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Una navaja en ajoblanco, con melocotón de Calanda encurtido, perlitas de gel de cava, piel de limón en juliana, reducción de pata de vaca que le da el toque umami y todo ello presentado en la misma concha y coronado con coral de borraja. Se llama Cruz de Navajas, acaba de ser elegida la mejor tapa de España en la última edición de Madrid Fusión, y probarla (3,50 €) merece un viaje a Zaragoza. Su creadora es Susana Casanovas, chef ejecutiva y propietaria del restaurante La Clandestina (laclandestinacafe.com), que, junto a su pareja Fernando Solanilla, convertidos ya en embajadores de la ciudad a nivel nacional, viven estos días abrumados por la repercusión que ha tenido el premio.

 

Una deliciosa escapada a Albacete tras la mejor croqueta de España

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El éxito de la tapa es tal que los fines de semana en la puerta de su céntrico local de la calle San Jorge, esquina con San Andrés, cuelga el cartel de completo. Y eso que Cruz de Navajas ya lleva dos años de trayectoria, puesto que en 2019 ganó el concurso provincial de tapas y desde entonces han servido más de 15.000 unidades. «Quería hacer algo con producto de Aragón que se saliera de lo tradicional, del típico ternasco, y elegí el melocotón, la borraja y el cava, que parecía difícil que congenieran pero que sí tienen un hilo conductor. El resultado es una tapa fresca, diferente, elegante, no solo en estética, también en sabor», nos cuenta una feliz Susana.

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Cruz de Navajas es la estrella de la carta de cocina de fusión de La Clandestina, pero esta creativa e intuitiva chef de formación autodidacta, que no pone límites a su imaginación y se mueve entre fogones con tanta habilidad como atiende las mesas de su restaurante –«me gusta también recibir a la gente y que me expresen qué les parecen los platos–, nos sugiere también otras de sus especialidades, en las que siempre priman los productos kilómetro 0. Las croquetas de jamón ibérico o nueces con queso Río Vero; los fideos a la sartén con verduras, lubina ahumada y alioli de coco; las canicas de ternasco con arroz de Aragón, salsa thai de piña, leche de coco y anacardos; el lomo de atún rojo en tataki –al servirlo entregan un certificado de calidad y pesca sostenible–; o una interpretación del bacalao al ajoarriero fuera de carta para chuparse los dedos.

 

Hoteles exquisitos y gastronomía de km 0 en la Toscana turolense

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La Clandestina es un local de cuidado interiorismo y ambiente cosmopolita para todas las horas del día, desde la mañana a la noche. Si a mediodía y para cenar atrae su cocina divertida y desenfadada, en el desayuno, es su café de especialidad y sus tartas caseras. También cuenta con carta de cervezas artesanas, de copas, cócteles y, de martes a domingos, se puede tomar un brunch por 19 €.

5/14 © Mi Habitación favorita

Sin salir del casco antiguo y después de una visita al contiguo e imprescindible Museo Goya (museogoya.fundacionibercaja.es), que expone una magnífica selección de cuadros religiosos, retratos y otras escenas del pintor aragonés, además de todas las series de grabados, la ruta gastronómica por la ciudad de Ebro continúa allí mismo, pues en el número 33 de la calle Espoz y Mina abre sus puertas Mi habitación favorita (mihabitacionfavorita.com), una encantadora pastelería y cafetería cuyas recetas están inspiradas en la mejor repostería francesa y anglosajona. La aventura personal de Luis Fernández y Laura de la Rúa comenzó en el Hotel Sauce (hotelsauce.com), la empresa familiar del primero, y echó a andar cuando ella comenzó a crear sus propias tartas, de elegante diseño. Tras su formación en Le Cordon Bleu llegaría la ampliación del obrador y la apertura del local en los bajos del hotel con el que hace 3 años la pareja cumplió su sueño.

 

Escapada golosa a Lisboa

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El escaparate de la pastelería es una dulce tentación, con creaciones únicas elaboradas artesanalmente, ante las que es fácil caer rendido y que se pueden comprar para llevar a casa o degustar en la cafetería. Zanahoria, Red Velvet, Selva Negra, tartas para amantes del chocolate, frutales, de queso al estilo New York o de sabores, otras especialidades como la tarta rusa de miel, Musgo de los Bosques o Coco Loco. Y para que nadie se quede sin probarlas, también las hay sin gluten y sin lactosa, en versión reducida, bizcochos, roscones de San Valero... Pero la aventura de esta pareja va más allá e inspirados en su propia familia han creado marcas propias de café de especialidad (Papá Largo) y de mermelada (Mi Mermelada favorita), que elaboran artesanalmente con la mejor fruta de temporada. Muestra de su buen hacer y calidad son las 9 medallas conseguidas en The World’s Marmalade Awards, los premios más prestigiosos de este producto del mundo.

7/14 © Méli Mélo

A solo 3 minutos andando del Museo Gargallo, que ocupa un palacio renacentista situado en la plaza de San Felipe y dedicado de forma monográfica a la obra de este gran escultor aragonés, se encuentra el Méli del Tubo (melimelozaragoza.com), uno de los locales con más ambiente en la zona de tapeo por excelencia de la capital aragonesa, la que conforman las calles Mártires, 4 de Agosto, Cinegio, Estébanes y Libertad. Dos plantas donde podemos tomar tapas y raciones modernas, tanto saladas como dulces, elaboradas al momento, pero también café a media tarde o una copa o un cóctel después de cenar. Entre su variedad de deliciosas propuestas, hay que probar sí o sí, la tapa Cave Ovum, un saquito crujiente relleno de setas, bacon y huevo sobre carbonara de torrezno que se come de un bocado y es una auténtica explosión de sabor y textura.

 

Pueblos aragoneses que son especialmente bonitos

8/14 © Méli Mélo

Esta misma tapa también está en la carta del Méli Mélo, hermano mayor del anterior y ubicado en la calle Mayor, convertido desde hace unos años en toda una referencia del tapeo en la capital aragonesa. De ambiente desenfadado, sus propuestas se pueden comer en la barra, en el restaurante o en la terraza. Si entre tanta variedad nos cuesta decidirnos, su joven equipo se presta para asesorarnos y decidirnos entre el queso de cabra rebozado en frutos secos con compota de higo, la tostada artesana de Leciñena con tomate, champiñón y panceta de Guijuelo o los chupa chups de ternasco. Estos y otros platos elaborados, en su mayoría con productos locales o de temporada y certificados como ecológicos, son una pequeña muestra de la apuesta de este negocio por la sostenibilidad y por el buen hacer, que le ha valido numerosos premios.

9/14 © Hotel Avenida

Llega la noche y en la animada Avenida César Augusto, frente al Mercado Modernista, encontramos un oasis de calma: el Hotel Avenida (hotelavenida-zaragoza.com), un hotel boutique cuya fachada no deja adivinar lo que esconde su interior. El establecimiento tiene solera, lo abrió el abuelo del actual director después de unir varios edificios hace 60 años, e Ignacio Nieto y su mujer Carmen F. Ariza, decoradora de interiores y subdirectora, al frente hoy del mismo, decidieron aprovechar la pandemia para hacer una reforma artesanal que le ha dado un nuevo aire, pero rescatando su esencia.

10/14 © Hotel Avenida

Los tonos blancos y tierra, los tejidos naturales, las grandes lámparas, la estudiada iluminación y las plantas y árboles llenan todos los espacios del hotel, desde las habitaciones o los pasillos al comedor de desayunos, la terraza interior de la primera planta o el patio, con una claraboya por el que entra la luz natural. Paredes de ladrillo visto y techos, suelos y cerámicas originales se combinan con acierto con cristal, microcemento, madera, bambú y nuevos espacios se abren con arcos. Todo está cuidado al detalle para transmitir ese aire relajado que tanto sorprende, desde la música ambiental al perfume que se respira en él.

11/14 © Hotel Avenida

En las habitaciones premium no hay televisión, se puede solicitar si lo desea el cliente, pero nadie la pide, dicen. Porque en este hotel minimalista se busca silencio y el tiempo se ralentiza. Un establecimiento abierto a que todo el mundo pueda disfrutarlo, aunque no se esté alojado. Para desayunar, tomarse un café tranquilo, tener una reunión de trabajo u organizar un evento y pensar, por un momento, que estamos en Ibiza. Durante este mes de febrero, alojándose dos noches en él –o en otro de los que participan en la promoción Enámorate en Zaragoza de Horeca (zaragozahoteles.es), la Asociación de Hoteles de la capital y la provincia–, se puede disfrutar de un descuento de un 20% sobre la tarifa.

12/14 © E.M.

Tras un buen descanso, buena elección será reservar la entrada al Palacio de la Aljafería (turismodearagon.com) para conocer esta joya artística del arte mudéjar a la que se puede llegar en un agradable paseo de 2 kilómetros por la ribera del Ebro. Tras cruzar el puente de piedra que salva el foso que lo rodea, la visita descubre la historia de esta construcción que se erigió como residencia de recreo de los reyes musulmanes, para luego ser cárcel de la Inquisición, palacio de los Reyes Católicos, cuartel y hoy todo un referente cultural y sede de las Cortes de Aragón.

13/14 © Marengo/Alicia Llamas

El punto y final a esta ruta gastronómica por Zaragoza lleva a Marengo (restaurantemarengo.com), otra de las propuestas más innovadoras de la capital aragonesa. En su carta, una amplia variedad de recetas de cocinas internacionales en formato casual food, pero versionadas con productos locales. Ahí están sus tacos de borrajita pibil, en tempura y con carne mechada –recientemente nombrada la mejor tapa original de Zaragoza su provincia– o la baturrata, un tartar de tomate rosa de Barbastro con burrata, salmorejo de melocotón de Calanda, pesto genovese y crujiente de jamón de Teruel.

14/14 © Marengo/Alicia Llamas

El viaje gastronómico de Marengo se disfruta en un local de atmósfera íntima, aunque algunos de sus platos, como el canelón relleno de carrilleras de ibérico, foie y trufa con salsa de boletus o la torrija brioche con helado de melocotón con vino, también se incluyen en las cartas de otros de los locales repartidos por la ciudad del grupo Tándem (tandem.com): Nómada, de «cocina callejera», La Bocca, un restaurante mediterráneo diferente; Nativo, la cocina de siempre en un espacio actual; La Tradicional, cocina para llevar a casa, o el quiosco La Milonga, situado en el céntrico parque Pignatelli. Para otros momentos de la escapada o para dejarlos pendientes y volver pronto a vivir una segunda parte.

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