante 11 años, la joven actriz estuvo dando vida a este querido personaje que la lanzaba a la fama mundial. Sin embargo, mientras que en la pequeña pantalla tenía una familia unida y cariñosa, que la quería y se preocupaba por ella, fuera de ella, su vida real estaba muy lejos de ser así. Ahora, con 27 años, ha hablado abiertamente sobre los difíciles momentos a los que tuvo que hacer frente en su infancia y sobre la decisión que la llevó a dejar Los Ángeles tras el final de la serie.
Desde que comenzó a trabajar en la industria del entretenimiento a la edad de cuatro años, Ariel ha estado siempre en el foco de atención. A medida que iba creciendo, su apariencia se convertía en el centro de la crítica de algunos medios de comunicación y de los haters de internet. Cuando tenía 14 años y su cuerpo comenzó a cambiar, la presión se hizo especialmente difícil de soportar para ella. "Era cada titular que leía sobre mí, adultos escribiendo artículos diciendo que me veía terrible, embarazada o como una 'zorra gorda'", ha explicado en una sincera entrevista con People. Verse sometida a esa exposición mediática en plena adolescencia con ataques tan duros sobre su físico "dañó totalmente mi autoestima", ha confesado con dolor.
Todos esos comentarios negativos hicieron mella en ella y reconoce que la llevaron a sentir “lo que era ser odiada”, añadiendo que “pasara lo que pasara, era un blanco”. Una etapa especialmente delicada en la que todavía estaba formando su personalidad y en la que este escrutinio constante no le ayudó a quererse ni a aceptarse: "Me resultaba muy difícil mirarme al espejo y decir: 'Amo esta versión de mí'”, ha desvelado con honestidad.
Una vida familiar estable podría haber ayudado a Winter a sobrellevar el lado oscuro del estrellato infantil; sin embargo, lejos de aliviar la situación, lo que vivía en casa hacia todavía más complicada su adolescencia. La actriz ha tenido una difícil relación con su madre, Chrisoula Workman, a quien acusó públicamente de abuso físico y emocional, algo que esta ha negado en varias ocasiones.
A los 14 años, y tras la intervención del Departamento de Protección Infantil, la sacaron de su entorno familiar y la llevaron a vivir con su hermana mayor, Shanelle Gray, quien se convirtió en su tutora legal. Este cambio puso un punto de luz a su vida y la llevo a tener "una adolescencia maravillosa gracias a su custodia". Tres años después, en 2015, se emancipó legalmente y, desde ese momento, no ha mantenido contacto con su progenitora.
En sus desgarradoras declaraciones, Ariel ha revelado a People que, aunque no desea entrar en detalles sobre su dolorosa infancia, esa etapa le ha dejado cicatrices profundas. "Sinceramente, es toda mi infancia", ha desvelado la artista sobre su trauma, confesando que "es una parte realmente profunda, dolorosa, muy dolorosa para mí, mucho más profunda y grande de lo que nunca he estado preparada para hablar", dejando entrever lo difícil que ha sido superar esa etapa de su vida y el daño que ha sufrido durante todo este tiempo.
Su nueva etapa alejada de Hollywood
Tras mucha terapia y después de que Modern Family llegara a su fin en 2020, Ariel tomaba una decisión que cambiaría su vida: abandonar la ciudad que la había visto nacer y crecer, tanto en lo personal como en lo profesional. Lo hacía junto a su pareja, el actor Luke Benward. "Simplemente dejé la ciudad de L.A. Tiene algunos recuerdos no muy buenos para mí. Soy joven y nunca he vivido en otro lugar, así que pensé: '¿Por qué no?'", ha relatado. Aunque continúa vinculada a la industria, disfrutaba de la idea de poder alejarse de los recuerdos dolorosos que el lugar le evocaba y comenzar una nueva etapa lejos de Hollywood. Además, como ella misma ha explicado, en caso de que le saliera un nuevo proyecto, "puedo volver fácilmente".
Ahora, lejos del bullicio de Los Ángeles, la actriz disfruta de una vida mucho más tranquila centrada en pequeñas cosas que le hacen feliz como cocinar, pasar tiempo en casa y cuidar de sus seis perros, con los que comparte su día a día. Aunque no ha abandonado su carrera y continúa actuando y produciendo, Ariel ha encontrado un nuevo equilibrio lejos del foco constante y la presión mediática que tanto le afectaron en el pasado. También ha puesto en marcha proyectos personales como un pódcast y un programa culinario, donde muestra otra faceta más relajada y cercana.
Su nueva pasión
A día de hoy, Ariel sigue ligada al mundo del espectáculo, pero ha encontrado una nueva vocación fuera de los focos. Tras ver un documental sobre la organización SOSA (Safe from Online Sex Abuse - A salvo del acoso sexual online), que colabora con la policía para identificar y detener a depredadores en internet, la actriz sintió la necesidad de implicarse en esta causa. No es de extrañar, ya que el año pasado se definía como "una víctima de acoso online y en la vida real" en su perfil. “Me impactó profundamente porque fui esa niña que fue acosada online tantas veces”, ha señalado.
Además, colabora en iniciativas que promueven la adopción de perros de rescate, convencida de su papel como animales de apoyo emocional. Más allá de su experiencia personal, su objetivo ahora es usar su historia como motor de cambio: “Más que nada, quiero que mi historia cuente que uso mi plataforma para el bien. Mi camino para sanar ahora es ayudar a otras personas. Eso es lo único que me importa”.