Es uno de los mejores deportistas del mundo y sus entrenamientos son muy exigentes. Sin embargo, en ocasiones es conveniente desconectar de tanto trabajo y darse un respiro. Rafa Nadal se está preparando a conciencia para su debut en el Abierto de Río de Janeiro, el único torneo ATP 500 de Sudamérica, pero hasta el martes no tendrá que saltar a la pista de tierra batida así que ¿qué mejor que unirse a una de las tradiciones más populares del país durante unas horas?
Y es que si hay un lugar en el que el carnaval se vive con mayúsculas es en Brasil. Cada año se celebra el desfile de los disfraces más espectaculares en el sambódromo, ese recinto que se llena de música y color para una auténtica fiesta en la que es imposible mantenerse quieto, sin bailar. El deportista fue invitado por la escuela de samba Unidos de Viradouro -cada escuela tiene unos 4.000 integrantes- y no se lo pensó. Puntual y a pesar de la lluvia que amenazó con deslucir el resultado, caminó entre bailarines y coloridos y enormes trajes junto a su compañero David Ferrer. Ejerció de anfitrión el brasileño Gustavo Kuerten, ya retirado de las pistas de tenis, que les mostró lo mucho que significa este momento en su país.
Recorrieron los 700 metros con una camiseta de la escuela que les había invitado y se metieron de lleno en el ambiente. No había que perderse nada, así que Nadal hizo algunas fotos son su móvil, y es que esto no se vive todos los días. Saludaron a la multitud, pero también se atrevieron con algún paso de baile, como dijo luego Kuerten. “Es una emoción única. Está intentando hasta 'sambar'. Le doy un 7 de nota. En poco tiempo se convertirá en brasileño” afirmó sobre el mallorquín. No había más que verle, la emoción y la fiesta consiguió conquistarle.
Acabado el espectáculo toca concentrarse de nuevo. Nadal debutará el martes frente al brasileño Thomaz Bellucci. Ese torneo será el primero que Nadal dispute después de jugar el Abierto de Australia, donde no pudo pasar de los cuartos de final al caer ante el checo Tomas Berdych. Esta será su ocasión de quitarse esa espinita y tal vez repetir el triunfo del pasado año, cuando se llevó el trofeo de Río a casa.
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