Ana Cristina Portillo: de sus seis años de noviazgo al regreso de su hermana Claudia Osborne de Australia

©JUAN LU REAL

—¿Cuál es la joya más especial que tienes?

—Tengo tres especiales. Una es la réplica de un anillo de mi madre, que tenemos las cuatro hermanas. Nos lo regalaron a todas a los pocos años de que ella muriese… Creo que fue mi tía, pero no me acuerdo muy bien, porque yo era muy pequeña. Mi madre murió cuando yo tenía doce y nos la regalaron una réplica del anillo a cada una, al poco tiempo.

—¿Y las otras dos joyas especiales?

—Un anillo que me regaló mi padre al cumplir los dieciocho y también unos pendientes que me dejó mi abuela al morir.

—Háblanos de proyectos profesionales, porque tienes muchas novedades.

—Sí. ¡Por fin, el domingo lancé a la venta mis primeros vestidos!

—¿Contenta con la repercusión?

—Súper contenta, la verdad. La gente me ha escrito un montón y le han encantado los vestidos.

—Aunque hayas lanzado ahora tu primera colección, tus hermanas llevan luciéndolos desde hace semanas. Ellas han sido las mejores modelos.

—Sí, mis hermanas han sido las mejores modelos, pero han llevado vestidos que había creado para ellas, más personalizados. Ahora, he lanzado los primeros diseños para vender online. Por eso, estoy nerviosa, a la vez que muy contenta.

—¿Cuál de tus tres hermanas es la más exigente y rotunda a la hora de dar su opinión?

—¿La que me da más miedo? Realmente, me fío mucho de todas y tengo su opinión muchísimo en cuenta, pero la que me da más miedo suele ser Alejandra. Es que tiene un gusto súper definido y tiene muy claro lo que le gusta y lo que no. Eugenia y Claudia también, pero es verdad que las cosas que hago son más de su estilo o se las pueden poner más, en diferentes ocasiones. La verdad es que me fío del criterio de las tres. Tengo muy en cuenta sus opiniones porque tienen gustos diferente y siempre es importante tener distintos puntos de vista.

—Últimamente, se habla mucho de las modern families, pero, para modern family, la tuya.

—¡Súper! –ríe–.

—Pero hace unos años no era tan habitual encontrar una familia tan peculiar, en la que todos se llevaran tan bien. Por ejemplo, tu madre mantuvo una gran amistad con Bertín después de separarse.

—Tengo que decir que qué gusto y qué suerte hemos tenido. Ha sido el mejor ejemplo que hemos tenido. Para mí, lo más normal del mundo es llevarte bien con tu ex.

©JUAN LU REAL

—Además, Bertín te trata estupendamente, como si fueras una hija más de él.

—Sí, sí. Totalmente. Al final, nosotros pasamos la Navidad todos juntos: mi padre, mi madre, Bertín y mis hermanas… Es un gustazo. Es una suerte, la verdad. Ojalá fuese así en todas las familias.

—Hablando de hermanas, Claudia acaba de volver de Australia.

—Por fin, ha vuelto con la niña, con Micaela. Estamos felices todos, porque las hemos echado un montón de menos.

—Tú temías que la pequeña se olvidara de ti…

—Sí, sí. Pero nada, no se ha olvidado.

—Aunque han estado poco más de cuatro meses, ha sido mucho tiempo para un bebé –Micaela cumple un año en julio–. ¿La notas muy cambiada?

—No, aunque ya está mucho más mayor.

—¿Ya interactúa más?

—Sí. De repente, vas viendo más cosas de su carácter, que es muy guay.

—¿Qué aspectos tiene Micaela de la personalidad de su madre?

—Cuando se ríe, tiene una expresión suya. Lo hablaba con Claudia y es increíble, porque no cosas que se aprendan. Literalmente, son cosas que se las ha pasado genéticamente. Cuando se ríe… Tiene una carcajada, que es la misma expresión.

—¿Cómo ha vivido Claudia la experiencia de vivir en Australia?

—Le ha encantado. Si no te gusta Australia, tienes un problema tú, no el país.

—¿Qué tal ves a tu hermana como madre?

—Mira, me pasa un poco con todas mis hermanas, que todas me parecen un ejemplo a seguir. También hemos tenido muy buen ejemplo en casa –se refiere a su madre, Sandra Domecq, que falleció en 2004 de cáncer–.

—¿Te sorprende Claudia lo buena madre que es o ya sabías que sería así?

—Ya sabía que iba a ser muy buena madre. Además, es una persona muy consciente… Con todo el trabajo de coaching, se lo ha currado mucho. Lo que me impacta es la calma que tiene muchas veces. Cuando la veo, le pregunto: “¿Cómo lo haces? Cuéntame el secreto”. Pero mis tres hermanas son unas madrazas, la verdad. Las admiro un montón y ojalá se me pegue algo de ellas el día que tenga hijos.

©GTres

—¿Ves cerca ese día?

—En algún momento, seré madre, pero pronto no. Ahora mismo, tengo un hijo que es mi proyecto, que es mi trabajo, y es algo que requiere muchísimo tiempo y demanda muchísima atención. Me encantaría [ser madre], pero creo que no estoy en el momento. Primero, me tengo que sentir satisfecha con mi trabajo.

—Aunque no pienses en hijos, ya sabes que, una vez que tienes pareja, empiezan a preguntarte…

—¿Cuándo te vas a casar? ¿Para cuándo los niños? –ríe–.

—¿Te apetece alguno de estos planes? ¿Lo has hablado con tu chico?

—No es algo que haya hablado con él, pero sí me apetece. Si estás con una persona es porque piensas en un futuro con esa persona, ¿no? Si no, me parecería una locura estar con esa persona.

—En vuestro caso, ya lleváis bastante tiempo juntos.

—Seis años. Acabamos de cumplirlos ahora, hace un par de semanas.

—¿Lo habéis celebrado de alguna forma especial?

—Lo pasamos muy tranqui, pero muy bien, la verdad. Pasamos tiempo juntos, yéndonos a comer a sitios buenos, que es lo que nos gusta… Disfrutando de tiempo de calidad. Al final, siempre vas con prisas, tienes mil planes, estás todo el día con gente…

—Se te ve encantada con tu novio. ¿Qué tiene tu chico para que pienses: “Es él”?

—Me transmite una tranquilidad y una seguridad que creo que no he sentido en mi vida. He tenido relaciones que no, con las que no he tenido suerte. Pero él es una persona maravillosa.

©GTres