Nadie lo discute: París acapara toda la atención, pero esta vez nos fijamos en una de esas segundas ciudades francesas que, menos conocidas y también menos masificadas, están llenas de encanto. ¡Y queda muy cerca! A Lyon, capital de la región de Ródano-Alpes, se puede llegar en AVE en solo 5 horas desde Barcelona y 8 desde Madrid.
La que fuera capital de la todopoderosa Galia romana y segunda urbe más grande de Francia tiene mucho de lo que presumir, empezando porque es la cuna de la nouvelle cuisine y la ciudad de Paul Bocuse, considerado el mejor chef del siglo XX. En ella nació también Antoine de Saint Exupéry y su obra El Principito y los hermanos Lumiére rodaron aquí las primeras imágenes del cine en 1895. Está claro: a Lyon no le faltan razones para ser un destino de obligada visita. Pero aquí no acaban sus méritos. Sigue descubriéndolos:
LAS BOULANGERIES MÁS ENCANTADORAS
El mejor punto de partida para descubrir esta encantadora ciudad del centro-oeste francés es su gastronomía. En el corazón de Lyon, el Vieux Lyon, además de callecitas pintorescas, iglesias y mansiones de estilo italiano, se esconden algunas de las boulangeries más deliciosas de la ciudad. Destaca, por ejemplo, la de François Pralus (chocolats-pralus.com), maestro chocolatero y repostero, famoso por sus pralulines, unos exquisitos brioches elaborados con almendras de rosas que se han convertido en todo un clásico local.
Con buen sabor de boca, será el momento de recorrer después el casco antiguo en busca de los misteriosos traboules, esos pasadizos secretos que conectan diferentes calles a través de históricos edificios y que hoy son uno de los mayores atractivos de Lyon. Creados en su origen para que los lioneses pudieran llegar hasta el río sin dar grandes rodeos, posteriormente fueron utilizados por los trabajadores de la seda, llamados canuts, para transportar sus pesadas cargas hasta el barrio de Croix Rousse, donde se encontraban los comerciantes.
PATRIMONIO DE LA UNESCO
El símbolo arquitectónico de Lyon es la imponente basílica de Notre-Dame de Fourvière, en la lista del Patrimonio de la Humanidad, que corona una de las dos colinas que enmarcan la ciudad y es visible desde casi cualquier punto. Una serie de empinadas escalinatas permiten llegar a ella y disfrutar de las vistas. La visita al interior de esta joya arquitectónica descubre sus elementos bizantinos y renacentistas, sus vidrieras y la cripta de San José.
Dos colinas y dos ríos configuran la orografía de Lyon. Al cruzar el Saona, se llega al barrio de Presqu’île, donde entre majestuosos edificios que parecen transportar al pasado, van apareciendo rincones únicos: la elegante place des Célestins, la imponente catedral de Saint-Jean, la animada place Carnot o el histórico Museo de la Imprenta. Curiosidad histórica: fue en Lyon donde se imprimió el primer libro en lengua francesa.
Si la noria de la imponente plaza Bellecour, una de las más grandes de Europa y en la lista de la Unesco, descubre Lyon desde las alturas; las avenidas comerciales de Víctor Hugo y la de República invitan a echar un ojo a los escaparates de sus tiendas.
LA CAPITAL DE LA GALIA ROMANA
Otra muestra de que Lyon es un auténtico museo al aire libre es el antiguo teatro romano, aquel que concentró la vida pública en la época imperial y que hoy es escenario de diferentes festivales, como Les Nuits de Fourviere, que cada verano acoge actuaciones de música, danza y teatro. Como complemento, habrá que hacer una visita al vecino Museo Galo-Romano (lugdunum.grandlyon.com).
Abrumados por lo visto hasta aquí, habrá que hacer un alto en el camino y recobrar energías. Buena idea será elegir uno de los tradicionales bouchons lioneses. Daniel et Denise (danieletdenise.fr), del chef Joseph Viola, cuenta con varios locales repartidos por Lyon. En sus mesas con mantel a cuadros rojos y blancos y en el más íntimo de los ambientes, se degustan platos tan exquisitos como los típicos quenelles –un tipo de pasta rellena de carne o pescado– o su archiconocido pastel de foie gras de pato.
RUTA DE LOS MURALES
El arte, en cualquiera de sus vertientes, está siempre presente en Lyon, ya sea en la gastronomía, en sus numerosos museos, en sus festivales o en las calles, con 150 murales, que convierten las fachadas de la ciudad en un auténtico lienzo. En el barrio de Croix-Rousse dos buenos ejemplos son el Mur des Canuts, uno de los más famosos, que ocupa 1200 metros cuadrados y La Fresque des Lyonnais, otra obra maestra que protagoniza el archiconocido chef Paul Bocuse.
CULTO AL CINE
Cruzando el Ródano, en las calles del barrio de Monplaisir está otra de las visitas obligadas en Lyon: el Instituto Lumiére (institut-lumiere.org). Aquí se ubicó el edificio en la que los hermanos rodaron La salida de los obreros de la fábrica, las primeras imágenes del cine. En el mismo recinto se levanta la casa de 1900 en la que residió la familia y en la que se conservan, como un museo, todo tipo de inventos relacionados con el séptimo arte. Inspiración de la Fête des Lumières, el festival que se celebra cada 8 de diciembre y permite contemplar la ciudad con una nueva luz.
EXPERIENCIAS GASTRONÓMICAS INMERSIVAS
Si se quiere redondear la escapada, gastronómicamente hablando, el reconocido Jerémy Galván (jeremygalvanrestaurant.com) ofrece dos experiencias únicas: la inmersiva y multisensorial 220 BPM, una propuesta en un lugar secreto cerca de Lyon, donde los comensales llegan tras un trayecto con los ojos vendados y disfrutan de creaciones inspiradas en la naturaleza y la emoción en un entorno onírico; e Illusions, menús periódicos ofrecidos jueves por la noche y un sábado a mediodía que permiten vivir la creatividad y la sorpresa del chef en un formato más accesible.
Como quedarán cosas pendientes, mejor alargar la escapada y hacer noche, el hotel MOB (mobhotel.com/lyon_en) es un alojamiento de lujo a buen precio ubicado en el corazón de Lyon. Además de la tranquilidad y el relax, gusta su original diseño y la creatividad en sus diferentes espacios. Cuenta además con un restaurante, cuya carta está basada en producto 100% orgánico y local.















