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Dalma Maradona, la primogénita de Diego, el futbolista más famoso de todos los tiempos, se ha convertido en una atractiva mujer de 30 años, que vive por y para su profesión. Es actriz, una carrera que apoyan sus padres al cien por cien. "Tengo la suerte de que mi mamá (Claudia Villafañe) y mi papá me apoyan en todo lo que hago. Creo que a mi mamá le hubiera gustado más que fuera abogada, psicóloga o algo así, pero se dieron cuenta de que me gusta esto y lo aceptan", declaró en una entrevista concedida a ¡HOLA! Argentina.
"La verdad es que cada vez que me subo a un escenario reafirmo que esto es lo que quiero hacer por el resto de mi vida. Encontré un lugar donde me siento tranquila y puedo ser realmente yo", explicó.
Dalma adora a su padre, aunque reconoce que "al principio fue difícil encontrar un lugar donde poder conectarnos". Finalmente, aceptó que "él no iba a cambiar nunca" y "lo empecé a disfrutar más". De hecho, "hoy puedo estar todo el día con él sin pelearme y charlas de cualquier cosa", añadió.
Sus redes sociales reflejan su paso de niña a mujer, como se aprecia en esta imagen en la que posa como una auténtica 'it girl'. Dalma tiene ahora el cabello más rubio que cuando era pequeña y reconoce que se ha sometido a algún retoque estético para mejorar su sonrisa. "Año nuevo, dientes nuevos! ¡Bueno, creo que exagere un poco! Los dientes son los mismos de siempre, pero mucho más alineados. Es cierto que no tenía un desastre en los dientes pero estoy muy contenta con los detalles que quería corregir", contó en su cuenta de Instagram.
A sus 30 años, Dalma compagina su profesión con el cuidado de su familia. Además de tener una estupenda relación con sus padres, se desvive por su sobrino Benjamín, el hijo que su hermana Giannina tuvo con el futbolista Sergio 'Kun' Agüero en 2009.
La primogénita de Maradona mantiene una relación estable con el jugador de rugby Andrés Caldarelli, con quien el astro del balón se lleva de maravilla. "Como me ve tan enamorada se queda tranquilo", contó a ¡HOLA! Argentina. De momento, la pareja no piensa en pasar por el altar, aunque dibuja su futuro de la mano, y con el deseo de tener "muchos" hijos algún día.
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