Dormir bien ya no es suficiente, qué va. Quienes andan detrás del universo del lujo hotelero más actual saben muy bien que la experiencia empieza mucho antes de apoyar la cabeza en la almohada —y continúa mucho después de hacer check-out—. Porque los grandes alojamientos del mundo, esos que han establecido las bases de lo que hoy entendemos por lujo y exclusividad, han entendido que el verdadero valor está en sorprender, en emocionar y en ofrecer, al fin y al cabo, vivencias que no se olvidan. Y para lograrlo, no escatiman en medios... ni en imaginación.
Desde personalizar al máximo la habitación para que nosotros, los huéspedes, nos sintamos como en casa, a ofrecer cómodas prendas de ropa para relajarnos, una amplia carta de amenities o darnos la oportunidad de elegir la fragancia del dormitorio durante nuestra estancia, son solo algunas sorpresas. Es decir: se anticipan a nuestros deseos antes incluso de que los formulemos, incluso más allá de las paredes del hotel. Prepárate, porque lo que te vamos a contar, te va a gustar.
1. Como en casa (pero mejor)
Empecemos por lo sencillo. Por esos pequeños detalles que cuentan. Como, por ejemplo, llegar a tu habitación de hotel y encontrar, sobre el escritorio, un marco de fotografías con una instantánea de ti mismo: ¡no se nos ocurre algo más personal! La lista es larga cuando se trata de hablar de ideas y acciones que llevan a cabo los hoteles para hacer sentir a los huéspedes como si estuvieran en su propio hogar.
© La Donaira
© La DonairaAsí, existen alojamientos como La Donaira, en Montecorto (Málaga), donde te ofrecen unas Crocs con las que poder moverte por el hotel cómodamente. Si resulta que ha llovido y la finca está embarrada, tampoco hay problema: botas Hunter para todos los números aguardan a encontrar quien haga uso de ellas a la entrada del cortijo. Una medida que se repite, también, en la mayor parte de alojamientos de Japón, donde siempre te ofrecen, ya no solo unas zapatillas para que te muevas libremente con ellas por las instalaciones, sino también un pijama de algodón —en los hoteles más convencionales— o una yukata y chaqueta —en los más tradicionales—. Para que duermas como los ángeles.
2. Una cena de altura, sin salir de la habitación
No son pocos los hoteles de alto rango que han apostado por incluir una oferta gastronómica destacada dentro de sus instalaciones: si a dormir bien y a disfrutar de unos servicios de 10, le sumamos comer bien rico, apaga y vámonos. Además, el número de alojamientos con restaurantes que ostentan todo tipo de reconocimientos, entre ellos, estrellas Michelin, es cada vez mayor. Hablamos de referentes nacionales por todos conocidos como Atrio (Cáceres) o Akelarre (San Sebastián), Royal Hideaway Corales Resort (Tenerife) o Smoked Room en el Hyatt Regencie Hesperia Madrid. Fuera de nuestras fronteras, el festín continúa en tesoros como el Palais Coburg de Viena, el Rosewwod Hong Kong o el Four Seasons Hotel Ritz Lisbon y su restaurante Cura.
© Hotel Vila Joya
© Hotel Vila JoyaSin salir de Portugal, otro de ellos es el reputadísimo Hotel Vila Joya, en la región del Algarve. Una suerte de oasis de exclusividad a pie de playa que lleva desde 1982 demostrando que, el gran lujo, cada vez está más relacionado con lo discreto; con el cuidado en el detalle, con la calma y la serenidad. 4 habitaciones, 9 suites y un restaurante con dos estrellas Michelin —desde hace más de dos décadas— liderado por el chef Dieter Koschina´s cuyo menú, que cambia a diario —así los huéspedes que se alojan más de una noche, no tienen por qué repetir— tiene un añadido: si los clientes así lo desean, puede ser servido en la intimidad de la habitación. ¿No es maravilloso?
3. Acceso directo a... ¡las Cataratas Victoria!
Así, como lo lees: ¿se te ocurre una experiencia más top que esta? El lugar para vivir este sueño se halla en Zambia, en el Royal Livingstone Victoria Falls Zambia Hotel by Anantara, a los pies del río Zambeze y de, cómo no, las propias cataratas. Ese lugar sorprendente que los locales describieron al propio Livingstone, justo antes de verlas por vez primera, como “el humo que truena”. Hoy, la elegida como una de las 7 Maravillas Naturales del Mundo, se encuentra accesible para todos aquellos huéspedes de este lujoso hotel de manera gratuita e ilimitada, sea cual sea la hora del día.
© Royal Livingstone Victoria Falls Zambia Hotel by AnantaraEsto se debe a la inigualable ubicación, en el mismo Parque Nacional Mosi-oa-Tunya, lo que permite que los clientes cuenten, además, con otras muchas experiencias relacionadas con las cataratas. ¿Por ejemplo? Disfrutar de un desayuno, almuerzo o cena sobre una plataforma flotante en el propio Zambeze y con las Victoria de fondo. O relajarse con un increíble tratamiento en el spa con el sonido del agua a lo lejos. Si se quiere, el hotel se encarga, incluso, de gestionar los vuelos en helicóptero o en ala delta a motor sobre ellas. A modo de extra, un crucero por el Zambeze al atardecer o, mucho mejor, convivir con cebras, jirafas y monos, que viven a sus anchas por el propio hotel.
© Royal Livingstone Victoria Falls Zambia Hotel by Anantara
© Royal Livingstone Victoria Falls Zambia Hotel by Anantara4. En invierno, calentito incluso en la cama
Puede sonar a algo básico, pero, ¿y la fantasía que supone irse a dormir en invierno y meterse en una cama bien calentita? Se trata de un detalle en el que ya pensó la cadena de hoteles Holiday Inn hace unos años, cuando lanzó una campaña en Reino Unido que se volvió viral al optar por tener personal que, con un traje especial, se encargaba de meterse en la cama de los huéspedes para calentar las sábanas antes de que se acostaran.
Nosotros venimos a contarte una opción un tanto diferente, pero igualmente maravillosa: la que sucede en la Sierra Norte sevillana, allí donde George Scott lleva años desarrollando un proyecto hermoso con el que lleva a sus clientes, montados a lomos de sus caballos, a recorrer los campos y dehesas serranos con el lujo como aliado durante varios días. Un tipo de experiencia exclusiva más relacionada con la naturaleza. Y hablamos de pícnics a base de delicatessen que aguardan a los jinetes junto al río, mantas listas para echarse una siesta campestre o cenas a la luz de las velas en plena naturaleza. Para dormir, antiguos cortijos reformados o, más allá, jaimas rajastanís instaladas en plena naturaleza, sin agua corriente ni luz, pero con una botellita de agua caliente preparada en el interior de la cama y en el momento justo por el atento personal para descansar como nos merecemos. Este es el lujo que de verdad importa.
© Custom5. Aroma a elección
Nos vamos ahora hasta Granada para contarte uno de los muchos servicios con los que cuenta el Palacio Gran Vía, a Royal Hideaway Hotel, en pleno centro de la ciudad. Ocupando un bellísimo edificio del siglo XIX que un día alojó la antigua sede del banco Rodríguez Acosta, cuenta con un equipo de guest experience que es capaz de hacer realidad cualquier propuesta que uno se imagine para disfrutar de la ciudad. Sin embargo, hay un ritual de lo más singular que atrapa desde el mismo instante en el que el cliente hace check in: dan a oler tres aromas diferentes distintivos de la ciudad — agua de jazmín, de neroli o de narciso— para que cada uno escoja el que más le guste. ¿El objetivo? Así olerá su habitación durante los días que dure la estancia.
© EdNurg - stock.adobe.comMás allá de los aromas, hay hoteles que incluso dan la opción de elegir algo tan importante como los amenities. Sin ir más lejos, en otra ciudad andaluza, en el Hotel Don Ramón de Sevilla, consultan a los huéspedes antes de llegar para que escojan entre tres marcas de amenidades de alta gama diferentes. Sin salir de las sorpresas que pueden encontrarse en la habitación, en el Gran Hotel Mas d´en Bruno, un oasis de exclusividad en plena región vitivinícola del Priorat, las suites poseen un Maxi Bar Gourmet que incluye algunos de los vinos de las más prestigiosas bodegas de la zona.
6. Una llegada de altura
Y lo decimos de manera literal, sí. Porque, si se trata de originalidad, hay pocos hoteles que superen lo que ofrece a sus huéspedes el Six Sense Zighy Bay, en el norte de Omán, para su llegada: ¡hacerlo en parapente! Es decir, imagina ponerte en manos de un profesional para, tras lanzarte desde una plataforma a 293 metros sobre el nivel del mar, deslizarte suavemente por el cielo mientras admiras las vistas de las vecinas montañas de Al Hajar hasta que el viento —y la maña del guía– te lleve a aterrizar cómodamente sobre la arena de la playa de Zighy. Una experiencia emocionante, sí, pero a la vez adrenalínica y, por supuesto, inolvidable.
© Six Sense Zighy BayTambién volando, solo que, en esta ocasión, acuatizando en un hermoso lago tras sobrevolar en hidroavión extensos campos de té, se llega hasta Ceylon Tea Trails, el hotel de Resplendent Ceylon, amparado por Relais & Châteaux y ubicado en el corazón de Sri Lanka. Compuesto de cinco coquetas mansiones coloniales que un día fueron las casas de antiguos plantadores de té, hoy se trata de un exclusivo alojamiento boutique donde atesorar recuerdos inolvidables. Ya sea de una manera o de otra, probablemente no existan maneras más aventuraras de hacer check-in.
