A bordo del Flåmsbana viajamos por uno de los recorridos en tren más empinados e increíbles del mundo, con nada menos que 866 de desnivel. Entre el pueblito de Flåm (en la imagen) y la estación de montaña de Myrdal, nos espera una hora de infarto por los paisajes más impresionantes del oeste de Noruega.
¿CÓMO LLEGAR?
Existen vuelos directos entre distintas ciudades españolas y Bergen, incluso por menos de 100 € en algunas temporadas. Compañías como Vueling o Iberia lo hacen desde Barcelona y Madrid, Ryanair también desde Palma de Mallorca, Volotea desde Murcia, Norwegian desde Alicante… Desde Bergen habrá que viajar hasta Flåm en autobús –hay uno directo–, ferry –el trayecto más largo–, tren –la forma más económica– o coche.
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LOS FIORDOS
Con solo un vistazo a Noruega ya se adivina el festín de naturaleza que nos espera: lagos, montañas, ríos salmoneros, glaciares, parques nacionales y un resquebrajado perfil marítimo por el que se abren paso espectaculares fiordos. Esos estuarios entre paredes de hasta 1300 metros de altura que penetran incluso más de doscientos kilómetros hacia el interior. Aunque los hay de todas las formas y tamaños, los más despampanantes se sitúan entre las coquetísimas ciudades de Bergen y Ålesund. Los más famosos son Naerøy y Geiranger (en la imagen), declarados Patrimonio de la Humanidad. Sogne es el más largo y profundo de todos.
EL TREN
Durante la temporada de verano tiene una frecuencia diaria de 8 trenes entre las 9h. y las 17:55 h. El billete de adulto cuesta 64,18 € ida y vuelta en temporada alta y los menores entre 6 y 17 años, 16,9 €; menores de 6 años es gratuito. Es una de las atracciones más populares de Noruega, imprescindible para quienes quieren descubrir el país más allá de su capital, y eso hace que se garantice la salida prácticamente todos los días del año. Toda la información sobre el tren, en norwaysbest.com/es/flamsbana/.
EL TRAYECTO
A orillas del fiordo de Aurland (Aurlandsfjord), el pueblito de Flåm oficia como punto de partida de este tren que presume de ser uno de los más empinados del mundo. En apenas veinte kilómetros se enfrenta a un desnivel de casi 900 metros hasta Myrdal, donde enlaza con la línea ferroviaria que une Bergen y Oslo. La necesidad que conectar con ella para transportar las mercancías que llegaban por barco hasta el fiordo fue el origen de este hito de la ingeniería que se inauguraría en 1940, casi veinte años después de que comenzara a construirse.
El trazado que cruza el río y el fondo del valle hasta tres veces, atraviesa además una veintena de túneles. El que circula en espiral por dentro y fuera de la montaña es uno de los platos fuertes de este recorrido que, en poco menos de una hora, se asoma a unas panorámicas de impresión entre las cascadas y profundísimas grietas que salvan sus vías.
VISITAR BERGEN
Antes o después de subirse al tren tienes que visitar Bergen, la preciosa segunda ciudad de Noruega, que posee un casco histórico verdaderamente de cuento, con sus techos puntiagudos y los antiguos almacenes de colores del muelle de Bryggen, reconvertidos hoy en restaurantes, cafés o galerías de arte a rebosar de animación y declarados en su conjunto Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
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DÓNDE DORMIR
Una opción de lo más apetecible es alquilar alguno de los rorbus que emulan a las antiguas casas de los pescadores, o también una cabaña en plena naturaleza (fjordnorway.com).
Entre los hoteles más tradicionales de la zona, el Kvikne (kviknes.no), en Balestrand; el Walaker (walaker.com), en Solvorn; o el Stalheim Hotel (stalheim.com), sobre el valle de Naerøy; todos en ubicaciones excepcionales.
Radicalmente diferente, el Juvet Landscape Hotel (juvet.com, en la imagen), con sus cabañas de rabioso diseño nórdico y un frente acristalado volcado a la naturaleza.
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