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ESENCIA FRANCESA

Esta isla atlántica es el destino favorito de los parisinos para escapar de la ciudad: amplias playas de arena y una naturaleza exuberante


A solo tres horas de París se encuentra este paraíso con alma francesa unido al continente y a la localidad de La Rochelle por un espectacular puente interminable. No le falta naturaleza, historia ni vida local.


Isla de Ré, Atlántico, Francia© Keitma - stock.adobe.com
28 de agosto de 2025 - 17:30 CEST

Con sus playas tranquilas, sus paisajes de marismas salpicadas de aves, sus viñedos bañados por el mar, sus mercados rebosantes de productos locales –ostras, sal marina, vinos y quesos–, sus fortificaciones en la lista de la Unesco y una decena de pueblecitos de casas blancas con contraventanas verdes llenos de encanto, esta soleada isla atlántica tiene todos los ingredientes para una escapada irresistible. Un soplo de aire fresco junto al Atlántico a poco más de 200 kilómetros de Burdeos y con conexión directa en tren de alta velocidad (TGV) desde la capital francesa a su capital, Saint-Martin-de-Ré.

Saint Martin, en la isla de Ré, Francia© Richard Semik - stock.adobe.com
Ciudadela de Saint-Martin-de-Ré

SAINT-MARTIN-DE-RÉ

Unida a la localidad costera de La Rochelle por un puente de casi tres kilómetros, la isla de Ré guarda uno de sus grandes tesoros en las imponentes fortificaciones de Saint-Martin-de-Ré. Construidas en el siglo XVII por el ingeniero militar Vauban, se extienden a lo largo de más de 14 kilómetros y reflejan la enorme importancia estratégica que tuvo la isla en su época. No en vano, este conjunto defensivo está incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad.

A sus pies se levanta el célebre Fort de La Prée, una fortaleza que jugó un papel clave en la reconquista francesa frente a los ingleses y que hoy es una de las visitas históricas imprescindibles de la isla.

Saint-Martin-de-Re, Ile de Re, Charente-Maritime, Francia© Alamy Stock Photo
Comercios, barcos y restaurantes se dan cita en el puerto de Saint-Martin-de-Ré.

El puerto de Saint-Martin-de-Ré, el más animado de toda la isla, es parada obligatoria en la capital. Sus antiguos edificios portuarios han sido reconvertidos en coquetos comercios y restaurantes. Si eres amante de las compras, las calles peatonales Sully y Jean Jaurés son parada obligatoria, pues concentran tiendas con encanto. Y entre paseo y paseo, concédete un capricho imprescindible: un helado artesanal de La Martinière, toda una institución en la isla.

Abadía de Châteliers, Isla de Ré, Francia© mathilde - stock.adobe.com
Ruinas de la abadía de Châteliers.

Mucho más tranquilo es el puerto de La Flotte, en la costa norte, un pueblo marinero que luce con orgullo estar entre los más bellos de Francia. Muy cerca de él, frente al mar, encontrarás un lugar histórico: la abadía de Châteliers, fundada en el siglo XII por monjes cistercienses. Rodeada de campos y viñedos que le dan un aire evocador, fue uno de los monasterios más influentes del centro-oeste del país, y hoy sus ruinas regalan un fotogénico escenario que alcanza su máxima belleza al caer la tarde.

No tan conocida, pero igualmente curiosa es la iglesia de Ars-en-Ré, inconfundible por su aguja pintada en blanco y negro que, desde hace siglos, sirve de guía a los marineros que surcan la costa atlántica. Este pequeño pueblo, con sus callejuelas llenas de flores y sus casas encaladas, completa a la perfección el recorrido por los lugares con más carácter de la isla.

En bicicleta por la isla de Ré, Francia© @relaisthalassoiledere
Bicicletas y casas blancas con contraventanas verdes son típicas de la isla.

POR LA ISLA DE RÉ, MEJOR EN BICI

Con más de 100 kilómetros de carriles bici señalizados, recorrer la isla sobre dos ruedas es la forma más placentera de descubrirla. Empresas como Les Cycles N (lescyclesn.com) alquilan bicicletas, con modelos para todas las edades. Así llegarás a algunos de sus mejores arenales: Le Bois Plage, con 6 kilómetros de fina arena dorada, o las tranquilas Peu Ragot y Gollandières, ideales para pasear junto al mar o tumbarse a tomar el sol.

Playa de Le Bois, isla de Ré, Francia© Alamy Stock Photo
Playa de Le Bois.

Pero si lo tuyo son los deportes acuáticos, la isla ofrece un sinfín de propuestas: desde cabalgar sobre las olas con Ré Surf (re-surf.com) a probar suerte con la vela en la École de Voile de La Couarde (lacouardevoile.fr). Los más pequeños también tienen su rincón: La Plage des Enfants (plagedesenfants.com), con clubes con juegos, competiciones y actividades pensadas para ellos. Y, si lo que apetece es relajarse bajo techo, el Centre Aquatique AquaRé (vert-marine.com/aquare-saint-martin-de-re-17) en Saint-Martin-de-Ré, ofrece piscinas cubiertas, toboganes, chorros de agua y hasta jacuzzis, perfecto para un día diferente en familia.

Reserva Natural Lilleau des Niges, isla de Ré, Francia© Alamy Stock Photo
Reserva Natural Lilleau des Niges.

PEDALEANDO A LAS SALINAS

Una buena ruta puede llevarte a las salinas, que ocupan un 20 % del territorio de la isla y donde se produce la famosa flor de sal de Ré. La Reserva Natural de Lilleau des Niges está llena de aves migratorias, y cruzarla de un lado a otro te permitirá ver las cabañas de los ostricultores y probar sus ostras. También es recomendable llegar sobre dos ruedas al faro de las Ballenas, una preciosa construcción del siglo XIX desde la que disfrutarás de una vista inigualable de la isla.

Relais Thalasso Atalante, Isla de Ré, Francia
Relais Thalasso Atalante, Isla de Ré, Francia

RELAX TERMAL

En Saint-Marie-de-Ré se encuentra también el Relais Thalasso Atalante (iledere.relaisthalasso.com), un centro de la talasoterapia de 1700 m2 que cuenta con dos piscinas de agua de mar, gimnasio y programas de puesta a punto personalizados, todo dentro de un edificio con instalaciones modernas. Aprovecha que pasas por él para comer en su restaurante Atalante, en el que destacan los platos con productos de temporada, como los pescados frescos de la lonja de La Rochelle.

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