Muchas son las estrellas que están desfilando estos días por la alfombra roja del Kursaal desde la inauguración, el pasado viernes, de la 37ª edición del Festival de San Sebastián. Juliette Binoche fue de las primeras en llegar, esta semana lo harán Colin Farrell y Jennifer Lawrence, que recibirá el segundo Premio Donostia de esta edición, tras el recogido por la productora Esther García, encargada de inaugurar el certamen. Gran expectación despertó la aparición de Angelina Jolie, que llegó para presentar su último trabajo, Couture, que protagoniza junto a Louis Garrel. La visita de la estrella de Hollywood fue relámpago, al intérprete francés le dio tiempo para firmar autógrafos y disfrutar del barrio de Gros. Él sí que sabe.
Las cámaras, los flashes, las estrellas internacionales y el glamur cinematográfico le dan brillo en septiembre al barrio donde se encuentra la sede de Zinemaldia. Pero Gros es más que cine. Es surf, paseos al atardecer, buenos pintxos y una mezcla de lo moderno con lo local.
Para descubrirlo hay que empezar, sin duda, por el Kursaal. Frente al Cantábrico se levanta esta vanguardista obra de Rafael Moneo formada por cubos de vidrio traslúcido que es el icono de la transformación urbana del barrio. Aquí no solo se celebra el Festival, también hay congresos, exposiciones, vistas magníficas desde su terraza trasera y un buen restaurante, Muka (muka.eus) que lleva el sello del chef Andoni L. Aduriz, donde todo gira en torno a la brasa, como anuncia su nombre. Se trata de un amplio local informal, con vistas al río Urumea, donde conviene tomarse el tiempo necesario para saborear, con calma, todos los bocados que componen su exquisito menú degustación (65 €).
A dos pasos, la playa de Zurriola, casi un kilómetro de arena dorada, justo al lado del río Urumea, es territorio surfero y juvenil. A diferencia de la más tranquila de La Concha, su oleaje constante la convierte en un lugar ideal tanto para principiantes como para surfistas experimentados. Aquí se concentran las escuelas de surf que animan el barrio prácticamente todo el año. Groseko Indarra, Zurriola Surf Eskola y Pukas ofrecen cursos para todos los niveles y alquiler de material.
Si no tienta el agua para lanzarse a coger olas, Zurriola siempre es un buen sitio para caminar junto al mar e iniciar un paseo que puede extenderse hasta la playa de Ondarreta, y más allá, hasta el Peine del Viento de Chillida, como hacen los donostiarras andarines. El punto de partida es Sagüés, en el extremo izquierdo de la playa, donde está la Paloma de la Paz de Néstor Basterretxea, que se alza como símbolo de modernidad frente al horizonte. También este es un buen lugar para sentarse en un banco o en el muro al atardecer y ver cómo se pone el sol.
Para espíritus inquietos, sobre la playa de Zurriola, el Monte Ulía ofrece miradores y rincones desde donde contemplar una vista espectacular de San Sebastián, con la playa de la Zurriola en primer término, detrás el Kursaal, más allá la isla de Santa Clara, la Concha, el monte Igueldo... hasta el Ratón de Getaria, que dista 19 kilómetros en línea recta. También hay una senda que recorren los peregrinos del Camino de Santiago del Norte. Son 7,4 kilómetros que terminan en la ría de Pasaia (Pasajes) y en Pasai Donibane, un pueblo marinero que es de postal.
El otro corazón de Gros, el que está hacia dentro, es la plaza de Cataluña, arbolada, con terrazas, bares y comercios donde transcurre la vida vecinal. A ella abre sus puertas la iglesia de San Ignacio de Loyola, que sorprende por su arquitectura neogótica y su presencia imponente frente al ajetreo del barrio, aportando un punto histórico al entramado urbano del barrio.
En Gros, comer es tan parte del barrio como pasear por la playa o admirar los cubos del Kursaal, y menos masificado que hacerlo en el Casco Viejo de San Sebastián. Aquí los bares de pintxos compiten en creatividad y sabor, y los restaurantes van desde lo tradicional hasta propuestas más modernas. Reconocida fama tiene el Bar Bergara por su txalupa, un 'barco' de setas, langostino, crema y queso gratinado; en Gure Txoko el que tienta es el que combina patata, hongos y yema de huevo; y en La Bodega Donostiarra (labodegadonostiarra.com) encontrarás desde los clásicos creados en el local, como el Indurain y el mini completo, hasta los de temporada o unas ricas brochetas a la brasa. Y la lista continúa con Labrit, Urtxori Bi oTxalota, que ofrecen desde croquetas caseras hasta guisos tradicionales. Todos ideales para probar un pedacito de la cocina vasca en cada bocado. Si quieres disfrutar de una comida más reposada: Casa Senra (casasenragros.com) y Tedone Jatetxea (tedone.eu) combinan tradición y modernidad, mientras que Elosta (elostarestaurante.com) ofrece una fusión japonesa-vasca y La Txuletería gusta a los amantes de los chuletones a la brasa.
Entre paseos y proyecciones, no debes perderte en Gros los lugares que marcan tendencia, como las exposiciones de arte vanguardista centradas en las artes plásticas de la Sala Kubo Kutxa (kutxafundazioa.eus), en el mismo edificio del Kursaal, o Kempchen Gallery (kempchengallery.com). Y un local de toda la vida, la mercería-lencería La Perla, un comercio centenario –lleva 115 años abierta–, que encontrarás en el Paseo Colón.