LAS NORMAS DE LOS SHUKUBOS
Al igual que en cualquier casa japonesa, tocará descalzarse a la entrada y deambular en las zapatillas que proporcionan para ello, y al ir al servicio no habrá que olvidar cambiárselas por las chanclas exclusivas de estos menesteres. Salvo estos gestos y otros que dicta el sentido común, como vestir con modestia y respetar el silencio del entorno, los horarios de las comidas son en realidad la principal norma a no perder de vista.
Al volver a la habitación tras las liturgias del alba, otro monje habrá doblado los futones antes de servir allí mismo el desayuno sobre una primorosa bandeja de laca. La cena tradicional shojin-ryori, con su interminable sucesión de sopas, tempuras y salmueras rigurosamente vegetarianas e igualmente preparadas por los monjes, se disfruta, ya sí, en la sala principal, y rara vez después de las cinco de la tarde.