Se cumplen 20 años del caso de Dolores Vázquez, encarcelada por un asesinato que no cometió

Pasó injustamente 519 días en prisión, nunca recibió un perdón público y ahora ha roto su silencio en un documental en el que se analizan la cadena de errores y coincidencias que la convirtieron en una falsa culpable

Por hola.com

Dolores Vázquez, condenada injustamente por el asesinato de Rocío Wanninkhof en 1999, sabe de primera mano que se siente cuando te llaman “asesina”, qué escalofrío te recorre por dentro cuando la gente te mira con odio y que impotencia va creciendo en tu interior cuando nadie te cree. Y es que Dolores pasó 519 días en la cárcel por un crimen que no cometió y que dio lugar al mayor error judicial cometido en España. Ahora, veinte años después de que su vida se derrumbara de a noche a la mañana, Dolores, quien actualmente tiene 69 años, ha roto su silencio en el documental Dolores: La verdad sobre el caso Wanninkhof, producida por Unicorn para HBO Max y en el que es entrevistada por la periodista Toñi Moreno para contar todo aquello que en su momento nadie quiso escuchar. "Hace veinte años lo perdí todo, mi libertad, mi vida, mi voz e incluso mi nombre. Nunca he vuelto a ser la misma y nunca lo seré. Pero ha llegado el momento de enfrentarme a tantas sombras y contar por primera vez mi historia" comienza diciendo Dolores mientras se la ve paseando por una playa de Galicia, su tierra natal. 

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Corría el año 1999 cuando Rocío Wanninkhof, de diecinueve años, desapareció una noche del mes de octubre cuando se dirigía a su casa de la Cala de Mijas, en Málaga. Su novio la dejó a escasos metros de su domicilio para que se cambiara para ir a la feria de Fuengirola y nunca la volvió a ver. Tras esta desaparición su madre, Alicia Hornos, dio la voz de alarma después de encontrar unas zapatillas, un pañuelo y unas manchas de sangre en un descampado próximo a su residencia. 

Todo el pueblo se movilizó para encontrar a la joven, incluida Dolores, pareja sentimental en aquel momento de la madre de Rocío Wanninkhof. Tres semanas después, se encontraba el cadáver de la chica parcialmente quemado, desnudo y con varias puñaladas por el cuerpo. Fue en ese momento cuando se desató un frenesí mediático que conmocionó al público y que presionó a la policía para que encontrara respuestas rápidamente.

En septiembre del año 2000, Dolores Vázquez, era detenida como principal sospechosa del asesinato. Su acusación, apoyada en meras conjeturas y suposiciones y su posterior condena,  a 15 años y un día de cárcel, no probaban que ella hubiera sido la encargada de acabar con la vida de Rocío, pero si lograba acallar a esa opinión pública que pedía a gritos un culpable. Se catalogó como crimen pasional y se logró transformar a una persona inocente en una asesina. 

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Sin embargo, el 14 de agosto de 2003, la historia de Dolores da un giro por completo, un británico llamado Tony Alexander King era detenido por abusar sexualmente y acabar con la vida de Sonia Carabantes, de 17 años, en la localidad malagueña de Coín, tras analizar el cadaver y el modus operandi aparecieron pruebas del asesinato de Rocío Wanninkhof que incriminaban a este delincuente  con antecedentes por agresiones sexuales y estrangulaciones en Reino Unido. En aquel momento, Dolores Vázquez fue absuelta de los cargos, pero no del calvario, el dolor y el sufrimiento, con el que desgraciadamente ha tenido que aprender a convivir. “En la cárcel estaba lejos del suicidio, tenía que luchar. Los gritos eran tremendos, me llamaban de todo”, ha señalado Dolores Vázquez, quien ha asegurado que toda su vida se la debe a Sonia Carabantes.

‘Todavía estoy esperando que me pidan perdón’

Por haber sido condenada y encarcelada, Vázquez ha dicho que, aunque no le den una indemnización, siempre ha pedido "un perdón por parte de la Guardia Civil, del Ministerio del Interior, del Fiscal" y que "admitan que se han equivocado" con ella. "Si no me dan indemnización que se olviden, que con el perdón hubiese sido suficiente. Por parte del Estado pienso que me merezco un perdón", ha criticado.

Asimismo, ha culpado a los medios de comunicación de "parte del sufrimiento": "Sin conocerme se dio una imagen de mí que no era yo. ¿Crees que eso no influyó en el jurado? ¿Que no influyó en que la gente cuando salí me llamaban asesina? Han hecho un juicio paralelo".

En este sentido, Vázquez ha lamentado que se diera "voz a una parte" mientras ella estaba en la cárcel, algo que considera una "injusticia social". "Yo estoy aquí sin haber hecho nada y están hablando de mí fuera. Me ponía enferma. ¿Quién es más culpable la prensa que hacía un juicio paralelo o la familia Hornos?", se ha preguntado.

Reencuentro con la madre de Rocío Wanninkhof

Sobre un posible reencuentro con Alicia Hornos, su expareja y la madre de Rocío Wanninkhof, ha destacado que "es más necesario para ella" y ha asegurado que "no le culpa" de todo lo que ha dicho. "No son esos mis sentimientos, mis sentimientos son que haya creído a la Guardia Civil y a otros y no creer en mí. Ella misma en su corazón no se lo ha creído nunca. No busco ajuste de cuentas", ha sentenciado.

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En este punto, Dolores Vázquez ha subrayado que cree que la Guardia Civil "ha utilizado toda esta trama de fabricación de mentiras, de calumnias": "La han utilizado y han sabido hacerlo, igual que los medios que en este país o te hunden o te elevan. Parece que la gente no quiere ver nunca la verdad".

"Me decían que lo había hecho y no lo recordaba, que la había acuchillado y no lo recordaba. Rocío era una hija para mí", ha apostillado Dolores Vázquez, quien ha recordado que, tras salir de la cárcel, sintió "miedo a volver a prisión sin motivo" y a volver a comerse "el marrón": "Yo no he matado a Rocío y mira dónde he terminado".

En la actualidad, Dolores Vázquez vive en Betanzos (La Coruña), la ciudad donde nació y donde lleva "una vida normal", aunque no ha vuelto "a tener una vida normal”. "Mentalmente me siento más fuerte y necesito que la gente sepa un poco más del caso y que esto no vuelva a ocurrir", ha aclarado.