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Es Tendencia

Alentejo: una ruta por sus pueblos amurallados, acantilados y viñedos


Descubrimos el Portugal más desconocido, el que se despliega por las llanuras eternas del Alentejo entre eternos viñedos y pueblos de alma medieval.


Panorámica del precioso pueblo de Marvao en el Alentejo portugués© malajscy - stock.adobe.com
3 de octubre de 2025 - 7:31 CEST

Ocupa un tercio de la superficie lusa y, sin embargo, aún son muchos los que desconocen sus encantos: la región del Alentejo se extiende desde el sur de Lisboa —de hecho, eso mismo significa su nombre, “más allá del Tajo”— y el Algarve portugués, desplegando sus encantos sin agobios. Porque uno de los mayores placeres que tiene el descubrir esta sorprendente joya portuguesa es, precisamente, su acentuada despoblación: a pesar de su extenso territorio, solo el 8% de los portugueses lo habitan.

Alentejo entre viñedos, Portugal© Luis - stock.adobe.com

¿Y en qué se traduce esto? En eternas carreteras por las que circular casi en soledad topándonos con llanuras onduladas colmadas de infinitos viñedos y campos de cultivo. En pueblitos medievales a rebosar de encanto y valioso patrimonio. En arraigadas tradiciones que dan forma y valor a toda una identidad. Y, de regalo, un hotelito boutique en el que el universo enológico toma las riendas.

Conocer el Alentejo es entender que aquí, en este pedacito de Portugal, el tiempo se paró hace mucho. ¿Qué resulta imprescindible en una visita a este destino? Sigue leyendo, porque te lo contamos todo.

La historia plasmada en sus pueblos

Si de algo puede presumir la región del Alentejo, es de que, a cada paso, a cada pocos kilómetros, es posible encontrarse con uno de sus innumerables pueblitos a rebosar de carácter en los que resulta obligado hacer una parada. Y hablamos de Elvas, muy cerquita de la frontera con Badajoz, entre cuyas defensas renacentistas —cuenta con la colección de fortificaciones en baluarte más grande del mundo— se gestó en el siglo XII el nuevo reino de Portugal. Pero también, claro, de Évora, elegante y señorial como pocas ciudades en el país: con la catedral medieval más grande de todo el territorio luso, una histórica universidad fundada en el siglo XVI y un pasado romano representado, sobre todo, en su sorprendente Templo de Diana, no es de extrañar que esté considerada Patrimonio de la Humanidad desde 1986.

Fortaleza de Elvas, Portugal© JackF - stock.adobe.com
Fortaleza de Elvas

No podemos olvidarnos de Estremoz, la capital del mármol —ya lo era en tiempos de romanos—, donde recorrer el laberinto de callejuelas que conforman su centro histórico, entre tranquilas plazuelas y estrechos pasajes, para alcanzar, en lo más alto, su imponente castillo. Tampoco de Marvao, aferrada con fuerza a la colina sobre la que se yergue: en su empinada orografía no faltan, tampoco, su correspondiente castillo medieval ni sus casas encaladas. En Mértola, ubicada junto a ese río Guadiana que hace en ocasiones de frontera natural entre España y Portugal, se halla otra de las localidades desbordantes de encanto en el que disfrutar contemplando restos romanos, árabes y paleocristianos.

Marvao, Alentejo, Portugal© Alamy Stock Photo
Los colores del otoño hacen que Marvao luzca aún más bonito.

Para descubrir y apreciar la artesanía más tradicional, hay que dar un salto a pueblitos como Sao Pedro do Corval, donde visitar sus antiguas olerias, talleres alfareros donde se continúa moldeando la cerámica local, o a Arraiolos, en el que los habitantes continúan elaborando sus tapetes bordados a mano.

Tierra de vinos

Pero, seamos claros: Alentejo es una de las principales regiones productoras de vino de todo Portugal, con alrededor de 22 mil hectáreas de viñedos. Y, si esto es así, es gracias a un pasado vinculado a la viticultura ya presente desde época de fenicios, aunque fueron los romanos los que aportaron mayores adelantos en todo lo referente a su cultivo. Sin embargo, tras un largo periodo en el que muchos de los viñedos fueron transformados en extensos campos de trigo, llegó la revolución: desde 1980, la región decidió enfocarse en la viticultura de calidad. Y vaya si lo consiguió.

Trabajos en viñedo en Herdade do Esporão© Herdade do Esporão
Trabajos en viñedo en Herdade do Esporão

Hoy, apodada como 'la California de Portugal', quienes llegan al Alentejo lo hacen atraídos, en gran parte, por su cultura enológica, por eso dedican la mayor parte de su tiempo a recorrer las renombradas bodegas que se despliegan por su vasto territorio. Bodegas cuyos vinos se elaboran a partir de múltiples variedades autóctonas, aquí denominadas castas, como la roupeiro, la antão vas o la arinto para los blancos, de la trincaderia, aragonez o castelão en los tintos. De gran intensidad y con cuerpo, los vinos alentejanos quedan maravillosamente representados en bodegas de renombre como Herdade de Mouchão o Cartuxa, Quita do Carmo o Herdade do Esporão. Todas ellas ofrecen paquetes que incluyen visitas a sus viñedos y bodegas, además de catas guiadas de sus caldos más representativos. Actividades que, en ocasiones, se pueden complementar con paseos en bicicleta, copiosos almuerzos en sus restaurantes o catas de aceite local.

Sentados frente a la inmensidad de estos deslumbrantes paisaje alentejanos, y con una copa de vino en la mano, la vida encontrará todo su sentido.

La vida en L´AND Vineyards, la vida mejor

Tampoco escatima Alentejo en exclusivas propuestas de alojamiento en las que el vino y el lujo se fusionan para ofrecer estancias únicas. Es lo que le ocurre a L´AND Vineyards, una suerte de sueño hecho realidad al amparo del sello Relais & Châteaux: en pleno corazón alentejano, el hotel fue diseñado para disfrutar de las bondades de la naturaleza, de ahí que algunas de sus suites, dotadas de modernos interiores diseñados por el arquitecto brasileño Márcio Kogan e inspirados en la artesanía local, cuenten incluso con techos retráctiles para contemplar las estrellas sin movernos de la cama.

L´AND Vineyards, un precioso hotel boutique en el Alentejo© L´AND Vineyards
L´AND Vineyards

Pero hay más, porque hacer check-in en este pequeño paraíso supone vivir una experiencia volcada en los placeres de la viña: rodeado de seis hectáreas de viñedos ecológicos, además de ofrecer la posibilidad de degustar sus propios caldos, elaborados únicamente para el deleite de los huéspedes, en L´AND Vineyards proponen cursos sobre enología, catas de vinos de la región, la elaboración asesorada por expertos de nuestro vino particular que llevarnos a casa —con etiquetado y diseño incluidos—, o el disfrute de completos tratamientos de vinoterapia en su exclusivo spa.

Actividades en viñedo de la bodega Herdade do Esporão© Herdade do Esporão
Pícnic junto a los viñedos de L´AND Vineyards

Para completar la experiencia, ¿qué tal relajarnos en su estilosa piscina entre viñedos? O, mejor aún, entregarnos a la profesionalidad de su chef, David Jesús, en Mapa, su restaurante de autor. Sentados a la mesa nos deleitaremos con propuestas que nos hablan de la historia de Portugal, cuando los navíos comerciaban con Asia y el Nuevo Mundo trayendo de aquellos viajes marítimos especias y alimentos jamás vistos. Una experiencia única que vivir en un entorno elegante y delicado diseñado con absoluto gusto, y siempre acompañado de los vinos de la región. En Café da Viagem, con vistas al lago artificial del hotel y a sus jardines, llegará el turno del cóctel con el que despedir el día. Zonas comunes en las que tampoco falta el arte: las piezas de Michael Biberstein decoran el lugar insuflando al espacio, si es que es posible, de aún más magia.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.