Víctor Manuel: 'Tengo la sensación de que siempre cogemos el camino equivocado en Eurovisión'

El cantante asturiano está inmerso en una gira de conciertos por toda España que le llevará, la próxima semana, a Madrid

Por Lara Fernández

Sus 71 años no le frenan. Tampoco su marcada conciencia social. Y mucho menos sus ganas de subirse a un escenario e interpretar sus nuevas canciones, originales por primera vez en más de una década. El cantante Víctor Manuel no podía haber elegido mejor momento para volver a recorrer España, maleta en mano y cargado de ilusión. Ahora, inmerso en su gira por nuestro país, llega a Madrid, donde ofrecerá una auténtica maratón de recitales que no alteran ni un ápice su carácter sosegado. Antes de deleitar a sus seguidores en la capital, se sienta a charlar con HOLA.com no sólo acerca de este proyecto, también sobre la situación política actual e incluso nos confiesa cómo ve la gran apuesta española en el Festival de Eurovisión, que tendrá lugar en menos de dos semanas.

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-Más de diez años sin un álbum de canciones originales. ¿Dijiste 'hasta aquí' y te pusiste manos a la obra?

-Es verdad que han pasado diez años, pero no he parado. Han estado llenos de cosas. Cuando empecé la gira 'Vivir para cantarlo' pensé que sería algo provisional. Luego llegó '50 años no es nada' y después Ana y yo seguimos cantando juntos. Después de todo eso estuvimos dos años con 'El gusto es nuestro'. Quiero decir que han sido diez años muy llenos. Pero es verdad que cuando no tengo proyectado un disco no escribo canciones y ahora ya tenía ganas de hacerlo. Así es como salió Casi nada está en su sitio.

-Y en unos días, maratón de conciertos en Madrid después de haber recorrido parte de España... ¿cómo lo afrontas?

-Creo que lo más complicado ya lo he pasado, que fue poner en marcha el concierto en sí. Desde que saqué el disco en octubre no he parado de cantar y de ofrecer este mismo recital, así que ahora cuando hay varios seguidos lo único que tengo que hacer es cuidarme el triple, porque no puedo fallar.

-Trabajas mano a mano con tu hijo David San José. Antes ya lo hiciste con Marina San José. ¿Esto de trabajar en familia es una ventaja o un inconveniente? ¿Las cenas de Navidad se convierten en conciertos improvisados?

-Mi hijo David ha producido los anteriores álbumes y también me ayuda con las canciones. Es verdad que pasamos mucho tiempo juntos pero puedo decir, sin ninguna duda, que todo son ventajas. Sería un inconveniente si alguno de nosotros fuéramos personas que no sabemos hacer nuestro trabajo. David es un gran músico, muy respetado y tiene mucha más capacidad musical que yo. Encima luego llega Ana (su mujer, Ana Belén) y todo lo que toca lo mejora. En casa intentamos no hablar de trabajo y cuando se toca o se canta se hace por pura diversión. Ellos tocan el piano, nosotros cantamos... ¡y no hay discusiones! (risas).

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-Y Ana y tu encantados de que vuestros hijos hayan seguido vuestros pasos y se hayan dedicado al mundo de la cultura, el arte y el espectáculo...

-Sí. Ciertamente estamos encantados. Tenemos este terreno común de entendimiento. David toca el piano desde los 6 años y, aunque pasó por la universidad, decidió decantarse por la música. Marina, una vez que terminó el bachiller, se apuntó a una escuela de interpretación y ahí la tienes. Ellos nos han visto felices en el trabajo. Es cierto que algunos pueden alegar el tema de la estabilidad laboral para intentar que lo sigan por ahí, pero hoy en día todos los trabajos son igual de inseguros.

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-Siempre has tenido un pensamiento crítico y tu música ha estado inevitablemente unida a la conciencia social. ¿Cómo has vivido las elecciones, la situación política actual?

-Durante los conciertos que he ido ofreciendo en los últimos días lo he comentado. Yo no me callo. He sentido infinita vergüenza ante la sobreactuación de algunos políticos. Los debates pre-electorales, por ejemplo, me dieron mucha vergüenza ajena. Por eso invitaba a todos aquellos que acudían a mis recitales a que fueran a votar, aunque lo hicieran en blanco.

-Ismael Serrano comentó recientemente que hay canciones que son tan atemporales que bien podrían retratar la situación actual...

-Fíjate que muchas de las canciones que canto tienen 35 años y parece que no ha pasado el tiempo. Hay canciones de amor que no envejecen, también hay otras más políticas que desataban a la gente antes y también ahora, porque las situaciones se repiten y la gente está viendo amenazados unos derechos que se han conseguido con esfuerzo y se revuelven. Las canciones funcionan porque te metes en la cabeza de la gente y eso pasa con temas como Esto no es una canción o Cómo voy a olvidarme.

-¿Crees que eso explica el triunfo de la nueva generación de cantautores?

-Todos, Jorge Drexler, Rozalén, Andrés Suárez, Marwan, Pedro Guerra... son casi nuestros nietos. Son fantásticos y está claro que el escaparate de ahora es mucho más variado. Son muy diferentes entre sí, pero todos ellos tienen un nexo común: cómo tratan las palabras. Yo, por ejemplo, he colaborado con algunos de ellos, como Ismael Serrano, Rozalén o Jorge Drexler.

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-Y luego están los formatos como Operación Triunfo, que también han sido cantera de otro tipo de artistas. Recientemente conocíamos tu vínculo con una de las últimas concursantes... 

-No tengo ninguna duda de que estos programas sirven para allanar el camino de la música, que ya de por sí es muy complicado. Ahora es más difícil y esto ofrece la posibilidad de estar en una escuela para prepararse y eso es estupendo. Aunque claro, luego no te garantiza nada. Tu eres el que tiene que saber administrar. Al final piensa que solo te acuerdas de 4 o 5 nombres de todas las ediciones de OT y eso es porque el público hace una selección natural con los que más le llegan, no necesariamente con los que ganan. Y eso tampoco tiene nada que ver con la superpromoción, porque eso no sirve de nada.

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-Por cierto que, dentro de dos semanas, llega Eurovisión. ¿Eres de los que se muestran críticos con las apuestas que solemos llevar al Festival?

-Mira, tengo la sensación de que siempre cogemos el camino equivocado. El año en el que ganó el portugués Salvador Sobral con aquella balada, enseguida enviamos nosotros al Festival una balada (en referencia a Amaia y Alfred). Creo que hay que olvidarse de seguir esquemas prefabricados. Amaia y Alfred son estupendos. A ella le auguro una carrera fantástica, pero la canción no era la apropiada, al menos en mi opinión. Eso sí, si me preguntas a quién pondría yo te diría que a un músico espléndido como Jorge Drexler, pero quizá fuese un fracaso en Eurovisión porque tampoco ese sería su sitio. Si supiese la fórmula, ¡sería el rey del pollo frito!