Durante semanas, los concursantes de Supervivientes: All Stars han luchado por superar pruebas de resistencia, hambre y estrategia en un lugar donde la naturaleza dicta sus propias reglas. El reality más extremo de la televisión llega a su fin, con Miri Pérez-Cabrero, Tony Spinola, Jessica Bueno y Rubén Torres disputándose la victoria–, pero el paraíso permanece intacto. Lo que para ellos ha sido desafío y adrenalina, para los pocos visitantes que se acercan a él es un refugio de tranquilidad que combina selva, playas vírgenes y arrecifes de coral.
Hasta que Supervivientes puso sus cámaras en los Cayos Cochinos, pocos habían oído hablar de este remoto archipiélago en el que apenas viven un centenar de personas situado frente a la costa norte de Honduras y formado por dos islas principales: Cayo Mayor y Cayo Menor y una docena de islotes más pequeños cubiertos de vegetación, en los que solo recalan en ellos los pescadores. En total, el conjunto ocupa unos 2 kilómetros cuadrados de superficie terrestre aproximadamente, aunque el área marina protegida que los rodea abarca unos 200 kilómetros cuadrados.
Una magnífica aula viva para investigadores, que forman parte del Arrecife Mesoamericano, el segundo más grande del mundo después de la Gran Barrera de Coral de Australia. Y un paraíso también para sumergirse y bucear en las cálidas y transparentes aguas color turquesa del mar Caribe. Pero a Cayos Cochinos se viaja, además, para conocer dos singulares especies –la boa rosa, un pequeño y pacífico reptil, y el jamo negro, de la familia de las iguanas–, a profundizar en la interesante cultura garífuna y a hacer voluntariado científico.
Las playas más amplias y accesibles están en Cayo Mayor; la de Cayo Menor son más íntimas y tranquilas. De arena blanca, enmarcadas por palmeras y con esa sensación de aislamiento absoluto, son el escenario perfecto para la aventura.
CUÁNDO IR
La mejor época para conocer Cayos Cochinos es a partir de diciembre, cuando se inicia el verano en Honduras y ha parado la temporada de huracanes y tormentas. Conforme el verano se asienta, la lluvia va desapareciendo y los días se vuelven cálidos y soleados, ideales para los deportes acuáticos.
CÓMO LLEGAR A CAYO COCHINOS
Visitar Cayos Cochinos requiere una mezcla de paciencia y espíritu aventurero, porque no existen vuelos ni grandes infraestructuras turísticas. Desde España hay que volar, con una escala, a Tegucigalpa, la capital de Honduras, o más conveniente, a San Pedro Norte, situado más cerca de la costa norte. Desde aquí, la única forma de llegar al archipiélago es por mar, saliendo en lancha desde el muelle de La Ceiba o desde poblaciones cercanas como Sambo Creek. El trayecto dura entre 45 minutos y una hora, dependiendo de la embarcación y del estado del mar, y ya durante la travesía se percibe el cambio: el bullicio del continente va quedando atrás, mientras el horizonte se abre y aparece el perfil verde de las islas, rodeadas de un mar casi irreal. Al llegar, se entiende que Cayos Cochinos no es un destino de multitudes, sino un refugio natural donde reina la calma.
EL ALOJAMIENTO
Ni cadenas hoteleras ni grandes resorts. Aquí el alojamiento es limitado, lo que garantiza una experiencia íntima y respetuosa con el entorno. Cayos Cochinos Beach Resort (cayoscochinosbeachresort.com) ofrece alojamiento en bungalós ecológicos con todo incluido: actividades de buceo, comidas hondureñas y otras experiencias. La fundación que protege la reserva gestiona pequeñas cabañas en Cayo Menor y Cayo Mayor (stayatcayoscochinos.com), y algunas familias garífunas ofrecen hospedaje básico en casas de madera junto a la playa, además de vender accesorios hechos de materiales naturales perfectos para llevarse como recuerdo.
La electricidad suele provenir de paneles solares y el agua dulce se obtiene de la lluvia, por lo que cada recurso se valora como un lujo. No hay bares, discotecas ni grandes restaurantes, pero sí la posibilidad de compartir una comida casera con los lugareños: pescado recién capturado, arroz con coco y plátano frito, servidos con una hospitalidad sencilla y genuina.
BUCEO Y TRADICIONES AFROCARIBEÑAS
Las actividades giran en torno a la naturaleza. Lo que nadie se pierde es practicar esnórquel o buceo en los arrecifes que rodean las islas, donde abundan los corales, las estrellas de mar y los peces de colores. En tierra, es posible caminar por senderos que atraviesan la vegetación tropical, observar aves endémicas o visitar el faro de Cayo Mayor, desde donde se obtienen vistas espectaculares del Caribe. También se puede visitar las aldeas garífunas de Chachahuate y East End, que aún conservan las tradiciones afrocaribeñas, la música de tambores y los bailes ancestrales. Estas y otras actividades las organizan empresas como Coco Tours (cocotours.org) o Tourist Options (touristoptions.com).
Quien llega hasta aquí lo hace sabiendo que el turismo es limitado y debe ser responsable. Cayos Cochinos es un área protegida, y sus visitantes están sujetos a normas que buscan preservar su frágil equilibrio: no dejar basura, no tocar los corales, no pescar sin autorización y evitar el uso de plásticos. En compensación, se obtiene algo que pocos lugares ofrecen: la sensación de estar en un espacio verdaderamente puro, donde el tiempo se mide por la luz del sol y el rumor de las olas. Sin duda, el mejor escenario posible para la mejor de las experiencias: la de volver por unos días a lo esencial.











