Los detalles más especiales de la boda de Lulu Figueroa-Domecq

La nieta de la condesa viuda de Romanones dio el 'sí, quiero' al antropólogo Adrián Saavedra en un enlace muy 'chic' que reunió a la sociedad y la aristocracia jerezana

Por hola.com

El pasado 3 de septiembre, Lulu Figueroa-Domecq y Andrés Saavedra celebraron su boda soñada en Jerez de la Frontera. La nieta más conocida de la condesa viuda de Romanones y su novio, el historiador y antropólogo con el que mantiene una relación desde hace seis años, pronunciaron el 'sí, quiero' en un enlace muy romántico y lleno de detalles que tuvo lugar en la finca 'Santiago', propiedad de la familia de la madre de la novia, Lucila Domecq Williams, donde Lulu pasó su infancia con sus primas Alejandra, Eugenia, Claudia y Ana Cristina.

Allí, entre sus muros, y compartiendo confidencias con su madre y con su hermana Cristina, Lulu se puso en manos de su tío Manolo Carretero, que fue el responsable de su peinado, y del maquillador José Luis Ruzafa, que fue quien se encargó de poner aún más guapa a la novia. Su padre, Álvaro Figueroa, conde de Romanones, convaleciente de un ictus, y su abuela Aline Griffith, que no asistió debido a su avanzada edad, fueron los grandes ausentes en este día tan especial que reunió a la sociedad y a la aristocracia jerezana.

Durante la ceremonia, que, al igual que el resto de la boda, se celebró al aire libre, un grupo de cuerda se encargó de la música e interpretó para la llegada de los novios Sarabande de Haendel y la Obertura 1812 de Tchaikovsky al finalizar. El momento más emotivo fue cuando los hermanos de la novia leyeron un poema para los contrayentes: "Casi me hicieron llorar, fue muy bonito", confesó Lulu sobre sus hermanos, que además fueron los encargados de regalarles las alianzas.

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Para su gran día, la pintora y bloguera de moda confió en su firma de cabecera, Navascués, especializada en vestidos de novia, y eligió una original y delicada creación de organza tundra blanca, con cuello a la caja, mangas farol y falda de capas, con bordados en hilo de seda sobre los que destacaban unas flores de organza y de tul de color rosa en relieve. El rosa fue también el color de sus zapatos, de la firma LEI É, cuyos diseños están concebidos para mujeres que buscan alejarse de tradicionalismos clásicos y buscan zapatos de novia diferentes y originales.

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Como joyas, la joven aristócrata llevaba, además de su anillo de pedida —un solitario de Tiffany’s—, una pieza única realizada expresamente por Suárez. Se trata de una estrella fugaz en forma de pendiente trepador earcuff, de la que nace otra estrella, ambas con dos zafiros rosas de Madagascar, y mezclan en su estela oro blanco y oro rosa con noventa y siete diamantes blancos y marrones. Y como pareja, otro pendiente en forma de estrella, en oro blanco, brillantes y un zafiro azul.

Los novios cuidaron todos los detalles de su boda, en la que las mesas llevaban nombres de manos de póker, una de las grandes aficiones del novio, y la decoración floral de las mesas se realizó con centros de flores silvestres —tulipán, cárcamo, elysium, aster, alhelíes, hojas de roble…— y figuras de loros de color verde. Una vez terminada la cena y tras abrir el baile con Yumeji’s theme, de la banda sonora de la película In the mood for love, Lulu se cambió de vestido y se puso otro más sencillo y corto, firmado por Moisés Nieto.