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Han pasado tan solo unos días de la emotiva boda en la que Kiko Rivera e Irene Rosales ponían el broche de oro a su historia de amor. La pareja protagonizó un romántico enlace el pasado viernes, 7 de octubre, del que fue testigo el último número de la revista ¡HOLA! con un completo reportaje. Ahora, los recién casados comienzan una nueva etapa de su vida.
La pareja no ha querido desvelar cuándo ni dónde se marcharán de Luna de Miel mientras tanto continúan con su rutina en Sevilla. Kiko e Irene se han dejado ver con su pequeña Ana, nacida en diciembre del año pasado, disfrutando de una agradable jornada. La niña, que ejerció de simpática damita de honor en la boda de sus padres, es, sin duda, la niña de los ojos de su padre. Tras realizar algunos recados por la ciudad, Kiko demostró que es un auténtico padrazo, muy pendiente de su niña en todo momento, con quien se deshizo en mimos y carantoñas.
Kiko e Irene vivieron uno de los días más especiales de su vida con motivo de su boda que estuvo repleta de momentos emotivos: lágrimas, canciones, sorpresas... "Todo muy bien, lo pasamos genial y disfrutamos muchísimo", aseguraba Irene un día después del enlace. "Salió todo como esperábamos", recalcaba. Además, ambos han compartido a través de las redes sociales románticos mensajes: "Que día tan mágico. Kiko Rivera te amo". Su marido, añadía la siguiente dedicatoria: "Mi mujer bella, te amo por encima del mundo".
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Después de más de dos años de noviazgo, la pareja se dio 'sí, quiero' en la Hacienda Los Parrales, situada en la localidad sevillana de Sanlúcar la Mayor, donde estuvieron acompañados de 325 invitados. Este enlace ha llegado diez meses después del nacimiento de la primera hija en común de la pareja, la pequeña Ana, la reina de la casa junto con Francisco, primer hijo de Kiko (fruto de su relación con Jessica Bueno). Fue en el bautizo de la niña donde Kiko aprovechó para pedir matrimonio a Irene, una ocasión que ha quedado para siempre grabada en su memoria.
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