La Reina Victoria ‘descubrió’ de verdad Escocia y el castillo de Balmoral con la familia de la duquesa de York
Sarah Ferguson lanza un romance de novela de la mano de su tataratía
Vestida de época, como su antepasada Lady en la corte de la Reina Victoria, y emocionada ante la idea de convertirse en abuela por primera vez
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Sara Ferguson pierde peso en la Familia Real británica —especialmente, tras la caída en desgracia de su exmarido por el caso Epstein—, pero sigue afianzando su nombre en las páginas literarias. La exnuera de la Reina Isabel II ha asumido un nuevo desafío y acaba de terminar una novela inspirada en Lady Margaret Montagu Douglas Scott y en su relación con la Familia Real de Inglaterra.
La duquesa de York anunció, vestida de época, la publicación, en agosto, de su nuevo libro, Her Heart for a Compass (Su corazón como brújula). Una novela romántica que trata “de atreverse a seguir todo aquello que te dicte tu corazón contra viento y marea”. “Todo empezó con la búsqueda de mis antepasados. Mientras indagaba en la vida de los Montagu Douglas Scott, me encontré con Lady Margaret, quien me intrigó porque compartía uno de mis nombres”, dijo, según recogen medios británicos como el Daily Mail.
“La historia en sí está basada en una de mis antepasadas. Los últimos dos años he estado investigando mi historia familiar con la ayuda de los Archivos Reales”
La novela, coescrita con la autora Marguerite Kaye, está ambientada en la corte de la Reina Victoria, las grandes mansiones de campo en Escocia e Irlanda, así como en Londres y en el Nueva York de finales del siglo XIX. Lady Margaret (1846), a la que Sarah describe como “fuerte, rebelde y valiente”, era hija de los quintos duques de Buccleuch, amigos de la Reina Victoria y el príncipe Alberto. La soberana confiaría a Charlotte (la duquesa) la responsabilidad del joyero y el ropero real, bajo el rango de Mistress of the Robes, y amadrinaría y daría su nombre a su hermana mayor, Lady Victoria (1845), quien recibió el Bautismo en Buckingham.
La soberana describió a la duquesa como “una personita agradable, sensible e inteligente”, y podría decirse que fue gracias a ella que Victoria descubrió de verdad Escocia, en 1842. De hecho, 6 años después, tras el viaje que realizaron juntas, la Reina decidió comprar el castillo de Balmoral por 30.000 libras.
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