Representa el estilo lady como nadie y se ha convertido en una madre de familia y empresaria de éxito, además de asesora de su padre, Donald Trump, actual presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, a muchos sorprenderá el pasado de Ivanka Trump en plena década de los noventa cuando era una adolescente.
Gracias a Raising Trump, el libro de memorias que su madre Ivana Trump acaba de publicar, hemos sabido que la joven tuvo una fase punk en los años 90 cuando era una adolescente. Además, llevaba un look de lo más opuesto a los que nos tiene acostumbrados en la actualidad: camisas de franela y el pelo teñido de azul, según recoge el Daily News.
"Mi vestuario consistía en pantalones de pana rasgados y camisas de franela", ha escrito la propia Ivanka en el libro de su madre. "Un día después del colegió me teñí el pelo de azul. Mi madre no era fanática de esta decisión: Me miró y de inmediato salió a la farmacia más cercana para comprar una caja de Nice’ n Easy [una marca de tintes de pelo]. Esa noche me obligó a teñirme el cabello de rubio". Aunque la empresaria eligió un color "que en realidad era tres tonos más claro que mi color natural... ¡y no lo he cambiado!" haciendo de su melena dorada toda una seña de identidad.
Como muchas chicas de su edad, la hija del presidente de los Estados Unidos fue una seguidora incondicional de un nuevo grupo que influyó mucho en la juventud y la adolescencia de esa generación: Nirvana. Tal era su devoción por la banda que Ivanka lloró un día entero después del suicidio de Kurt Cobain en 1994. En aquel entonces ella tenía doce años. "Fue un shock y estaba angustiada", asegura. "Después de llorar durante 24 horas desconsoladamente en mi habitación -todo un melodrama- mi madre me sacó de allí para ir a cenar", concluye.