Cada 17 de diciembre, Bután se viste de fiesta para celebrar su Día Nacional, que conmemora la coronación del primer rey, Jigme Singye Wangchuck, en 1907. Desde entonces, los monarcas son conocidos como “reyes dragones”, en referencia al Druk, el dragón del trueno que figura en la bandera nacional y simboliza fuerza, protección y el espíritu del reino. El actual rey, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, cuarto monarca de la dinastía, ascendió al trono en 2006 y, con 45 años, lidera al país junto a su esposa, la que llaman la “Kate Middleton del Himalaya”. Una familia que, junto a sus tres hijos –de 2, 5 y 9 años–, despierta fascinación en todo el mundo y cada una de sus apariciones demuestra que tradición y modernidad se entrelazan en un país que mide su progreso en felicidad más que en riqueza.
Los reyes son los protagonistas de la jornada festiva, que ilumina el país con desfiles, ceremonias y danzas tradicionales, centrada, principalmente, en el Changlimithang Stadium de Thimphu, la capital del país. Mientras miles de butaneses celebran su historia, su cultura y sus costumbres, los visitantes se asoman a un país donde cada gesto está cargado de significado. Todo lo que esconde esta esquina del planeta hipnotiza: sus valles y paisajes de arrozales, su orografía salpicada de sietemiles, sus templos centenarios posados en los riscos y sus aldeas intactas entre bosques. Pero, sobre todo, sorprende su forma de vida espiritual, profundamente ligada al budismo y tan alejada del mundo occidental. Aquí tienes un resumen de lo que no te puedes perder en tu primera visita a este pequeño país:
PARO Y EL NIDO DEL TIGRE
La puerta de entrada a Bután es Paro, donde está el único aeropuerto internacional de Bután. Un bonito valle que acoge los dzongs y templos más antiguos y espectaculares del reino, especialmente el monasterio de Taktsang o ‘Nido del Tigre’, colgado en un acantilado a 900 metros de altitud. Para llegar al lugar donde meditó el gurú Rinpoche, el padre del budismo Mahayana que se practica en Bután montado en una tigresa, es necesario caminar entre 2 y 3 horas, pero la experiencia es casi obligada. En Paro también tienes que ver el Ta Dzong, el Museo Nacional, y el Rinpung Dzong, el centro religioso, desde el que se admiran unas vistas espectaculares.
THIMPHU, LA CAPITAL DEL REINO
La capital del país es una ciudad curiosa, en la que tiene su residencia de la Familia real. En ella no encontrarás semáforos, sí edificios de coloridas y artísticas fachadas. Su símbolo es Tashichho dzong, la hermosa fortaleza y monasterio budista medieval, que acoge las oficinas del rey y el salón del Trono, además de ser el lugar donde reside en verano Je Khenpo, el líder espiritual del país. Los múltiples monasterios que salpican las montañas cerca de Thimphu, la Escuela de Artes y Oficios, el Memorial Chorter, una estupa construida en memoria del tercer rey de Bután, o el mercado de fin de semana son algunos de los lugares que no hay que perderse.
PUNAKHA, LA ANTIGUA CAPITAL
A casi tres horas de Thimphu y después de atravesar el paso de montaña conocido como Dochula (a 3050 metros de altura), con una vista panorámica espectacular de la interminable cadena de picos del Himalaya, está la que fue capital de Bután hasta 1955. Su fortaleza, del siglo XVII, es otra de las construcciones más fascinantes, emplazada justo donde se juntan las aguas de los ríos Pho y Mo y fue el lugar elegido para celebrar por el rito budista la ceremonia nupcial del rey Jigme Khesar Wangchuk con Jetsun Pema, convirtiéndose en la reina consorte más joven del país. Ya en el valle se puede visitar el Khamsum Namgyal Chorter, una moderna estupa en lo alto de una colina asomada a los campos de arroz.
BUMTHANG Y SUS DZONGS
El corazón espiritual de Bután es uno de los lugares más antiguos y valiosos del budismo. Los templos, palacios y dzongs más importantes del reino están es este valle, y entre ellos el más grande, el de la ciudad más importante, Jakar. Pero hay que salir de la ciudad porque a las afueras es donde se aprecia el modo de vida de los butaneses, que se mantiene como hace milenios.
TERAPIAS HOLÍSTICAS
A Bután, además de templos y paisajes, también se llega buscando un lugar de descanso y recuperación, sea una sesión de meditación o un relajante baño en aguas termales. Y es que el reino de la felicidad tiene todo lo que se necesita para revivir y rejuvenecer el cuerpo y el espíritu. En los hoteles de lujo es fácil entregarse a unos días de yoga y a terapias holísticas, pero también se puede optar por itinerarios que ofrecen retiros solitarios en las altas colinas y templos en un entorno de espiritualidad.
TREKKING EN EL HIMALAYA
Con lagos de montaña de aguas cristalinas, imponentes glaciares y algunas de las especies más amenazadas, Bután también es un paraíso natural, perfecto para el senderismo, la mejor manera de acercarse a la vida rural del país, y atreverse con el trekking en el anfiteatro montañoso del Himalaya. El camino Druk Trek, de seis días, la caminata más popular; el Laya-Gasa Trek, o el Jomolhari Loop, con la espectacular vista del Monte Jomolhari que regala, son algunos de los itinerarios más frecuentados, donde casi siempre escasean los turistas.
UNA GASTRONOMÍA ÚNICA
La gastronomía de Bután es difícil para el paladar europeo. Se utilizan mucho los chiles picantes, así como la carne de yak y cerdo, acompañando casi cualquier plato con arroz. El plato nacional es el ema datse, con brotes de chile en salsa de queso. Otras especialidades son el phagshaphu (tiras de grasa desecada de cerdo en un guiso de nabos o rábanos y chiles), el gondomaru (huevos revueltos cocinados en mantequilla); el bjashamaru (guiso de pollo en salsa de mantequilla y ajo) o el sicum paa (cerdo desecado con chiles). Las mejores experiencias gastronómicas pueden encontrarse en sus hoteles de lujo.
CÓMO LLEGAR A BUTÁN
No existen vuelos directos desde España hasta Bután. Desde Madrid o Barcelona, deberás hacer al menos una o dos escalas, generalmente en ciudades como Nueva Delhi, Katmandú, Bangkok o incluso Doha. El tiempo total de vuelo (sin contar las escalas) está por encima de las 10 horas. Paro es la única ciudad con aeropuerto internacional en Bután, operado por las compañías Druk Air o Bhutan Airlines.
MUY PRÁCTICO
Alta calidad y bajo impacto. Este es el principio que rige en Bután para el turismo, por eso todos los viajes al país son con todo incluido (hoteles, comidas, guía, vehículo, conductor, visitas, tasas y gestión de la visa), una manera de descubrir el país sin sobresaltos y conociendo de primera mano su cultura local. Los viajeros deben abonar una tasa diaria obligatoria de unos 86 € por persona y noche (43 € los niños), destinado a proyectos de sostenibilidad, infraestructuras, educación y programas sociales, garantizando que el turismo beneficie directamente al desarrollo del país.
SANTUARIOS DE LUJO PARA DORMIR
En Bután, se puede disfrutar de alojamientos de lujo que armonizan tradición y sofisticación, como el Como Uma Paro (comohotels.com), que deslumbra con sus villas elegantes y su spa de inspiración holística, mientras que el Naksel Boutique Hotel & SPA (naksel.com) ofrece un entorno natural privilegiado con vistas al monte Jumolhari. Muy especial es el Zhiwaling Heritage (zhiwalingheritage.com), el primer hotel de cinco estrellas de propiedad completamente butanesa. Un santuario urbano para el autodescubrimiento y el despertar en el corazón de la capital es Pemako Thimphu , mientras que Le Méridien Thimphu ofrece modernidad en pleno centro urbano.











