El vestido de Penélope Cruz y su momento más anecdótico con Pedro Almodóvar en los Oscar

El cineasta español ha relatado con humor lo que no se vio en la noche del cine

Por hola.com

Pedro Almodóvar ha narrado en primera persona cómo vivió la noche de los Oscar. El director de cine manchego ha publicado un diario de su viaje a Los Ángeles para acompañar a su musa, Penélope Cruz, nominada a mejor actriz por su película Madres paralelas, y a su esposo, Javier Bardem, candidato por Ser los Ricardo. El cineasta ha contando con pelos y señales en eldiario.es lo vivido en la gran noche del cine, entre otros cosas su broma con Al Pacino al que le dijo "tú Al Pacino y yo Al Modovar", su momento fan con Zendaya o la divertida anécdota que protagonizaron él y Penélope entre bambalinas durante la 94ª edición de la entrega de los Premios de la Academia en Hollywood,

Penélope Cruz, la mejor vestida de los Oscar

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El oscarizado director de Todo sobre mi madre y Hable con ella no tuvo inconveniente en portar la larga cola del vestido-esmoquin de Chanel que lucía Penélope, como si fuera un paje de un cortejo nupcial, algo que no dejó de mirar con cierto asombro Nicole Kidman en la green room de los Oscar, la sala secreta en la que los presentadores y nominados se relajan antes o después de entrar en escena.  

Así lo contaba el cineasta en un relato lleno de humor: "Voy al green room con Penélope y Javier Bardem. Él saluda a todo el mundo con una alegría envidiable, Penélope lleva un vestido negro con una cola de varios metros, para no pisársela prefiero mantenerla en el aire, detrás de ella, como si fuera un paje. Nos cruzamos con la Kidman, que se nos queda mirando con ojos sorprendidos por la imagen que damos, le digo: 'Mira lo que los directores hacemos con las actrices'. Y se queda pensando en ello".  Como ya vimos, Nicole Kidman, nominada y esposa de Bardem en la película Ser los Ricardo, es fácil de asombrar y protagonizaría una de las imágenes virales de la ceremonia

Del mismo modo, Pedro ha relatado su misión secreta en  las fiestas posteriores a los Oscar. Asistió con la única y firme intención de conocer actrices de cara a su película, que será rodada en inglés. "Continúo haciendo el casting para mi película con Cate Blanchett con algunas de las actrices con las que me encuentro. En la fiesta de Vanity Fair y la de Guy Oseary están todas las que quería ver. Las escaneo con mis ojos y hablo con todas ellas, evitando explicar las razones de mi mirada escrutadora". Una de esas actrices a las que tantas ganas tenía de conocer era Anya Taylor-Joy, la estrella del éxito Gambito de dama, con la que se encontró y de cuyo encuentro destacó su hermano Agustín: "El futuro ya está aquí". Una posible pista de que tal vez el cineasta piense en ella para formar parte del elenco de Manual para mujeres de la limpieza.

Horas antes durante la gala también tuvo el privilegio de charlar con los directores nominados como Denis Villeneuve por Dune y Kenneth Branagh por Belfast. "Me los encuentro en todos los sitios, les deseo lo mejor a los dos, aunque es un deseo incompatible porque compiten entre ellos, Branagh me pregunta si es cierto que voy a hacer una película en inglés. Le confirmo que el proyecto existe pero que hay días que no supero el miedo que me produce. Me recuerda que él también es actor".

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Y por último, sin querer dar más relevancia al episodio violento del que solo se hablaba al día siguiente quiso mostrar su absoluto rechazo a la violencia. "Yo estaba a escasos cuatro metros de donde ocurrió. En los planos generales picados yo soy la cabecita blanca que se ve en la foto", comienza. "Me niego a que ese episodio marque la gala y sea el protagonista de una ceremonia donde ocurrieron muchas más cosas y de mucho mayor interés. Ganó Drive My Car, para mí, sin discusión la mejor película del año. Y también el documental Summer of Soul, mi favorito. Como digo yo estaba muy cerca de los protagonistas y me produce una sensación de absoluto rechazo lo que vi y lo que oí. No solo durante el episodio, sino también después, en el discurso de agradecimiento, un discurso que más bien parecía el de un predicador. No se defiende ni protege a la familia a base de hos****, y no, el demonio no se aprovecha de los momentos culminantes para hacer de las suyas. El demonio, de hecho, no existe. Es un discurso fundamentalista que no debimos escuchar ni ver", concluye el realizador que todavía no da crédito a lo sucedido en una gran noche de repercusión mundial como es la de los premios Oscar.