Ser madre era el sueño de su vida y así ha sido. A sus 36 años, la periodista deportiva y el jugador del U.D. Almería -de segunda división-, Gonzalo Melero han formado una bonita familia con sus dos pequeños: Diego, de casi tres añitos, y Lucas, de siete meses. Para Lucía Villalón el objetivo principal de su vida actual es “hacer que mis hijos sean felices” frente a las adversidades que le han tocado vivir. Su primer hijo tuvo que ser intervenido de recién nacido por una malformación de la pared abdominal, y el segundo, nació con un ureterocele -del que fue operado con 20 días- y un riñón multiquístico, una enfermedad que le ha provocado una insuficiencia renal crónica -con la que tendrá que convivir siempre-.
“Un riñón no le funciona y hace poco me dijeron que el otro está al 48 o 50 por ciento. En la última revisión, le pregunté a la nefróloga: ‘¿Cuántos niños con su problema has trasplantado?’. Y me respondió: ‘Cien por cien’. Se me cayó el mundo encima”, nos cuenta la mamá del pequeño que en su último reportaje con Marta Gordillo para ¡HOLA! se sincera sobre sus mayores temores y aprendizajes a raíz de los problemas de salud de sus niños.
Estado de alerta permanente
“Nosotros perdimos un bebé en el tercer mes de embarazo; después, vino Diego con la gastrosquisis, y ahora, Lucas con sus problemas de riñón, entonces, estábamos muy afectados. Yo pensaba: ‘Soy yo, hago algo mal’”. Frustración, ansiedad, miedo propio -“ahora tengo miedo a mi muerte. Me da miedo faltarles a mis hijos”-. Desde que es madre, a Lucía Villalón le han cambiado los esquemas: “Daría todo lo que tengo por que lo que les ha pasado a mis hijos me hubiese pasado a mí y no a ellos”.
Fortaleza y mucho coraje
Aunque ella misma nos confiesa que no sé ve como una madre coraje “porque no creo que esté haciendo nada extraordinario”. Para ella su familia es lo primero y no la cambiaría por nada del mundo. “Tener al lado a una persona con el carácter de Gonzalo es como si me hubiera tocado la lotería. Él es mucho más tranquilo, más calmado y, en estas circunstancias que nos han tocado, para mí es mi zona segura”. Muchas veces se le hace cuesta arriba gestionar los problemas, intenta ser fuerte, “pero cuando me he tenido que derrumbar, me he derrumbado; cuando he tenido que llorar, lo he hecho y lo sigo haciendo”.
Poco a poco, pasito a pasito
Asimilar que tu hijo necesitará ir a revisiones constantes, que tendrá que seguir un tratamiento diario y que no podrá hacer una vida ‘normal’ es un trabajo de reflexión y gestión diario. Cuando Lucía decidió contar su caso por las redes sociales, se dio cuenta que muchas familias estaban pasando por su misma situación y no estaba sola. “Me gusta pensar que he podido ayudar a otros con lo que nosotros hemos pasado y, por otro lado, también está la parte que repercute en mí. Me viene muy bien hablar las cosas y dar normalidad a mi situación”. La salud mental juega un papel fundamental en estos casos y por eso “hablar con mi psicóloga me ha servido de mucho”.
En un primer momento, se echaba las culpas a si misma. “Tratas de buscar explicaciones: qué ha podido pasar, qué he podido hacer mal, qué me pasa...” hasta que después de hacerse unas pruebas, se descartó que fuera algo genético. Entonces ya solo queda seguir hacia delante, y seguir luchando juntos por ella, por Gonzalo y por sus dos pequeños ‘superhéroes’ -como ella los llama cariñosamente-. “¿Tenemos problemas? Sí, pero que podrían ser mucho peor, también. Damos gracias a Dios todos los días por lo que tenemos”.