Paul me enseñó estas canciones en mil sitios antes de estar en Spotify y reventar la Costello el pasado jueves en Madrid. Lo hizo en un localcillo de Pamplona, en su coche mientras pillábamos un McAuto y en su casa aún sin amueblar de este Madrid que pronto supo acogernos. Me hablaba de su nuevo proyecto con una ilusión tan envidiable como contagiosa, con ese brillo en la mirada que sólo te dan las cosas en las que verdaderamente crees y es por eso por lo que siempre le he tenido cariño a ese chaval de pelo enmarañado que parecía tan perdido en un norte lluvioso.
La última vez apareció con un clavo en la boca al que llamó piercing y un flequillo rubio difícil de mirar más de tres segundos (suele hacer ese tipo de cosas), pero apareció, cómo no, con unas birras en la mano después de un mal día. Esa es su manera de actuar, aunque mucho me temo que eso no lo sabe ni él: parece que no está, pero siempre aparece de improviso cuando nadie lo espera para decirte que no pasa nada por ser un desastre. Acto seguido, te hace reír.
Eso mismo hace con su música, propone una nueva voz siguiendo la corriente del pop melódico. Paul, sin embargo, bebe de géneros como el rock, el punk o la rumba. Habla con admiración de Kurt Cobain o de Melendi y, sobre todo, bajo una humildad aplastante quiere aprender de todo aquel que le pueda ayudar a ampliar sus horizontes. Le gusta compartir y hablar de lo aprendido, bien sea una buena canción, un nuevo grupo o un libro y en esa curiosidad insaciable es donde se ha ido forjando.
Un día me llamó desde Asturias para decirme que estaba grabando un disco. Desde entonces, para él todo ha sido planear, trabajar, corregir, grabar y aprender. Luchar. Porque en el mundo de la música es la única opción posible si quieres abrirte paso en la selva. Levantarte. Porque en el mundo de la música es la única opción posible si quieres seguir luchando. Parece simple, pero al quinto golpe contra el muro, deja de serlo. Y Paul siguió, porque es de esos que saben que han nacido para esto y no se rendirán tan fácilmente.
De momento sólo ha lanzado cuatro sencillos: Loca locura, Solo ven, Me olvidé de lo bueno (Naked versions) y Loca locura (Naked versions). El otro día en la mítica Sala Costello, de Madrid, ya coreaban todas las canciones. Supongo que aquella noche fue tan solo el preludio y antesala de todo lo que ocurrirá a partir de ahora, de todo lo que Paul Alone se merece que ocurra. Cuando todo estalle, recuerda: todo empezó con un sueño. Y supiste hacerlo realidad.
