La confesión más dura de Lucía Rivera: 'Los abusos psicológicos que sufrí en mi primera relación acabaron siendo físicos en la segunda'

La modelo, de 24 años, se ha sincerado como nunca en su primer libro, 'Nada es lo que parece', que sale a la venta el 22 de marzo

Por María Medina

La primera vez que Lucía Rivera se subió a una pasarela tenía diez años. Con 16 fichó por una agencia de modelos y desde entonces ha protagonizado diferentes campañas de moda para firmas nacionales y portadas de revistas tanto en España como en México. La hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera compagina su trabajo como modelo con su mayor afición: la escritura. Actualmente colabora en La Vanguardia como columnista y mañana, 22 de marzo, saldrá a la venta su primer libro, Nada es lo que parece, un relato muy sincero en el que aborda algunos de los momentos más complicados de su vida.  

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La top, de 24 años, dedica parte de su libro a las relaciones tóxicas que asegura haber vivido en su adolescencia. Según cuenta, su primer amor fue un chico mayor que ella, sin embargo, esta relación no resultó ser tan idílica como cabía esperar. Todo comenzó a torcerse cuando Lucía, de fiesta con sus amigas, besó a un chico. Alguien se lo dijo a su novio y ahí empezó su infierno. "Para ser perdonada, me puso unas condiciones inalcanzables, pero yo las asumí, aunque me ahogué al querer cumplirlas", narra en su libro.

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Tal y como explica, tenía que alejarse de sus amigas y cederle el control de todos sus dispositivos. Además, cuando no estuviese con él, debía decirle dónde estaba, con quién y cómo iba vestida. Lucía también recuerda que cuando intentó rebelarse, la situación se agravó. Se presentaba en la puerta de su casa, buscaba a hombres dentro de su armario porque pensaba que le estaba engañando y no dejaba de gritarle hasta que le daba el móvil y le permitía revisarlo. 

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Tras poner fin a esta relación, la modelo se enamoró de otro chico. Al principio todo era maravilloso, pero pronto, según indica, conoció la otra cara de su pareja. "Los abusos -psicológicos- que sufrí en mi primera relación acabaron siendo físicos en la segunda. Ahora que me paro a pensarlo, reconozco que fui la víctima perfecta, casi hecha a medida, una niña con muchos abusos interiorizados, los celos posesivos, los insultos y los refuerzos intermitentes", escribe, al tiempo que recuerda cómo empezaron los malos tratos. "Siempre lo excusaba achacándolo a que estaba drogado y entendí que esa era una manera 'normal' de relacionarse, que yo sería capaz de hacerle cambiar, que la culpable era yo. Siempre le defendí, no sé por qué, pero aseguro que sentía verdadera admiración por él", relata. 

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Lucía detalla las situaciones más oscuras de aquella relación. "Rompió muebles, platos, tiró puertas, ventanas, me rompió ropa y todo lo que tuviera enfrente de sus ojos. Y, desde luego, me rompió a mí. Sí, él sabía muy bien cómo, dónde y con qué intensidad golpear. Recuerdo sus ojos, fuera de sus órbitas, ensangrentados con rabia, y el ceño fruncido mirándome fijamente mientras exclamaba todo tipo de amenazas y me agarraba el cuello contra la pared. Sentía una especie de muerte dentro de mí, tenía moratones hasta en las orejas, y no, nunca se me pasó por la cabeza tomar medidas legales. No lo hice por miedo, por miedo a que él pagara las consecuencias y, sobre todo, por miedo a las consecuencias que podría pagar yo", confiesa. 

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El testimonio de la modelo es totalmente desgarrador. "Sacó la peor parte de mí para después usarla en mi contra y hacerme sentir culpable de sus golpes. Incluso sentía que los merecía y los asumía en forma de castigo. Me hizo pedacitos y me construyó a su manera. Me daba una de cal y veinte de arena. Jugaba con el miedo. Yo ya no estaba en un segundo plano, sino en el tercero o el cuarto. Me había vuelto inexistente y dócil", señala. 

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Lucía asegura que pudo salir de aquel infierno gracias a su madre. Se trasladó a vivir con ella a Madrid y comenzó a probar suerte en el mundo de la moda. "Salir de ahí te devuelve la vida que el maltratador te ha robado. Es como abrir por fin un baúl en el que estabas encerrada a cal y canto y con alguien encima que hacía resistencia. Es salir dando una patada fuerte y cogiendo todo el aire que te faltaba", señala en su libro. Con su experiencia, la modelo pretende ayudar a otras chicas que estén pasando por lo mismo que sufrió ella. "Si estás en una relación en la que tienes que actuar como si esa persona no te importara para llamar su atención, ahí no es. Si tienes que esconder tus sentimientos y olvidarte de ti, ahí no es. Básicamente, si tienes que forzar tu sitio y no te lo dan, escapa, porque ahí no es", aconseja. 

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Según datos del INE, un total de 30.141 mujeres fueron víctimas de violencia de género en España en 2021, lo que supone un 3,2 % más que en 2020. El mayor aumento se dio entre las menores de 18 años, que pasaron de 514 a 661, un 28,6 % más que el año anterior. Además, un informe elaborado en 2020 refleja cuáles son las situaciones de violencia de género en el ámbito de la pareja que más sufren las adolescentes: abuso emocional ("insultar o ridiculizar", por el 17,3%), control abusivo general ("decidir por mí hasta el más mínimo detalle", por el 17,1%) y controlar a través del móvil (por el 14,9%). El 11,1% reconoce que se "ha sentido presionada para situaciones de tipo sexual en las que no quería participar", el 9,6% que le han hecho "sentir miedo", el 8,7% que le han dicho que "no valía nada" y el 8% que el chico que la maltrató "presumía de dichas conductas". Al preguntar por la relación con el chico que ejerció la violencia vivida, solo el 16,9% de las adolescentes responde que sea el chico con el que salen actualmente. El resto reconoce que es el chico con el que salía, quería salir o quería salir con ella. 

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 52 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo.