Lo hace cada año y especialmente en verano. Porque Ester Expósito es feliz cuando regresa a este encantador pueblo costero situado en plena Marina lucense en el que ha vivido, según ella misma ha dicho hace apenas una semana: "Las noches más bonitas del año". A la frase, que la actriz ha publicado en su cuenta de Instagram, la acompañan varias fotos donde aparece feliz disfrutando junto a su grupo de amigos de siempre.
No es la primera vez que Ester habla de este rincón del que afirma "sentir morriña" cuando se encuentra lejos, porque ella misma se ha confesado en ocasiones una "enamorada de Galicia", una tierra con la que tiene un gran vínculo, donde tiene sus raíces su familia materna. Tampoco es la primera vez que lo muestra públicamente. Lo ha hecho viviendo a tope las fiestas de San Roque (que se celebran entre el 7 y el 19 de agosto), cabalgando las olas en una tabla de surf, tirándose en paracaídas, degustando la gastronomía en chiringuitos locales o bañándose en sus playas. Porque Ester Expósito vuelve a este rincón de Galicia a reconectar, que no a descansar, porque aquí no para.
Tampoco lo hace en Madrid, ciudad donde nació y desde donde hoy la veremos al acudir al programa El Hormiguero, para ser entrevistada por Pablo Motos, en plena promoción de su película El Talento, que se estrena el 5 de septiembre en cines y coprotagoniza junto a Pedro Casablanc e interpreta a una violonchelista prodigio.
De Madrid nos vamos a Galicia para descubrir su rincón favorito y para ello hay que dirigirse a la capital de la Mariña Occidental, la localidad de Viveiro, que presume de pasado medieval y de un rico patrimonio monumental, pero también de incomparables playas, de una encantadora ría en la desembocadura del río Landro y de ofrecer muchos planes y posibilidades a quienes la visitan. Estos son algunos de los imprescindibles:
RECORRER LA VILLA MEDIEVAL
En un paseo por el casco histórico de esta bonita villa de origen medieval se irá descubriendo su rico patrimonio monumental. Imprescindible pasar por la Puerta de Carlos V -también conocida como Castelo do Ponte-, para observar el escudo y el busto del emperador, construida en su honor en agradecimiento de los vecinos por haberles eximido de impuestos tras el incendio de 1540, hasta que reconstruyeron la villa. Junto a esta, se conservan otras de su antiguo recinto amurallado.
Hay que pasear por las recoletas plazas y empinadas calles gremiales –Zapatería, Ferreiros, Pescadería…–, cruzar el puente de la Misericordia con sus arcos sobre el río -que une la puerta de Carlos V con la capilla de la Misericordia- y descubrir un buen conjunto de arquitectura popular, con las típicas casas con balconadas y galerías acristaladas reflejándose en la ría. La plaza Mayor peatonal es el centro neurálgico de la localidad y un buen lugar donde sentarse en alguna de sus terrazas. La iglesia de Santa María del Campo también merece una visita, lo mismo que la de San Francisco.
ASOMARSE AL MIRADOR DE SAN ROQUE
Ofrece una magnífica panorámica de la ría, el estuario de Landrove y el puerto de Celeiro. Desde él veremos cómo el río Landro desagua en el Atlántico formando una amplia ensenada. En la cima hay un área recreativa, una reserva natural de fauna y una capilla dedicada al santo que le da nombre.
NO SALTARSE NI UNA DE SUS PLAYAS
Una vez recorrida la localidad nos vamos a disfrutar de sus playas, empezando por la playa urbana de Covas, a la que se accede caminando desde el casco histórico pasando por el puente de la Misericordia, al otro lado de la ría, de arena fina y dorada y con forma de media luna. A ese mismo lado está la de Abrela y al otro la de Area, de aguas tranquilas. Para los que quieren practicar surf, como Ester Expósito, en la playa de Cova se encuentra la Escola de Surf Viveiro (viveirosurfescola.com), donde se ofrecen cursos para todos los niveles, además de rutas de paddle surf.
Junto a la playa de Abrela se encuentra la Cova da Doncela, una gruta en la que, según la leyenda, vive una hermosa doncella que baja del acantilado para bañarse y desenredar sus abundantes y sedosos cabellos. La ruta para llegar hasta ella es corta y sencilla y se recorre entre eucaliptos, pero quienes la visiten han de tener precaución, porque hay que gatear 15 metros por un túnel y luego asomarse a un espectacular balcón desde el que se contempla cómo el Cantábrico golpea los acantilados entre la punta del Caballo y la playa.
SUBIR A O FUCIÑO DO PORCO
A 9 kilómetros de Viveiro, en el pueblo de O Vicedo, la punta de Fuciño do Porco es un mirador natural sobre la playa de Pereira al que se llega caminando por una espectacular senda escalonada que sube y baja por la afilada crestería entre los acantilados. En los meses de julio y agosto es necesario reservar para poder acceder (puntafucinodoporco.gal ). En estos meses de mayor afluencia solo se puede permanecer en el paraje 45 minutos.
Junto a la playa de Pereira, las de San Román, Xillol, Caolín y la ría de O Barqueiro. La villa que da nombre a esta, dispuesta por el anfiteatro abierto por el río Sor y la inmensa playa de Area Longa, es una foto de postal. Aquí acaba Lugo y empieza A Coruña.
CAMINO NATURAL DE LA RUTA DEL CANTÁBRICO
Para los que disfrutan con los senderos panorámicos, esta ruta bien señalizada recorre la franja costera de las provincias gallegas de Lugo y A Coruña y de ella dicen que es el sendero panorámico más bonito de Galicia. Recorre la costa a lo largo de 150 kilómetros (distribuidos en 7 etapas para quienes la quieran hacer completa) por bellas localidades como Ribadeo, Foz, Burela, San Cibriao, Viveiro, O Vicedo, O Barqueiro, Porto de Espasante y Ladrido, con espectaculares vistas al mar. No es necesario hacerlo entero. Si se visita Viverio puede realizarse alguna parte de la etapa entre Viveiro y O Vicedo, con 21,9 kilómetros.
ALOJARSE COMO UN HOBBIT
A 5 kilómetros del casco histórico de Viveiro se encuentra uno de los alojamientos más originales de esta zona. Hablamos de Mi Tesoro (experienciamitesoro.com), unas curiosas casas ecológicas y sostenibles integradas en el entorno, semienterradas en lo alto de las colinas, para vivir una experiencia al estilo de los hobbits, de la famosa saga de El Señor de los Anillos. No es Nueva Zelanda, es Galicia, un lugar de cine para sentirse como en la Tierra Media pero en tierras gallegas.