Reserva, al menos, dos horas para visitar este gran museo de arte y contemplar las obras que hemos seleccionado para ti. Porque el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) alberga una de las colecciones más completas de arte catalán, desde el románico hasta el modernismo. Inaugurado en 1934, el edificio en sí es una obra maestra de la arquitectura, con más de 50.000 m2 donde se disfruta del arte y la cultura pero, además, descubrirás muchas curiosidades.
Termina el recorrido en las terrazas o en el restaurante Absis, con el chef estrella Michelin Albert Raurich al frente. Por cierto, todos los sábados a partir de las 15:00 h, el primer domingo de cada mes y en jornadas de puertas abiertas, la entrada al museo es gratuita, pero es necesario reservar la entrada online por el control de aforo. Te aconsejamos ir sin prisa y ‘colarte’ por los sitios menos transitados.
UN BELLO PALACIO
El museo ocupa el Palacio Nacional de Montjuïc, un edificio monumental que se construyó para la Exposición Internacional de 1929. El arquitecto Josep Puig i Cadafalch, gran figura del modernismo catalán, dirigió la obra. El estilo es ecléctico, pero predominan las reminiscencias del barroco y el clasicismo renacentista, y destaca la cúpula central de 30 metros, una de las más grandes de Europa. El interior mezcla mármoles, salones ceremoniales y vistas imponentes. Pocos saben que el palacio se concibió como 'templo del arte' desde el inicio: ya entonces se prepararon salas específicas para las futuras colecciones catalanas.
JOYAS DEL ROMÁNICO
El MNAC alberga una de las colecciones más impresionantes de arte románico del mundo. Muchas de sus obras provienen de iglesias catalanas de los Pirineos como Cristo en Majestad (pantócrator), de Sant Climent de Taüll, uno de los iconos del museo.
También puedes ver piezas con historias reveladoras, como el Cristo de 1147, una de las pocas que desvela su fecha exacta con las anotaciones medievales que aparecieron en la restauración. Los frescos recuperados, arrancados de las iglesias con técnicas pioneras para salvarlos del expolio, permiten ahora contemplar un paisaje espiritual único e irrepetible fuera de Cataluña.
BARROCO, GÓTICO Y LOS PRIMEROS ÓLEOS
Entre las obras más imprescindibles está la Virgen de los Consellers (1445), el primer óleo documentado en Cataluña, un punto de inflexión técnico y artístico. Se trata de una pintura que Lluís Dalmau hizo en 1445 tras viajar a Flandes y conocer al famoso pintor Jan van Eyck. La obra representa a los cinco consejeros del gobierno municipal de Barcelona (pintados del natural) rodeando la Virgen María. La viva imagen del poder de la época.
También encontrarás retablos góticos gigantescos, relicarios medievales y esculturas renacentistas poco conocidas. Muchas tienen historias sorprendentes: piezas rescatadas de incendios, otras escondidas durante la Guerra Civil y algunas restauradas con técnicas casi arqueológicas. Este recorrido es ideal para ver cómo evoluciona la sensibilidad artística en apenas unos siglos: de la rigidez medieval al dramatismo barroco.
GENIOS DEL RENACIMIENTO
Además de arte catalán, vas a contemplar las obras maestras del Renacimiento más reconocidas de: Rubens, Velázquez, el Greco, Zurbarán, Goya, Cranach, Tintoretto y Canaletto. Parte de la exposición contiene obras de la colección Cambó y Thyssen-Bornemisza. Pasear por estas salas es como entrar en un museo italiano sin salir de Barcelona.
Hay que pararse delante de la obra San Pedro y San Pablo, de El Greco, que muestra a los apóstoles en una actitud de reconciliación, con las manos entrecruzadas pero sin llegar a tocarse. Los rostros estilizados, el uso de tonos ácidos verdes y rosados son la marca inconfundible del pintor de Creta.
PICASSO Y DALÍ, RETRATISTAS
Mujer con sombrero y cuello de piel (Marie-Thérèse Walter), un retrato de la madre de su hija Maya es la primera obra de Picasso que el museo incorporó a la colección. Mientras que Retrato de mi padre, que Dalí pintó con 20 años, pieza de juventud donde ya se intuye su precisión obsesiva. Se dice que Dalí renegó del cuadro durante años por la difícil relación con su progenitor, notario de Figueres, pero hoy es una de las obras más reveladoras de su etapa formativa.
RAMÓN CASAS EN UN TÁNDEM
Es una de las obras más divertidas del modernismo catalán y otro de los inconos del MNAC. Ramón Casas lo pintó para decorar una de las paredes de Els Quatre Gats, el bar de su amigo Pere Romeu, con quien aparece en el cuadro subidos al tándem.
Ese bar se convirtió en el cuartel general de la vanguardia artística de la ciudad y centro intelectual donde se reunían Picasso, Rusiñol o Utrillo. Picasso organizó allí su primera exposición. Cuando el local cerró en 1903, el cuadro inició un periplo casi novelesco hasta ser recuperado por el museo.
LA BIBLIOTECA DEL ARTE
El acceso a la biblioteca es libre y gratuito. Atesora más de 150.000 volúmenes dedicados al arte catalán y europeo, además de revistas y una sección de reserva que comprende manuscritos, incunables, obras editadas hasta 1850 y ediciones de bibliófilo.
Es un tesoro para investigadores, pero también un espacio silencioso y luminoso que invita a la consulta pausada. Alberga fotografías históricas, correspondencias de artistas y documentos sobre restauración que ayudan a reconstruir la vida de muchas obras. Incluso conserva archivos de exposiciones que nunca llegaron a montarse.
UNAS VISTAS ESPECTACULARES
Desde las terrazas vas a tener una visión panorámica e inédita de la ciudad: Plaça d’Espanya, Montjuïc, la Sagrada Familia y el mar. La visita está incluida en la entrada, o puedes comprar un ticket solo para subir (2 €).
Otro mirador muy especial es el nuevo restaurante Absis, que ocupa el antiguo Salón del Trono del Palacio Nacional, desde donde el rey Alfonso XIII inauguró la Exposición Internacional de 1929. Allí, el chef bulliniano Albert Raurich (Dos Palillos, con una estrella Michelin, y Dos Prebots) ofrece cocina mediterránea con unas vistas magníficas, para comer o cenar.












