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No estaban todos los que son pero si eran todos los que estaban. La tradicional cena de los nominados a los premios Goya reunió un año más a los que, el próximo 6 de febrero, se sentarán en el patio de butacas esperando escuchar su nombre tras la frase y “el Goya es para...”. Las grandes favoritas La novia y Truman tuvieron su representación en una velada en la que faltaron los nombres más internacionales de esta edición. Ni Penélope Cruz, Tim Robbins, Juliette Binoche o Ricardo Darín pudieron asistir a esta noche en la que las alabanzas entre rivales no faltaron.
La directora de La Novia, Paula Ortiz, confesó que está viviendo estos momentos con alegría, aunque ya tiene la cabeza puesta en su próximo proyecto El arte de la entrevista, en el que trabaja con Juan Mayorga. “El premio que más me ilusionaría es el de mejor película porque nos reúne a todos", señaló, "pero me gusta mucho Truman, es una película sólida y honesta y no me importaría perder por ella”. Y el director precisamente de esta, Cesc Gay, comentaba: “¿Yo favorito? No, favorita Paula. Normalmente soy pesimista en los premios porque así voy más relajado”.
Inma Cuesta, con un traje blanco de Escada, también está tranquila y es que por tercera vez aspira a llevarse un “cabezón”, así que ya conoce la sensación. “Lo que me pasa es que el mismo día es cuando me pongo nerviosa, yo estoy muy tranquila ahora mismo” aclaró. Para Natalia de Molina es ya un premio estar donde está. “Es muy fuerte haber llegado aquí con esta película y este papel", ha resaltado en referencia a Techo y comida, ópera prima de Juan Miguel del Castillo que aborda el drama de los desahucios. "Es un tema que me ha tocado mucho" aseguró.
Felicitaciones, abrazos y saludos, la deportividad estuvo muy presente en el acto celebrado en la galería de cristal del Palacio de Cibeles y también los momentos divertidos que no han de faltar en estas reuniones. El embarazo de Paula Ortiz puede dar buena suerte al equipo así que todos se reunieron en torno a la directora para tocarle la “tripita”. Ya se sabe que los bebés vienen con un pan bajo el brazo y tal vez este traiga para acompañar una cesta llena de premios. Daniel Guzmán caminó por la alfombra azul con la actriz revelación más comentada del año, su abuela Antonia que, a sus 93 años, se ha convertido en una auténtica sensación. Abuela y nieto no dejaron de hacerse carantoñas ante los flashes, protagonizando los momentos más tiernos de la noche.
"Mi nieto y la película significan todo para mí. Ser actriz a mi edad ha sido una experiencia nueva que nunca había visto de cerca y con un poco de ganas, todo sale" declaró Antonia a La información. “Es el premio que más ilusión me haría", comentó Guzmán sobre la nominación a mejor actriz revelación. Él dice que ya ha conseguido "todo lo que quería" con la película, y ha resaltado que llevarse "un par de premios" le supondría el reestreno en salas, una opción en la que confía para poder acabar de pagar las deudas que ha asumido en la producción. "No es fácil sacar adelante una ópera prima", subrayó Leticia Dolera, candidata junto con Guzmán, Dani de la Torre y Juan Miguel del Castillo, al Goya a la mejor dirección novel. "Tenemos mucha suerte de haber llegado hasta aquí, esto no es una competición", dijo.
Esuvieron además Mabel Lozano, Leticia Dolera, Irene Escolar, Paula Ortíz, Fernando Colomo, Asier Etxeandía, Borja Cobeaga y Fernando León, entre otros. Con nervios, tranquilos o simplemente muy emocionados, los nominados intercambiaron sensaciones en este punto de encuentro en el que se ven cara a cara los que inscribirán su nombre en la lista de ganadores de los Goya 2016.
