Es la boda del año en Francia. Jean-Christophe Napoleón, descendiente de Napoleón Bonaparte, y la condesa Olympia von und zu Arco-Zinneberg, sobrina nieta en seis generaciones de María Luisa de Austria, segunda esposa del emperador, se casan en la Catedral de Saint Louis des Invalides en París. Europa revive 200 años después el matrimonio que cambió el destino del continente gracias al enlace de una pareja cuya genealogía, además, cabalga por todo un laberinto de casas reales, entre ellas la española.
El príncipe Napoleón
Jean-Christophe es un hombre de negocios de 32 años graduado en Harvard que trabaja en el fondo de inversiones Blackstone Group en Londres, pero firma sus invitaciones de boda como 'Su alteza imperial'. Es el príncipe de Napoleón y pretendiente al trono de un hipotético Reino de Francia en tanto que es tataranieto del hermano del Emperador Napoleón. Aunque este título no tiene valor jurídico, entusiasma a los nostálgicos y sus partidarios no pretenden tanto acabar con la república como conseguir que los bonapartistas tengan más influencia en el entorno político.
El príncipe, que habla tres idiomas -francés, inglés y español-, es hijo de Carlos Napoleón y Beatriz de Borbón Dos Sicilias. Sin bien el lado paterno le concede la jefatura de la Casa Imperial, el materno no es menos insigne, ya que le convierte en descendiente de Luis XIV de Francia, el rey Sol. Además, la sangre borbónica le emparenta con la familia real española. Por si fuera poco, es bisnieto de la princesa Clementine de Bélgica, hija del rey Leopoldo II.
El día a día de este joven financiero probablemente diste poco del de cualquier otro ejecutivo de la City londinense. Tiene perfil de Linkedin, en el que se aprecia su extensa formación en economía y comercio además de una dilatada experiencia en la banca, y de Instagram. Aunque mantiene su cuenta privada, todo hace pensar que se reserva la pompa histórica para las ocasiones, como cada 5 de mayo. Cada año, con motivo del aniversario de la muerte del emperador se celebra en el Palacio Nacional de Los Inválidos, donde se encuentra la catedral en la que contraerá matrimonio, una ceremonia en su memoria. El pasado mayo ya asistió acompañado de su prometida, ambos de riguroso luto.
La condesa austriaca
La joven que acompañaba al príncipe de Napoleón en el último memorial en honor a su antepasado era Olympia von und zu Arco-Zinneberg, una condesa austriaca con la que parece que Jean-Christophe quiera rendir homenaje a su antepasado casándose con una descendiente de su segunda esposa. Sin embargo, él aclara: "Es una historia de amor, más que un guiño a la historia". En una entrevista al diario francés Le Figaro, aseguraba que cuando la conoció “la miré a los ojos, y no a su árbol genealógico. Después, fuimos capaces de sonreír ante esta coincidencia histórica".
El caso es que mirándola a los ojos encontró a su alma gemela, y la casualidad quiso que fuera era tan imperial como la suya. Olympia es hija de archiduquesa austriaca Maria-Beatrix de Habsburgo y del Conde Riprand von Arco-Zinneberg y también la bisnieta del último emperador de Austria, Carlos I. Además, es descendiente del rey Fernando VII lo que la sitúa en una remota posición de la línea sucesoria del trono de España. Pero los enredos dinásticos hacen que la genealogía de los novios vuelva a confluir en la realeza belga ya que Olympia es sobrina del príncipe Lorenzo de Bélgica.
Tras toda la carga histórica de su nombre, Olympia es una joven, de 31 años, licenciada en ciencias políticas que creció en Estados Unidos con sus padres y cinco hermanas y que está a punto de dar el gran paso de casarse con quien aspira al trono de Francia en una boda llena de reminiscencias del pasado, pero en la que los novio miran al futuro.
