El Vaticano ha atravesado dos mil años y sigue siendo, más allá de la fe, un lugar tan fascinante como misterioso. En la historia de la Iglesia católica, la Silla de Pedro la han ocupado papas, santos y virtuosos, pero también hombres corruptos, asesinos y adúlteros. No querían salvar almas, sino gobernarlas, especialmente en el Saeculum obscurum (el Siglo Oscuro) que duró alrededor de seis décadas. De Sergio III, en 904, a la muerte de Juan XII (964), uno de los papas que nos ocupa al haber sido el más joven de la historia, junto a Alejandro VI, que fue el último español líder dela iglesia.
Juan XII, un pontificado para olvidar
Nacido como Octaviano de Túsculo en Roma, en el año 937, Juan XII fue Papa de 955 a 964, el número 130 de la Iglesia católica, y el pontífice más joven de la historia. Fue elegido a los 18 años por imposición de su padre el príncipe Alberico II, que ostentaba el gobierno de Roma, a la muerte del Santo Padre Agapito II y ha pasado a la historia como el Papa libertino. Su pontificado, que duró 11 años, es considerado como uno de los más nefastos de la historia de la Iglesia. Rompió todas las reglas y dejó un legado infame. Más interesado en los placeres mundanos que en los asuntos de la iglesia, se le acusó de asesinato, sacrilegio y de invocar demonios. En el Liber Pontificalis se dice que "vivió toda su vida en adulterio y vanidad y un 'sacerdote abominable' que había "ensuciado la silla de San Pedro". Una vez depuesto, intentó vengarse de su sucesor León VIII, pero este logró escapar en el último momento. Juan XII, según algunas versiones, murió el 14 de mayo de 964, a causa de un martillazo en el cabeza propinado por un marido al sorprenderlo en el lecho de su mujer. Tenía 27 años.
San Dámaso, el primero en el trono
Entre los 266 pontífices que han ocupado el trono de San Pedro sólo cuatro de ellos fueron españoles. El primero, San Dámaso nacido en Gallaecia -podría ser Lugo- gobernó la Iglesia entre los años 366 y 384, fue un gran defensor de la fe y es el patrón de la Arqueología Cristiana. Aparece representado en la Capilla Sixtina y en la sala de Constantino del Vaticano. Se considera su mayor aportación mandar traducir a San Jerónimo la Biblia al latín ('LaVulgata'), usada por la Iglesia Católica durante quince siglos.
El segundo, Benedicto XIII nació en 1328 y descendía de un importante linaje de Aragón. También conocido como el Papa Luna, prometió acabar con el gran Cisma, pero terminó siendo excomulgado y defendiendo su legitimidad desde Peñíscola. Allí, viendo el mar desde su habitación, escribió “El libro de las consolaciones de la vida humana”. Murió en 1423 y Roma respiró. Se habían librado de uno de los hombres más incómodos y también de un personaje único.
El tercero, Calixto III (1455-1458), nació como Alfonso de Borja en Játiva (Valencia) y llevó el apellido hasta la cima del poder eclesiástico. Durante su mandato impulsó la expansión del cristianismo en los países escandinavos, brindó apoyo a Alfonso V de Aragón emitió la orden de tocar las campanas a las doce del mediodía.
Cinco siglos sin un Papa
El último papa español fue Alejandro VI y lideró la iglesia hace más de cinco siglos entre 1492 y 1503. Rodrigo Borgia era descendiente de una familia de la pequeña nobleza de Játiva (Reino de Valencia) y sobrino materno de Calixto III (1455-1458). Acumuló cargos y poder, destacó como hábil diplomático, y se convirtió en uno de los hombres más ricos de su época. En un extenso artículo sobre este Papa español publicado en National Geographic, se lee: "no es exagerado decir que fue el Papa Borgia quien escribió el destino de América, dando al Reino de Castilla, el derecho de conquista del continente y el monopolio de las rutas comerciales atlánticas".
Alejandro VI fue padre de al menos siete hijos -según algunos historiadores de nueve-, aunque solo reconoció a cuatro: Juan, César, Lucrecia y Jofré, los que tuvo con su preferida, Vannozza Cattanei, que estaba casada con un funcionario del vaticano Carlo Canale. Habían nacido en Italia, pero Fernando el Católico nombró igualmente a los cuatro ciudadanos españoles por decreto. Claro que el Papa también había emitido una bula falsa para que se pudieran casar (Isabel y Fernando) otorgándoles el título delos Reyes Católicos.
La leyenda negra de Lucrecia Borgia
Los hijos de Alejandro VI crecieron con él en el palacio Apostólico y cuando fueron mayores los utilizo para liderar una estrategia política sin precedentes, siendo sus preferidos César y Lucrecia Borgia. El duque de Valentinois inspiró a Nicolás Maquiavelo para escribir 'El Príncipe', fue nombrado cardenal y general de los ejércitos pontificios, y Lucrecia, de extraordinaria belleza y con una gran formación, se casó tres veces con poderosos nobles italianos para asegurar las alianzas y el poder que ansiaba su padre. La primera a los trece años. A lo largo de los siglos Lucrecia ha sido representada como sanguinaria, malvada, intrigante, manipuladora, enigmática, sin escrúpulos e inmoral… Una mujer que llegó a cometer asesinatos e incesto con su padre, el Papa, y su hermano César. Pero la terrible leyenda negra ha sido redimida en parte por varios historiadores cinco siglos después de su muerte. Fue una mujer muy desgraciada, víctima de su propia y poderosa familia, de las circunstancias y de los prejuicios de una época.
Alejandro VI, un nepotista que usó el estado pontificio solo para su interés, no fue el único pontífice que gobernó la Iglesia siendo padre biológico ni tampoco fueron los Borgia la única manzana podrida. Hay una lista importante de malos Papas o con un legado peculiar en la historia de la iglesia católica. Y estos son algunos.
El Papa que desenterró a otro Papa y llevó su cadáver a juicio
Esteban VI protagonizó uno de los episodios más espeluznantes en la historia papal en el llamado 'Concilio Cadavérico'. En el año 897, desenterró el cadáver de su predecesor Formoso, y lo sentó en el trono para que pudiera ser juzgado y declarado culpable estableciéndose que su pontificado había sido nulo. Le cortaron los dedos de la mano derecha con los que se da la bendición, lo despojaron de sus vestiduras y fue arrastrado por las calles y arrojado al río Tíber. Poco después, él mismo murió estrangulado.
Sergio III (904-911), romano de noble cuna, ordenó la muerte de su predecesor, León V y se cree que fue el padre de otro Papa, Juan XI. Su pontificado ha sido calificado como triste, despiadado y lamentable. Participó activamente en el Concilio Cadavérico que condenó el pontificado de Formoso.
El papa Benedicto IX nació en Roma en el año 1012. Era sobrino de sus dos predecesores Juan XIX y Benedicto VIII y ocupó el cargo en tres momentos diferentes entre 1032 y 1048, siendo el Sucesor de san Pedro número 145, 147 y 150. Llegó a vender el papado a su padrino, Gregorio VI y fue descrito por otros Papas como un demonio del infierno.
El papa Bonifacio VIII (1294-1303) negaba principios básicos del dogma cristiano -para algunos era el anticristo- reclamaba su derecho a dirigir el mundo cristiano y celebraba los oficios con corona y empuñando una espada "¡Soy papa y soy emperador!" Emitió una bula papal que colocaba a los reyes de Europa bajo sumando supremo. Toda criatura humana está sujeta al Romano Pontífice; El rey de Francia, Felipe IV respondió a la excomunión ordenando su captura. A él se debe la idea del Jubileo Universal. Se prometía el perdón de todos los pecados a los peregrinos que viajaran a Roma e hicieran una donación económica.